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Marcelo Callaú: dar una vida sensible a las figuras abstractas

/ 15 de febrero de 2025 / 23:22

Las esculturas de Marcelo Callaú combinan elegancia y juego con luz y sombras. Es considerado precursor del arte contemporáneo en Santa Cruz.

Del escultor cruceño Marcelo Callaú (1946–2004) se ha escrito bastante, pero todavía queda mucho margen para repensar su obra. Nació y creció en Santa Cruz de la Sierra cuando todavía era una aldea, escasamente comunicada con el resto del país. Callaú recuerda cómo se inundaban las calles cuando llovía, la tierra se hacía barro y los niños salían de sus casas a meterse en el agua y hacer flotar unos barcos de madera que él mismo forjaba en la carpintería de su padre.

Marcelo Callaú, una persona de acción

Las anécdotas indican que nuestro artista fue desde niño una persona de acción. Aparentemente, vivió en una familia donde no sufrió privaciones, les iba bien con la carpintería. Callaú creció familiarizado con varios tipos de maderas: la mara, cedro, roble, tarara, cuchi y otras. En diversas entrevistas confesó su admiración por las transformaciones que lograban los carpinteros trabajando con tales maderas, convirtiéndolas en roperos, mesas, sillas, es decir, en objetos utilizables en la vida cotidiana. Este dato es importante, porque luego dominará en su obra la presencia de las formas fácilmente identificables de la realidad, y entre ellas su favorita, la figura humana.

Aquello que admiraba en la carpintería no era todavía arte, no había aún poesía ahí, pero Callaú presintió algo que lo puso en la dirección del arte. Fue su padre Tomás quien le notó madera de artista, y no le dio la espalda a ese potencial: contrató a un tallador llegado de Sucre para que enseñara el oficio del tallado de madera al adolescente Callaú; poco más tarde, Don Tomás inscribió a su hijo en la Escuela de Bellas Artes «Víctor F. Serrano»; con dieciséis años, todavía en el colegio, Callaú fue el más joven de aquellos aprendices del arte. En esa escuela estudiaban también Herminio Pedraza y Tito Kuramotto, quienes con el tiempo serían sus amigos, un poco al modo de hermanos mayores.

Salir y volver

Entre estos tres notables, fue Callaú el que aprendió las bondades del concepto. Para esto tuvo que salir de Santa Cruz, se fue becado a París a la Escuela Superior de Bellas Artes de París (1967-68). En este viaje se vio expuesto a las irradiaciones del Arte universal. Vivía en el Barrio Latino, cerca del Museo Louvre, donde se perdía durante horas para asimilar las etapas de la Historia del Arte. Callaú estaba fascinado con los nuevos lenguajes del arte contemporáneo. Su búsqueda por otras técnicas de escultura lo haría instalarse en Bruselas, para estudiar en la Escuela Superior de La Cambre, pero principalmente para aprender en el taller del escultor Félix Roulin, con quien descubrió la magia del vaciado en bronce.

«Fue de ahí que yo estuve pensando qué era lo que podría hacer al regresar [a Bolivia], porque estaba con el metal, estaba con el bronce, las imágenes, la fotografía, el video… estaba apasionado por todo. Y fue ahí cuando pensé en la madera nuevamente. Cuando vine a Santa Cruz de vacaciones en 1971, lo primero que hice fue ir a la Selva, porque no la conocía». (Callaú: 2021).

La pregunta de qué hacer al volver a Santa Cruz de la Sierra con todo aquel capital de conocimiento adquirido, fue un punto decisivo en la trayectoria de nuestro artista. En la cita anterior Callaú menciona que no conocía la selva, de hecho, no conocía de los pueblos indígenas del oriente boliviano, que lo asombrarían recién en su visita al Museo Americano de Historia Natural (AMNH) en Nueva York.

«Allá vi una enorme exposición sobre el Oriente de Bolivia, y parte del Paraguay y Brasil, todo lo que vendría a ser la Nación Guaraní. Entonces esto para mí fue un shock, porque yo no conocía esto».

Callaú y su viaje personal

A veces hay que ir muy lejos para aprender a ver lo que tenemos más cerca, es uno de los aprendizajes de la vida. Esta experiencia llevó a Callaú a desplazar a la figura humana del centro de atención de su obra escultórica. Había mostrado en sus primeras exposiciones ser un «constructor de relatos breves y vibrantes» (Montes: 1992), también un interpelador que se burlaba del puritanismo, de la falsa moral que condenaba la desnudez del cuerpo. Salir de este terreno conocido que dominaba, fue una dislocación que comenzó con la experimentación con otros materiales cargados simbólicamente en nuestras culturas, como la hoja de coca y la papa, después también con el café. La salida de su zona de confort se completó con el descubrimiento del concepto. Poco tiempo después de retornar al país, comenzó a descentrar de su interés a la figura humana, para poner en primer plano a la materia, pero en otra relación con la realidad.

«Y es así que llego a lo opuesto, del cuerpo a la figura geométrica, y me planteo la geometría. Es como una síntesis de lo que siento, de lo que hay en el ambiente, de lo que respiro y de lo que respira esa materia, esa madera. Entonces trato de hacer una síntesis lo más claro posible. Al entrelazar dos cubos, pienso que se enriquece la forma y se enriquece el concepto». (Callaú: 2001).

Un amigo, el curador Justo Pastor Mellado, amplio conocedor del arte boliviano, me hizo notar los efectos de la doble dislocación que debió experimentar Callaú al retornar a su tierra natal. Lo conversamos en una entrevista virtual que tuvimos allá por el 2021:

Actitud y arte

«Callaú fue un moderno, pero contemporaneizado a la rápida, y dislocado en el bosque. Frente a esa ‘inestabilidad’ abrumadora de lo natural tuvo que inventar una estabilidad regulada por la cultura. Pero es una cultura de la intervención ‘heideggeriana’. Por eso recusa la tecnología propia del escultor de masas para instalar esa actitud Zen, en que prima la poética del ‘hecho a mano’, dando pie a un énfasis que revela la inteligencia de la mano». (Mellado: 2021).

Estas ideas nos devuelven al momento decisorio en la vida de Callaú, con la pregunta de qué hacer cuando retornara a Santa Cruz. Mellado señala que la respuesta fue intervenir, hacer una intervención de aceleración, pero regulada. No podía llegar a Santa Cruz como un apóstol de Duchamp, con la noticia de que el arte retinal, o lo que entra por la vista, ya no era lo que convenía seguir haciéndose. Pero había que intervenir en sentido de expandir un poco la forma de mirar lo que era arte. Trabajará entonces con formas fácilmente reconocibles que se ven en el colegio, como las formas geométricas, y el material será la madera, pero el giro será la elegancia, el minimalismo, y el juego con el ambiente, la luz y las sombras. Lo que Justo Pastor Mellado resalta es la decisión en tal contexto:

«¡Pues a quién se le va a ocurrir ir a hacer escultura de madera al lado de la selva boliviana! Frente a la selva, él se posiciona y ¿qué es lo que hace? El aburrimiento belga: la línea, la abstracción». (Mellado: 2021).

Sensación y razón

Hubiera sido un lujo conversar de estos tópicos con el mismo Callaú en persona, pero él falleció en 2004 en Santa Cruz. Aquel año yo todavía estudiaba Filosofía en la UMSA en La Paz, y no tenía idea de la existencia de Callaú ni de su obra. Fue recién a partir del 2010 en adelante, cuando ya vivía en Santa Cruz, que conocí algo del artista, gracias a las exposiciones de homenaje que organizó la curadora Cecilia Bayá Botti, la principal difusora de la obra de este artista cruceño.

En el libro Marcelo Callaú: emoción y razón (2014), Bayá señala que es cerca de la década de los 80’s cuando se manifiesta un nuevo lenguaje estético en la obra de nuestro artista, citando además la influencia de las corrientes artísticas europeas aun en boga:

«[…] abstracción geométrica (herencia de Malevich) y su economía de formas, el constructivismo (Tatlin) y el cubismo con su peculiar sentido de orden y geometría. Los últimos veinte años están marcados por la construcción de piezas de madera concebidas a partir de inquietudes que provocan la necesidad de perspectiva, de racionalidad, esto lo lleva a la simplificación de formas y la búsqueda de la esencia en la naturaleza del ser y de las cosas». (Bayá: 2014, 11).

Para la curadora, las esculturas de volúmenes geométricos de Callaú tienen que ver con una mayor racionalidad, es decir, una menor priorización de la sensación. Es cierto en tanto que la abstracción es una operación mental que aisla conceptualmente una propiedad o función concreta de un objeto, y pone en segundo plano otras propiedades del mismo objeto. Pero en este ínterin hay un logro más del artista que no se suele mencionar: si antes había conseguido sublimar la figura humana o hacer expresivas estéticamente ciertas partes del cuerpo humano, lo que hace con las esculturas abstractas es darles una vida más real y palpable a las figuras geométricas, les otorga cuerpo, textura, color e incluso aroma, las vuelve menos abstractas y más sensibles.

La exposición «Diálogos con la madera»

Esto último sólo se puede constatar si se visita presencialmente una exposición de esculturas del artista. Es algo que ni las fotografías, ni los relatos ni los recorridos virtuales pueden revelar. Para el caso, la exposición permanente «Diálogos con la madera», homenaje al artista que se muestra en un recinto cultural del Estado en Santa Cruz, es la única opción que existe en el país.

Esta exposición, curada por la mencionada Cecilia Bayá, ofrece un alto impacto visual desde la entrada, no sólo por la peculiaridad de las obras relucientes en madera, sino también por la museografía: un manto ondulante de arena recubre toda la superficie del piso, y es la base sobre la cual están asentadas las diferentes obras, las de gran formato, así como también las miniaturas. El camino para los visitantes está señalado con una hilera de pallets de madera que se extienden hasta el fondo y hacen circular a los visitantes entre las obras, casi como si el todo fuera una gran instalación.

Una manera de síntesis

La muestra es una suerte de síntesis, que aúna obras de las distintas épocas de la producción de Callaú, desde los torsos desnudos, hasta los órganos reproductores del cuerpo humano, pasando por los volúmenes geométricos hasta las miniaturas, e incluso un collage en papel de embalaje. Toda esta variedad unida en un plano de superficie que es la arena, en el vaivén entre lo figurativo y lo abstracto. Cabe enfatizar que al recorrer una sala con las esculturas geométricas de Callaú, se apreciará la importancia del modo de exponer, que es la que realza la abstracción. Ya lo notaba Francisco Montes en 1992:

«Luego el juego de luz y sombra sobre el pedestal, compensará la dramática inspiración, porque las sombras juegan en sus piezas un papel activo. La superposición de luces artificiales y sombras artificiosas a modo de cambiante montaje en el espacio imaginario de las salas les otorga angulares inusitados».

Los volúmenes geométricos en el fondo de la sala, disparan la mente del espectador, esas piezas de madera con hermosas vetas aparentan ser cubos en fuga, no son figuras regulares, podría ser la alusión a un gran barco, o la visión de un piano desde arriba, tal vez una nave extraterrestre… Al mismo tiempo, confunde la levedad que transmiten, posadas en la arena sobre una línea de toda su superficie… La iluminación cenital angulada concienzudamente genera la ilusión óptica del volumen, lo que aparenta ser un cubo, en realidad es una forma bien plana con un espesor alrededor de 10 cm. El efecto que Félix Roulin, el mentor de Callaú, destacó en un breve texto como «la trompe l’oeil», (la ilusión óptica), lo que se creía privilegio de los pintores.

Distracción, desviación de la mirada hacia otra cosa, darle cuerpo a una idea. Callaú será siempre recordado como quien introdujo en Santa Cruz el arte abstracto, y por lo mismo, como uno de los precursores del arte contemporáneo, es decir de una forma de expresión de ideas y sensaciones que depende mucho del contexto, y de la forma en que se presenta como tal.

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Raquel Schwartz presenta ‘Jardín Colgante’ en Manzana 1

'Jardín Colgante' es una exposición que combina grandes lienzos, acuarelas y una instalación de papeles japoneses, invitando al espectador a recorrer un espacio íntimo y contemplativo.

/ 15 de marzo de 2025 / 22:35

“Jardín colgante” titula la más reciente exposición de la artista visual Raquel Schwartz (La Paz, 1963), inaugurada hace unas semanas en Manzana 1 Espacio de Arte (Santa Cruz de la Sierra). Conviene atender al título, ya que la alusión al jardín como imagen no es casual. Para quienes tienen uno en casa, y saben lo que es prodigarle múltiples cuidados y seguimiento diario, el jardín es un refugio, un lugar para ecualizar el espíritu contra los desarreglos de la realidad. Epicuro (341 a.C.) en la Antigüedad enseñaba su filosofía de los placeres en el marco de un jardín. El escritor y jardinero inglés John Evelyn escribió en el siglo XVII que “el aire y el genio de los jardines se prestan a los entusiasmos filosóficos”.

En esta nueva invitación de Raquel Schwartz a hacer un recorrido policromático por los cuatro ambientes que contienen la exposición, existe algo de sensación relajada, como estar atravesando transparencias, y de encuentro con un lugar en paz. Es una sensación la que sostiene la coherencia curatorial. La museografía es muy consciente de la mirada de los visitantes, tiene concebida unas secuencias cromáticas que definen el orden de aparición de las pinturas de gran formato colgadas en las paredes. Incluso nos encontraremos con una pieza que fue parte de la instalación “El cielo más puro de América” –uno de los trabajos referenciales del arte contemporáneo en Santa Cruz. 

El arte de Raquel Schwartz

Después de haber conversado con la artista en el podcast de arte “Inalámbricos” (episodio a estrenarse pronto), podemos ensayar algunas relaciones entre las series de pinturas aquí exhibidas y la imagen del jardín. Para Raquel, el montaje de esta exposición estuvo considerado como un paso más de la producción misma de las obras, ya que todo el trabajo que había iniciado en su taller –incluyendo la experimentación con las acuarelas durante la pandemia– finalmente encontraría un cierre a la manera que ella quería en un espacio de exhibición. Es decir, no se trataba de trasladar obras acabadas a una sala de exhibición, sino que las obras en sí terminarían de aparecer cuando estuvieran adecuadamente dispuestas en la sala expositiva.

“El proceso del montaje es de las cosas que más me emocionaba a mí. Significaba desprenderme de alguna manera del taller, de cierto orden de mi taller, transportar las obras, hacerlas llegar y luego el proceso de encontrarle el lenguaje a la obra dentro de un nuevo espacio”. (Schwartz, 2025).

En esencia lo que la llevó a postular esta exposición al programa anual de Manzana 1, fueron trabajos que venía haciendo en papeles desde hace muchos años y que se venían acumulando. Esto daría lugar a una instalación que ella imaginaba como una cascada.

“La sala yo la quería para exponer mis trabajos en papeles japoneses, que hago desde el 2003 o 2005, son papeles que empecé a hacer por invitaciones a participar en Bienales de Caligrafía en Corea”. (Schwartz, 2025).

‘Jardín Colgante’

La exposición combina cuadros de pintura en lienzo, de dimensiones grandes, con acuarelas en pequeño formato y, el plato fuerte, la instalación de papeles japoneses que aparece flotante en el fondo de la sala posterior. En estos papeles, colgados en degradé y animados por una brisa inducida, están reflejadas las búsquedas conocidas de la artista: las texturas, las investigaciones abstractas del color y luego la naturaleza. Cabe mencionar que el papel tradicional japonés, llamado washi, se fabrica a mano desde hace siglos, y son muy adecuados para la restauración de documentos, hojas de libros y otros, debido a sus fibras largas. El papel japonés es de extrema ligereza, resistente, destaca por su absorción, no se decolora ni se vuelve quebradizos con el tiempo. Se trata por tanto de un trampolín simbólico perfecto para el arte contemporáneo, lo que la artista buscó resaltar con la instalación “Jardín colgante”, que da el título a la exposición.

Por otro lado, hay en esta exposición un aroma de taller, como si la artista hubiera querido trasladar algo de la esencia de su lugar de trabajo al espacio de exhibición. El recorrido de la muestra está diseñado de forma que los visitantes acompañen partes del proceso de creación de la artista.

Y es que, en cierta forma, el taller de Raquel es una suerte de jardín dentro de su economía afectiva, que ha transportado simbólicamente con el traslado de estas obras a la sala de Manzana 1. A parte de los papeles que pintó en el transcurso de las últimas décadas, en general las pinturas expuestas son relativamente recientes, y algunas terminadas específicamente para la ocasión.

Cuando Raquel Schwartz aparece con una nueva muestra, siempre hay que estar atentos a los usos que hace del espacio expositivo, porque como ella misma dice, es una artista del espacio, que lo utiliza de una manera constante como soporte de su obra. Valgan estas líneas como un primer intento de aproximación a la muestra.

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As7ro presenta su ábum debut, ‘Sombraluz’

Desde Buenos Aires, As7ro —alter ego de Santiago Peñaloza— lanza su primer disco que desafía las reglas del mainstream con una propuesta indie cargada de fusiones y reflexiones.

/ 15 de marzo de 2025 / 22:00

En tiempos de plataformas digitales, de Spotify y Youtube, el panorama para los músicos y los profesionales y especialistas que se mueven en el ámbito de la creatividad musical globalizada por internet se ha complejizado hasta extremos como el que apunta Miguel Bosé: “Hoy no quiero grabar. ¿A quién le vendemos nuestra música hoy día? ¿Dónde, en qué tienda? ¿Grabamos en Spotify, Apple Music y equivalentes que son horrores que no pagan? Para nosotros esto no es negocio ni vida, ni nada…ellos se hacen muy ricos, pero a nosotros se nos respeta muy poco”.

Que un músico con la trayectoria repleta de éxitos como Bosé durante por lo menos cinco décadas haya llegado a esa conclusión y ponga en evidencia su decepción por lo que acontece hoy con la industria musical, significa que nuevos valores que se han tomado y muy en serio el oficio de crear y producir música popular en sus distintos géneros, tienen que confrontar hoy día con dificultades inimaginables hasta principios de este siglo XXI en la lucha por encontrar su lugar en el mundo, ese en el que se aspira a ser escuchado y hacer de este fascinante oficio, una forma de vida.

En este nuevo contexto mundial de cómo se gesta el negocio musical, As7ro, alter ego de Santiago Peñaloza, ha iniciado un proyecto que ha dado lugar al lanzamiento de un primer álbum que con el título de “Sombraluz” que contiene nueve canciones se ha ido publicando desde Argentina, entre mayo y noviembre de 2024 y se puede escuchar en las plataformas digitales.

La propuesta es el producto de varios años de estudios en Bolivia y de la formación que As7ro ha conseguido en Buenos Aires como productor musical y que le ha permitido capacitarse en el manejo de los recursos tecnológicos que en la actualidad permiten grabar canciones, efectos sonoros y editar a partir de los nuevos soportes tecnológicos vigentes.

“Sombraluz” es un disco que nace como resultado de un aprendizaje que prácticamente comenzó en la infancia y la adolescencia. Para ello, su autor comprendió desde muy temprano que había que escuchar y mucho, escuchar continuamente, y en lo posible tener el privilegio de la experiencia presencial de estar frente a escenarios en los que ha tenido la posibilidad de escuchar y ver a Luis Alberto Spinetta, Fito Paéz, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Pedro Aznar, David Lebón, Dante Spinetta, Emmanuel Horvilleur, Julieta Rada, Clara Cava, Abril Olivera, Jorge Drexler, Lito Vitale, Santiago Motorizado, John Meyer, Hugo Fatorusso y Gonzalo Aloras y la lista no acaba aquí.

Las canciones de “Sombraluz” están inspiradas en la manera en que As7ro siente el mundo y la vida, a través de lo que él llama conciencia unitaria y que en primer lugar puede escucharse en “Tres marías”. Escrita y compuesta en La Paz, antes de salir hacia Argentina, As7ro cuenta que su mirada hacia el cinturón de Orión, la formación de las estrellas, lo conducen a pensar de que “hay cosas superiores que nos guían, uno siempre mira arriba para rezar, festejar, para sentir plenitud, cuando crees que estás hablando con un ser superior, instintivamente miras al cielo”.

“Sombraluz”, canción que da título al álbum, se refiere a la contradicción humana permanente: “la oscuridad no tiene necesariamente que ser mala o dañina, y la luz tampoco obligatoriamente reconfortante”, dice As7ro que también ha escrito A(l)ma “contra la regularización de la vida, con una letra que expresa enojo con el sistema en tiempos que como dice Calle 13, la nueva generación nace con wi-fi en el culo”.

Con toda la experiencia y el conocimiento adquirido en los dos últimos años en Buenos Aires, As7ro llega a la conclusión de que “hay música que no  ha muerto, sólo nos fijamos en el mainstream, en lo visible, a veces pensamos que como no es viral, no existe …hay músicos que no tendrán la masividad de Taylor Swift o Bad Bunny, pero tienen su público, doy un ejemplo al respecto: A la uruguaya Julieta Rada la siguen 70 mil personas, pero la siguen de verdad… hay músicos que piensan que debes apuntar a la fama, que la legitimidad pasa por lo viral… la música que sigo no es mainstream, no es para nada viral… existen bandas locales en distintos países con 10 mil seguidores que escuchan orgánica y auténticamente a esas bandas, y para mí eso es mucho más significativo que una alfombra roja de los Grammy… la masividad y lo que vende puede dar mucho dinero, pero el peligro de esta apuesta es renunciar a tu autenticidad… los sistemas operativos están muy automatizados y por eso se exige mucho menos creativamente… claro que hay que prepararse porque uno canta para hacerle justicia a la letra y a la  música que compone, y para eso, y para tocar teclado y guitarra se ha tenido que preparar (es mi caso)… cualquiera puede subir lo que se le de la gana, pero como decía Charly (García) no hay una ley que proteja a la música, pobrecita”.

Sin encasillarse en un solo género, “Sombraluz” es un álbum con canciones en las que figuran fusiones del R&B y pop con bossa nova, blues lento y afrobeat con flamenco y sus canciones han sido interpretadas íntegramente (voz, instrumentos, producción y mezcla) por As7ro que en Bolivia se formó con la guía de profesores como Sofía Petignat, Rodrigo Villegas, Mayra Gonzáles, Diego Ballón y Freddy Mendizabal y en Argentina egresó de la escuela de Producción Musical Arjaus.

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“En esta primera gran experiencia de haber grabado un álbum con nueve canciones no hay una identidad local, de un país determinado, cosa que podría darse después ya que en realidad estoy empezando” dice As7ro que en “Sombraluz” ha incluido una canción de cuna (“Lullaby2) basada en la melodía de Brahms (lied alemán para voz y piano), “Elefante”, tema instrumental con influencia de Pat Metheny, inspirado en el folkore argentino “que escucho hace muchos años y me guió como músico a cargo de Mercedes Sosa, Cuchi Leguizamón, Daniel Toro, Aca Seca Trío, Manuel Castilla y varios más”.

Completan la propuesta “Mapa al Sol” (la amistad y sus valores), “Fauna y fe” (admiración por alguien fundamental en la vida de uno), “Tu reino” (los gatos comparten el mundo de los sueños) y “Sufrirte” que aborda la temática de la culpa y la necesidad de enmendar.

“Sombraluz”—que proximamamente será lanzado en formato CD– está en Youtube, Spotify, Apple Music, y se puede acceder a información sobre el álbum en Instagram y Tik Tok.

Síntesis: AS7RO es el proyecto solista de Santiago Peñaloza, productor, músico y compositor boliviano ahora radicado en Buenos Aires, Argentina con una mezcla única Indie que significa la exploración, creación y producción de géneros musicales no provenientes de grandes empresas con propuestas producidas y distribuidas de manera autónoma. Tiene previsto su retorno a Bolivia a mediados de este 2025 para continuar con su carrera musical e impartir clases de producción musical, teclado y guitarra para niveles básico e intermedio.

*El autor es  periodista y productor ejecutivo del  álbum Sombraluz

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‘Los Macheteros’ colorean las calles de Burdeos, Francia

Con trajes amazónicos y la danza ancestral de “Los Macheteros”, Bolivia deslumbró por primera vez en el Carnaval des deux Rives, en la capital francesa del vino.

/ 15 de marzo de 2025 / 21:43

Bolivia se presentó por primera vez en el ya conocido “Carnaval des deux Rives” en la capital del vino, Burdeos: “la perla de Aquitania”, ciudad reconocida por su belleza, arquitectura y riqueza patrimonial. El rojo, amarillo y verde destacó entre al menos 25.000 bailarines que se dieron cita en el encuentro como cada año. En esta ocasión, los coloridos y llamativos trajes amazónicos, del departamento del Beni, tomaron posesión de las calles francesas, con la danza oriental “Los Macheteros”, con la participación de una treintena de residentes bolivianos, niños, jóvenes, adultos y hasta gente de la tercera edad. 

La Edición 2025 de este encuentro, que se lleva a cabo, cada año con distintas temáticas, se desarrolló frente a un público diverso, en esta ocasión con la temática “l’Amazonie” (la Amazonía). 

La asociación de países latinoamericanos “Latino Mex Bordeaux”, entre los que Bolivia participa por primera vez, destacó por la bella indumentaria proveniente de esta región de selva húmeda, que interpreta, desde una perspectiva nativa, la resurrección de Jesucristo y su ascensión a los cielos. 

Natalia Fernández Ledezma, estudiante de comunicación en la Universidad Montaigne de Bordeaux, señaló que “no es común ver los bailes bolivianos en eventos como este. Nosotros quisimos mostrar algo de nuestra riqueza cultural y destacar como país”. 

La defensa de la cultura boliviana a través de este tipo de eventos, debe ser la norma entre los residentes bolivianos en el extranjero, es por ello, que un grupo pequeño de compatriotas se organizó frente a otros países que se apropian del folklore nacional. 

La vistuosidad de ‘Los Macheteros’

Para el francés burdigalense, Dimitri Amirault, estudiante de desarrollo de webs, que participó de la organización junto al grupo de bolivianos, este primer encuentro con la cultura fue una sorpresa. “Estoy impresionado por la motivación del grupo boliviano que se organizó para participar en este Carnaval. Ver el proceso de la preparación de los trajes, la coreografía que se hizo en poco tiempo y el ambiente en general que se creó alrededor de esto, me ha parecido muy hermoso”.

“Increíble haber vivido esta experiencia tanto por dentro de la organización como por fuera. Me pareció espléndido”, comentó el joven francés.

En cuanto a la opinión de los espectadores, “Los Macheteros” sobresalieron por ser uno de los grupos más activos, alegres y entusiastas. El público elogió su participación. “Fuimos uno de los grupos más alegres, hemos recibido comentarios muy positivos”, señalaron los bailarines.

La parada de este pasado 9 de marzo dedicada a la Amazonia, combinó a la perfección con el espíritu de este Carnaval: coloreado, vasto y vivo en cuanto a culturas ancestrales. La cita para los bailarines fue a las 14:00 en punto para empezar en la calle Quai de Queyries. Atravesó el centro de la ciudad por las calles principales, Garonne via le pont de pierre, en el centro de Burdeos, continúo por el paseo Victor-Hugo, el paseo Pasteur et la rue Duffour-Dubierger hasta llegar a la place Pey-Berland, en pleno corazón de la capital. 

Esta primera iniciativa y participación del Carnaval de “Des deux Rives”, además,  de ser parte activa de la asociación de latinoamericanos en Burdeos; abre nuevas puertas para futuras actividades culturales donde la multiculturalidad y riqueza del folklore boliviano estará más presente que nunca. 

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Juan Ignacio Revollo: el arte de traducir a las montañas

El artista presenta en "El Valle de La Paz: Impresiones del Paisaje" una exploración visual que trasciende la mera ilustración para convertirse en una sinfonía de formas y texturas.

/ 8 de marzo de 2025 / 23:43

Pocos ejercicios como el grabado para entender el proceso de hechura de realización de una imagen: la complejidad, la sucesión de mediaciones, la trayectoria que oscila entre la observación atenta, la pasión por una idea, la justa combinación de instrumentos, la comprensión de secretos y singularidades propios de diversos materiales, la consolidación de recetas en una suerte de cocina simbólica, la agencia del tiempo en la materia y, al final del camino, la estampa definitiva en una superficie de papel, para recién hacerse visible al mundo.

Juan Ignacio Revollo (La Paz, 1982) ha hecho de esta vieja alquimia su oficio y lo ejerce con una poética muy personal y poderosamente enigmática, más aún dada su rebeldía cuando se trata de limitar la gráfica al campo de lo ilustrativo. Muy al contrario, en este caso, la visión, su visión, de Los Andes y de los alrededores del valle de Chuquiago, se manifiesta más como un poema o una sinfonía que como una simple ilustración del paisaje.

El miércoles 5 de este mes, el artista plástico inauguró la exposición «El Valle de La Paz: Impresiones del Paisaje» en la Galería de Arte de la Carrera de Artes y Diseño de la UMSA. La muestra subsume un trabajo de veinte años (2004-2024) de rigurosa indagación sobre la plástica de la cordillera que nos acuna, a través de diferentes procedimientos de grabado.

La exposición estará abierta al público hasta el día viernes 14 de marzo y amerita una o más visitas para disfrutar de una experiencia que invita a la contemplación y al diálogo –íntimo y silencioso– con el sobrecogedor panorama andino, a través de un manejo exquisito de técnicas que nos enseñan que una imagen para ser poética debe ser, sobre todo, una travesía.

Conversamos con Juan Ignacio sobre esta selección que funge, además, como una conclusión en su formación académica pero que trasciende por mucho el formalismo y el trámite de una tesis universitaria para adentrarse en lo realmente importante de una obra plástica: el amor inconmensurable por la imagen, sus técnicas y las emociones que de estas emanan.

¿Cómo ves la evolución en tu trabajo desde 2004 hasta 2024?

Puedo decir que hay una clara evolución en el manejo de las técnicas. A partir de la familiarización con las mismas y la relación que uno va desarrollando en la práctica, suceden encuentros y cabalidades entre lo imaginado y ejecutado.

¿Cómo trabajas el proceso que va desde la idea hasta la imagen plasmada en papel?

Por lo general voy realizando bocetos y trazando ideas en un cuaderno pequeño, resultando en composiciones, entre las cuales algunas, con suerte, logran expresar su propio carácter o, mejor dicho, muestran con qué técnica gráfica o pictórica serían idealmente producidas como obra final. En las técnicas gráficas clásicas, las matrices o planchas son impresas sobre papel, determinando gran parte del acabado final de la estampa. En mi trabajo intento encontrar una sintonía entre la composición grabada, el color de la tinta y el papel que soportará la imagen. Los aspectos que pueden variar entre los diferentes papeles que hay son el grosor, firmeza, textura y color, por mencionar algunos. Todos estos juegan un rol estético, a veces hasta conceptual, en la composición final de la obra.

¿Qué te gusta de las técnicas de aguafuerte y aguatinta?

Me gusta mucho la soltura y expresividad posibles en estas técnicas, tanto como los resultados estéticos que surgen de su impronta sobre el papel. Pero principalmente creo disfrutar más del contacto con los materiales en sus procesos, desde el agua, la plancha fría de metal, los abrasivos y las puntas, los barnices, solventes y otros, que configuran la atmósfera de un taller de grabado. Provocando mi abstracción y concentración en la hechura del trabajo.

¿Qué te gusta de la xilografía?

A diferencia de las técnicas en metal, que encuentro frías físicamente, la xilografía vendría a ser el medio más cálido, si vale el término, entre las técnicas del mundo gráfico. En este caso, el contacto con la matriz es directo durante todo el proceso de grabado. Las pocas herramientas y recursos necesarios hacen de ella una técnica sencilla de ejecutar, pero que a la vez requiere de mucha paciencia y precisión para encontrar la imagen buscada. Otros aspectos que me gustan de la xilografía son la resistencia que ofrece cada madera y la veta única que tiene cada pieza, que puede ser utilizada como recurso gráfico en una composición plástica.

Tu obra, por momentos, pareciera rozar con la abstracción. ¿Cómo relacionas el paisaje con la abstracción?

Encuentro una relación muy estrecha entre ambas configuraciones, hablando en términos de una imagen fija y enmarcada. Como a la vez encuentro en la contemplación del paisaje vivo, fragmentos y piezas hermosas de composiciones visuales, algunas puramente abstractas y otras que también figuran otros paisajes dentro de las mismas.

¿Cómo ves el rol del grabado en medio del tsunami de imágenes que circulan en el siglo XXI mediante redes sociales, videojuegos, plataformas de streaming y, ahora, a través de representaciones generadas por I.A.?

Creo que el grabado y sus medios de producción, que son esencialmente manuales, pueden ser un refugio de la memoria y la cultura gráfica de nuestros tiempos. Para tomar conciencia de lo que implica y significa recrear o fijar una imagen sobre un soporte para luego traspasarlo a otro y así poderla multiplicar.

¿Esta exposición cierra una época o piensas seguir ahondando en esta técnica y en esta poética del paisaje?

Pienso que esta exposición marca un hito en mi carrera profesional. No creo que cierre un ciclo o época, ya que la temática del paisaje todavía me genera curiosidad y, además, el ámbito geográfico donde habito es demasiado potente sensorial y visualmente, por lo que veo difícil que sus rasgos dejen de inspirarme. Sin embargo, espero poder ser crítico y versátil como también ampliar mi asombro por otros aspectos de la vida.

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Lady Gaga lanza ‘Mayhem’: vida y renacimiento de una popstar

El pasado viernes, la estrella del pop neoyorquina presentó su sexto álbum de estudio.

/ 8 de marzo de 2025 / 22:45

Desde sus inicios, Lady Gaga ha sido sinónimo de provocación, excentricidad y una reinvención constante que pocos artistas pop pueden igualar. A casi dos décadas de su debut, la estrella neoyorquina vuelve con su sexto álbum de estudio, Mayhem (que significa caos, violencia). Un regreso electrizante a sus raíces dance-pop, pero con un giro oscuro, industrial y tempestuoso que reafirma su capacidad de desafiar las expectativas.

Grabado en el legendario estudio Shangri-La de Rick Rubin en Malibu, Mayhem es un frenesí sonoro que recoge influencias de David Bowie, Prince, Trent Reznor, y Earth, Wind & Fire. Esta vez, Gaga se sumergió en un proceso de creación que la llevó a explorar la intensidad emocional de sus noches más salvajes. «Es como si te llevara en un viaje a través de una sola noche de locura», dijo en una entrevista reciente.

El álbum está impregnado de una sensación de urgencia, una mezcla de vulnerabilidad y agresividad que refleja tanto su faceta artística como su vida personal. A diferencia de Chromatica (2020), donde la música servía como un escape de su dolor, Mayhem abraza el caos de frente. Parte de esta evolución se debe a la participación de su pareja y co-productor, Michael Polansky, quien, según Gaga, la impulsó a regresar al pop puro después del interludio jazzístico de Harlequin (2024), la banda sonora de Joker: Folie à Deux.

Un sonido que desafía géneros

La variedad sonora de Mayhem es una de sus grandes fortalezas. El disco oscila entre el synth-pop y el industrial, con toques de grunge y funk ochentero. Canciones como Abracadabra canalizan la energía rave de los 90, mientras que Zombie Boy se sumerge en un groove disco futurista. Shadow of a Man, por otro lado, recuerda la electrónica minimalista del French Touch, y Killah, con producción de Gesaffelstein, se adentra en las sombras del trip-hop y el techno.

Pero no todo es oscuridad. Vanish Into You y Love Drug traen destellos de romanticismo con un sonido que evoca a New Order y Yazoo. Y, por supuesto, está Die With A Smile, su exitoso dueto con Bruno Mars que ya le valió un Grammy.

La furia y la crítica a la fama en Lady Gaga

Desde The Fame (2008), Gaga ha sido una cronista del precio de la celebridad. En Mayhem, retoma este tema con más cinismo que nunca. Perfect Celebrity es un himno mordaz que cuestiona la obsesiva búsqueda de la perfección en la era digital, con líneas como «You make me money, I’ll make you laugh» (Tú me haces ganar dinero, yo te haré reir) y referencias a la caza mediática de figuras como la princesa Diana. La canción pinta un retrato despiadado de la industria del entretenimiento, donde la imagen y la rentabilidad prevalecen sobre la autenticidad y el bienestar de los artistas.

No es la primera vez que Gaga toca este tema, pero en Mayhem lo hace con un nivel de desencanto y madurez que resuena con la era de las redes sociales y la presión por la inmediatez. Con la llegada de plataformas como TikTok y YouTube, la definición de «celebridad» ha cambiado drásticamente. Ahora cualquiera puede alcanzar la fama de la noche a la mañana, pero con ello vienen también el escrutinio y la explotación. Gaga juega con esta idea, sugiriendo que la cultura de la celebridad ha perdido su mística y se ha convertido en un producto desechable.

Otros temas del álbum también abordan esta tensión entre la fama y la identidad personal. Don’t Call Tonight habla de los límites necesarios que deben establecerse para protegerse del acoso. “You pull me close and knock me down. Then I beg to come back around. I’m so addicted to your lies, oh, and in the mirror I get weak, at the girl starin’ back at me. They’re your eyes, they’re your eyes” (Me acercas y me derribas. Entonces te ruego que vuelvas. Soy tan adicta a tus mentiras, oh, y en el espejo me debilito, ante la chica que me mira. Son tus ojos, son tus ojos).

Las letras de Lady Gaga

En The Beast explora la relación entre el glamour, el deseo y la caída. “You can’t hide who you are, 11:59. Your heart’s racin’, you’re growlin’ and we both know why. Yeah, we both know why. Turn on the music, turn off the lights, I wanna feel the beast inside. I know you’re hungry, ready to bite, I wanna watch you turn tonight, I wanna feel the beast inside” (No puedes ocultar quién eres, 11:59. Tu corazón late fuerte, estás gruñendo y ambos sabemos por qué. Sí, ambos sabemos por qué. Enciende la música, apaga las luces, quiero sentir la bestia dentro de ti. Sé que tienes hambre, listo para morder, quiero verte transformarte esta noche, quiero sentir la bestia dentro de ti).

El disco también tiene su cuota de rebeldía política. En los Grammy, Gaga usó su discurso de aceptación para defender a la comunidad trans en un momento político tenso en EEUU, un recordatorio de que su activismo sigue siendo una parte esencial de su arte. Al igual que en Born This Way, la cantante no teme utilizar su plataforma para desafiar el status quo y abogar por los derechos de las minorías. Esta dimensión política y crítica convierte a Mayhem en un disco que no solo hace bailar, sino que también invita a la reflexión sobre el precio de la fama y la responsabilidad de las figuras públicas en la sociedad actual.

Un regreso con sabor a legado

La crítica ha sido prácticamente unánime, aclamando Mayhem como un regreso triunfal a la esencia de Gaga, sin que parezca un intento desesperado por revivir glorias pasadas. “El primer álbum de Gaga en cinco años recuerda algunos de sus mejores momentos sin dar la sensación de un paso atrás”, escribió Brittany Spanos en Rolling Stone.

Si bien hay guiños evidentes a The Fame y Born This Way, la cantante logra actualizar su sonido sin caer en la nostalgia fácil. La producción de Andrew Watt y Cirkut añade un pulido moderno, mientras que la colaboración de Gesaffelstein le da un filo inusual para el pop contemporáneo.

En un panorama dominado por la experimentación de artistas como Charli XCX y Chappell Roan, Gaga demuestra que todavía puede marcar la pauta sin perder su esencia. Lo que hace a Mayhem destacar no es solo su sonido ecléctico, sino su capacidad de captar el espíritu de una era donde la música pop se enfrenta a nuevas demandas de originalidad y relevancia.

Además, el álbum muestra a una Gaga más madura, capaz de equilibrar su faceta provocadora con una exploración más introspectiva de su carrera y de su impacto en la cultura pop. Su habilidad para fusionar lo clásico con lo moderno la convierte en una de las pocas artistas de su generación que sigue evolucionando sin perder autenticidad.

Con Mayhem, no solo recupera su trono como una de las artistas pop más influyentes del siglo XXI, sino que también nos recuerda por qué su caos sigue siendo tan electrizante como el primer día. Su capacidad de reinventarse, de renacer una y otra vez, de desafiar convenciones y de mantenerse fiel a su visión artística garantiza que su legado continúe creciendo, asegurando su lugar en la historia de la música pop.

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