En Tarija, mujeres tejen a cambio de alimentos
Son más de 30 madres que para no morir de hambre realizaron varias prendas.

Cambiar tejido por comida es la alternativa que encontraron más de 30 mujeres, la mayoría madres solas, para no morir de hambre en esta cuarentena por la pandemia en Tarija.
En este encierro, Marina Rivera y Eusevia Marca, perdieron su trabajo de lavanderas, por la restricción y el miedo al contagio y luego de pasar un tiempo sin dinero para comprar comida, decidieron conformar el Trueque por la Vida, una comunidad de mujeres que viven en barrios periurbanos de la ciudada chapaca y que tienen entre tres a ocho hijos que mantener.
El trueque consiste en intercambiar una variedad de alimentos a cambio de prendas de lana que tengan el mismo valor que los productos.
«La gente ya no nos contrataba, tenían miedo a contagiarse y fuimos quedándonos sin dinero, pero teníamos hilos que estaban guardados y comenzamos a tejer», comentó Marina.
El grupo de tejedoras recibe el apoyo del padre Miguel Sotelo, quien dirige un albergue de adultos mayores y de la profesora Beatriz Vaca, docente en ese hospicio, que está en el centro de la ciudad tarijeña.
Al principio Eusebia y Marina eran las únicas que tejían todo tipo de prendas, incluso para mascotas, desde chompas, chalecos, gorros infantiles, mantillas y demás textiles.
Como había otras señoras que estaban en la misma situación que Eusebia y Marina, la comunidad creció y ahora son más de 30 integrantes, quienes piden comida a cambio de sus tejidos, entre ellas un papá que apenas puede mantener a sus hijos y aprendió a tejer para sobrevivir.
Una de las primeras cosas que realizó Eusebia para el trueque fue un gorro plomo. «Ahora hago de todo y la profesora nos ayuda a vender», relató la mujer que tiene tres chiquillos y por buen tiempo estaba deprimida por su situación.
Sus textiles son expuestos en la plaza Luis de Fuentes y Vargas, también ambulan por diferentes vías de Tarija para intercambiar alimentos.
Ellas trabajan sin descanso y hasta muy tarde para terminar cada prenda, pues como está hecho a mano, el trabajo demora y deben contar con una variedad de diseños. Antes de formar el grupo implorar ayuda de la Alcaldía y la Gobernación, pero no recibieron respuesta. Algunas, se exponían buscando otros quehaceres para ganarse el pan del día, sin suerte regresaban tristes a sus casas, como Marina.
Sin embargo, el trueque les abrió una nueva oportunidad. «Al principio recibimos ayuda de mucha gente, ahora queremos mantener eso, por eso rogamos que nos apoyen, porque es importante para nuestra subsistencia», expresó Eusebia.
El trueque por la vida, recibe todo tipo de alimentos, frescos, perecederos y no perecederos, por el mismo precio de la prenda.
Las señoras también piden que se les done lanas o hilos para seguir tejiendo. Si quieren seguir el trabajo de estas señoras pueden ingresar a la página en Facebook Trueque por la Vida.