BID sugiere al país invertir en la digitalización
Perspectiva. El organismo internacional dice que el PIB podría crecer hasta un 9%

Mayor inversión en digitalización e infraestructura de servicios puede hacer crecer el PIB de Bolivia hasta un 9% e impactar en la distribución del ingreso, de acuerdo con el Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Frente a la crisis ocasionada por el nuevo coronavirus del COVID-19, la implementación de una política tecnológica puede asegurar un intercambio efectivo y oportuno de información en todos los niveles de gobierno y comunidades afectadas, constituyéndose la infraestructura digital en un factor clave para la seguridad sanitaria y la recuperación económica.
Un cálculo realizado por el Departamento de Investigación del BID estableció que si el país invierte en digitalización e infraestructura, el Producto Interno Bruto (PIB) puede crecer un 9%, posibilitando la recuperación económica y una mejor distribución del ingreso, reveló el economista y gerente general de esa sección del organismo financiero, Eric Parrado.
“Si hay una apuesta en términos de digitalización e infraestructura, el impacto podría llegar a 9 puntos porcentuales de su PIB (Bolivia) y eso es un impacto bastante grande, con impacto consecuente y positivo en la distribución del ingreso”, indicó en el Decimotercer Encuentro de Economistas de Bolivia.
En esta oportunidad, señaló también que para la reactivación de la economía nacional es fundamental eliminar “ineficiencias” en la administración de recursos.
“Es importante eliminar ineficiencias por el lado de filtraciones en transferencias, es decir, se están entregando subsidios a familias que no los necesitan, hay un componente de malgasto en compras públicas y remuneraciones a los empleados”, dijo y agregó que “lo que vemos es que Bolivia tiene muchas filtraciones, siendo una de las más altas en relación a otros países de América Latina”.
DESAFÍO. Parrado anunció que el organismo de financiamiento internacional está apostando a un crecimiento inclusivo sostenible, para lo cual elaboró varios documentos enfocados a políticas para combatir la pandemia y estrategias sobre infraestructura.
Anualmente, el BID presenta la publicación “Desarrollo en las Américas” (DIA), una investigación sobre los principales desafíos económicos y sociales que enfrenta América Latina y el Caribe.
Para esta gestión se concentró en la infraestructura como elemento clave para asumir el desafío de la prosperidad y el crecimiento de la región, considerando que el repensar este tema será vital para los gobiernos a la hora de superar la crisis provocada por la pandemia, que según el Fondo Monetario Internacional (FMI) provocará una contracción del PIB de la región de un 9,4% en 2020.
El documento considera que la digitalización de los servicios de infraestructura afectaría a la economía a través de una combinación de factores que son equivalentes al aumento de eficiencia.
Por ejemplo, es probable que los pobres se beneficien más que proporcionalmente de la disminución de los precios de los servicios gracias a la digitalización, porque dichos hogares gastan una proporción mayor de su ingreso en servicios de infraestructura que los ricos. Además, el mayor crecimiento económico provocado por la digitalización reduciría la tasa de desempleo y aumentaría el ingreso laboral, que es la principal fuente de ingreso de los pobres.
Por tanto, “la digitalización podría impulsar el crecimiento económico; podría contribuir a aumentar el crecimiento de largo plazo apuntalando el crecimiento de los sectores económicos de alta productividad; y probablemente favorecería a los más pobres”. Para ello, se requiere un marco de políticas que asegure que los beneficios potenciales se materialicen y se distribuyan en toda la economía, señala la publicación presentada en julio pasado.
Durante el encuentro de economistas, el investigador del BID expuso que a consecuencia de la pandemia la región está afectada por varios canales externos como la movilidad de personas (confinamiento y restricciones de viajes), comercio (volúmenes y precios) y flujos financieros (inversiones de portafolio y remesas).
RIESGO. A la fecha, naciones como Bolivia tienen un impacto en el riesgo país, y “la visión que tienen los inversionistas extranjeros e institucionales es que hay un riesgo mayor por el lado del mundo emergente y obviamente América Latina no es la excepción y lo que vemos es que muchos países han elevado su riesgo país”, puntualizó Parrado.
Hay países que han elevado en más de 500 puntos, por ejemplo es el caso de Ecuador, Surinam, y en el caso de Bolivia estamos con un aumento orientado a los 400 o 350 puntos”, precisó.
Afirmó que esa situación es un desafío, porque encarece poder emitir deuda soberana en los mercados internacionales. Por lo tanto, manifestó, el financiamiento es más costoso usando esa fuente.