Más de cinco siglos después de desembarcar en el continente americano, Cristóbal Colón es objeto de polémicas y enfrentamientos entre autoridades argentinas, que mantienen una disputa sobre la propiedad de una estatua.

Ubicada en la plaza de su mismo nombre, detrás de la Casa Rosada, la sede presidencial en la capital argentina, la obra del artista italiano Arnaldo Zocchi, permanecía el viernes custodiada por la Policía Federal mientras a sus pies se discutía sobre su traslado o no a Mar del Plata.

La intención del Ejecutivo de Cristina Fernández es reubicar la estatua en esa ciudad de la costa argentina y poner en su lugar otra dedicada a la guerrillera de la independencia Juana Azurduy, natural de Sucre (Bolivia), financiada con un millón de dólares donados por el gobierno de Evo Morales.

Sin embargo, cuando comenzaban los trabajos para desmontarla, el Gobierno de la ciudad, encabezado por el opositor Mauricio Macri, reclamó la propiedad de Colón en base a un proyecto aprobado el jueves por la legislatura porteña.

El proyecto declara como “bien integrante del patrimonio histórico y cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en los términos de la Ley 1227 en la Categoría Monumentos, al monumento a Cristóbal Colón emplazado actualmente en la plaza que lleva el mismo nombre”.

Rodeada de cuerdas, andamios y grúas, la figura del navegante fue testigo durante las horas siguientes de enfrentamientos entre legisladores nacionales y capitalinos, a los que se sumaron representantes de la colectividad italiana en Argentina, quienes, junto al Gobierno de ese país, financiaron la estatua de Colón. La escultura fue obsequiada a la ciudad de Buenos Aires en 1921 para agradecer la hospitalidad de los argentinos hacia los inmigrantes.

“Posee un significado especial para nosotros, ya que los italianos que llegaban aquí lo veían desde el puerto”, explicaba a Efe Valentina Vita, secretaria de presidencia del Comité de Italianos en el Exterior, días después del anuncio de su traslado.

Entonces, la comunidad italiana ya se manifestó junto a la estatua del navegante para reclamar al Ejecutivo de Fernández que se retractara.

Más de cinco siglos después de desembarcar en el continente americano, Cristóbal Colón es objeto de polémicas y enfrentamientos entre autoridades argentinas, que mantienen una disputa sobre la propiedad de una estatua.

Ubicada en la plaza de su mismo nombre, detrás de la Casa Rosada, la sede presidencial en la capital argentina, la obra del artista italiano Arnaldo Zocchi, permanecía el viernes custodiada por la Policía Federal mientras a sus pies se discutía sobre su traslado o no a Mar del Plata.

La intención del Ejecutivo de Cristina Fernández es reubicar la estatua en esa ciudad de la costa argentina y poner en su lugar otra dedicada a la guerrillera de la independencia Juana Azurduy, natural de Sucre (Bolivia), financiada con un millón de dólares donados por el gobierno de Evo Morales.

Sin embargo, cuando comenzaban los trabajos para desmontarla, el Gobierno de la ciudad, encabezado por el opositor Mauricio Macri, reclamó la propiedad de Colón en base a un proyecto aprobado el jueves por la legislatura porteña.

El proyecto declara como “bien integrante del patrimonio histórico y cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en los términos de la Ley 1227 en la Categoría Monumentos, al monumento a Cristóbal Colón emplazado actualmente en la plaza que lleva el mismo nombre”.

Rodeada de cuerdas, andamios y grúas, la figura del navegante fue testigo durante las horas siguientes de enfrentamientos entre legisladores nacionales y capitalinos, a los que se sumaron representantes de la colectividad italiana en Argentina, quienes, junto al Gobierno de ese país, financiaron la estatua de Colón. La escultura fue obsequiada a la ciudad de Buenos Aires en 1921 para agradecer la hospitalidad de los argentinos hacia los inmigrantes.

“Posee un significado especial para nosotros, ya que los italianos que llegaban aquí lo veían desde el puerto”, explicaba a Efe Valentina Vita, secretaria de presidencia del Comité de Italianos en el Exterior, días después del anuncio de su traslado.

Entonces, la comunidad italiana ya se manifestó junto a la estatua del navegante para reclamar al Ejecutivo de Fernández que se retractara.

Independiente ganó ayer su tercer partido en el año al superar al Argentinos Juniors por 3-1 y ha encendido una tenue luz de esperanza en su lucha por mantenerse en la Primera División, en la undécima jornada de la Liga argentina.

Leonel Galeano (m.52), Daniel Montenegro (m.78), de penal, y el paraguayo Adrián Fernández (m.80) marcaron para el equipo de Avellaneda, desde hace dos semanas dirigido por Miguel Ángel Brindisi, mientras que el colombiano Reinaldo Lenis (m.62) anotó para el Argentinos Juniors.

Newell’s Old Boys se mantiene líder de la Liga argentina, mientras que el River Plate, que empató con el Quilmes 1-1, ha dado un paso insuficiente en la lucha por el título.

Newell’s logró superar en casa al Racing por 4-3, en uno de los mejores encuentros de la actual Liga.

El cuadro rojinegro lidera la clasificación con 25 puntos, seguido por el Lanús con 22, que hoy podría volver a compartir el liderato si este lunes supera al Atlético Rafaela en el cierre de la undécima jornada.

La tormenta política desatada por el violento desalojo de un hospital psiquiátrico en Buenos Aires, que dejó 40 heridos, subió ayer de tono cuando la presidenta argentina, Cristina Fernández, criticó al opositor alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, por justificar la represión policial.

“Sólo alguien que no está bien puede reprimir en un neuropsiquiátrico”, escribió ayer en su cuenta de Twitter la Mandataria, para quien “afuera de los neuropsiquiátricos hay algunos que tendrían que estar adentro”.
Fernández destacó que las fuerzas de seguridad cometen abusos en todos los países del mundo, pero “el gran tema es qué hace después el responsable político cuando esto sucede”.

“Lo peor es que las autoridades políticas lo justificaron”, denunció la Presidenta, en referencia a la defensa de la actuación policial realizada el viernes en la noche por Macri y varios miembros de su Ejecutivo.

Los incidentes comenzaron a primera hora del viernes, cuando un grupo de trabajadores del hospital psiquiátrico José Borda trató de impedir el desalojo y la demolición del Taller 19, destinado a la rehabilitación de enfermos mentales. Ante los forcejeos e increpaciones de los empleados del psiquiátrico, unos 300 policías respondieron disparando gas pimienta, gases lacrimógenos y balas de goma, que hirieron también a enfermos, periodistas y legisladores presentes en el lugar.

Macri dijo que la Policía “fue a cuidar a los trabajadores tratando de evitar agresiones” y se defendió después de que “durante una hora y media un grupo de violentos agredió una y otra vez a la Policía”.

El Hospital Borda es el psiquiátrico más famoso del país, sus instalaciones están deterioradas por la falta de recursos públicos.