La Sustancia
El reconocido crítico de cine, Pedro Susz, analiza la exitosa película protagonizada por Demi Moore.
Siete años transcurrieron desde que la directora/guionista Coralie Fargeat conmocionó el ambiente con Revenge, su opera prima, y hace algunos meses volvió a sacudirlo con la presentación en el Festival de Cannes de La Sustancia su segundo largometraje, finalmente galardonado con el premio a mejor guion, aunque podría eventualmente haber conseguido algunos más si el jurado no hubiese temido ser tildado de haber perdido la chaveta por haber osado a laurear una película que no escatima escenas de una extrema visceralidad sangrienta.
En esta atrevida realización inscrita en el género del body horror, o sea horror corporal, Fargeat se propuso entregarnos una ácida, satírica, requisitoria contra la devastadora manipulación por los medios, y con especial acento en los nuevos medios digitales, de los estereotipos de belleza, impregnados de una misoginia patriarcal aplastante y aparejados a un desorbitado pánico de las mujeres en particular, a envejecer y, por ende, a que estas se sientan, temprano en sus vidas, superfluas en un modelo de sociedad que hace de la notoriedad, así sea muy pasajera, el circense objetivo primordial, para alcanzar el cual vale cualquier recurso, sin importar las averías colaterales que traiga consigo. Ejemplo: los irreversibles daños provocadas por los implantes de piel, de silicona, la liposucción y otras intervenciones quirúrgicas propiciadas por la extendida manía de verse siempre como quinceañeras a que son empujadas principalmente ellas.
Historia
Demi Moore, asume el papel de Elizabeth Sparkle, apellido que en inglés significa centelleante, quien fuera en su momento, en los años 80` del siglo pasado célebre estrella hollywoodense ganadora de un Oscar y del derecho a dejar sus huellas en el Paseo de la Fama, reservado a quiénes la industria considera acreedoras a esa suerte de rastro garante de la inmortalidad. Sin embargo, los años no pasaron en vano y dejada de lado en las selecciones para roles protagónicos, en la actualidad es la conductora de un programa televisivo matutino de fitness.
Cierta mañana al concluir su programa Elizabeth, urgida de acceder al servicio higiénico, advierte que el baño de mujeres se encuentra cerrado. Ingresa entonces al de varones, donde igualmente satisface en ese momento sus necesidades Harvey, prepotente productor del programa, quién habla por su móvil, sin percatarse de la presencia de ella, haciéndole saber a su interlocutor que ya llegó la hora de sustituir a esa “vieja vaca” dice, por una conductora más joven y apetitosa.
Dicho sea de paso, el nombre del inescrupuloso y lascivo productor en cuestión no fue elegido por azar por la directora y asimismo guionista de La Sustancia. Alude sin disimulo a Harvey Weinstein, ex capitoste de la productora Miramax, recientemente enjuiciado a causa de múltiples acosos y abusos sexuales denunciados por otras tantas aspirantes a la fama y actrices que trabajaron en películas producidas por dicha empresa.
La Sustancia
El hecho es que Sparkle se siente devastada. Pero poco después de sufrir un accidente de tránsito, recibe un mensaje del enfermero de la clínica donde fue curada, ofreciéndole un novedoso producto, proveniente del mercado ilegal, que supuestamente le permitirá volver a “una mejor versión de sí misma” inyectándose la sustancia, suero reproductivo gracias al cual podrá producir, un avatar de sí misma mucho menos entrada en años y más guapa.
Elizabeth acepta la oferta, procede a inyectarse y de su médula espinal desgarrada nacerá Sue, atrayente, de acuerdo a los cánones instituidos, veinteañera. Pero el tratamiento, irónica referencia, al pedestre lugar común, que hace sinónimos de juventud y belleza, está sujeto a una implacable condición: cada siete días, el dúo deberá proceder a una mutua transfusión de sangre, permitiendo así solo a una de ellas salir alternativamente del lujoso apartamento de Elizabeth a lucirse en la vida pública, mientras la otra permanece desmayada, agonizando, en el piso del baño. Pasado ese estricto lapso de tiempo, de la agonía, la que aguardaba su turno pasa, literalmente, a pudrirse.
Desarrollo
Y ello comienza a acaecer con Elizabeth cuando Sue, quien ya sustituye a su otro yo en el programa televisivo, embelesada por los halagos y la fama, incumple la referida obligación. Peor todavía en el momento en el cual Harvey resuelve encargarle la conducción del show televisivo de gala especial de fin de año, pues en esa instancia la demora se extiende por muchos días, a lo largo de los cuales, el cuerpo de la entonces ya cincuentañera se va gangrenando sin posibilidad de vuelta atrás. Es, obviamente, un guiño del guion a la actual sustitución de los humanos reales por sus réplicas virtuales. Pero es, de igual manera, la versión actualizada del drama narrado por Robert Stevenson en su novela publicada en 1886 con el título de “El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde”, abordando la historia de un científico, inventor de cierto jarabe cuya ingestión permite desdoblar la persona en su faceta más humana y sus rasgos más siniestros.
No es esa la única fuente de inspiración de Fargeat puesto que, en todos los casos las alusiones a célebres escritos y filmaciones son actualizadas con un giro feminista, apuntando a interpelar la vigencia de las hormas misóginas provocadoras de la delirante manía de ver detenerse el transcurrir de los años, activada por el star system, las burradas de Tik Tok, etc., al punto de haber dado vuelta el alcance disuasivo de la sentencia: las apariencias engañan , convirtiéndola en la receta perfecta, de la cual resultan rehenes con especial énfasis sobre todo las féminas en su intento de sobresalir hoy.
Referencias
Son entonces por cierto inocultables de igual manera las referencias a “El retrato de Dorian Gray” de Oscar Wilde, al igual que a una larga lista de películas de suspenso y terror, en las cuales abreva Fargeat, entre otras: Vértigo (Alfred Hitchcock/1958), Crímenes del futuro (David Cronenberg/1970), La muerte le sienta bien (Robert Zemeckis/1992), Sueños, misterios y secretos (David Lynch/2001); Pero, ante todo, resaltan las huellas del cine de Kubrick en una puesta en imagen que hace abundante uso de los lentes gran angulares a fin de distorsionar las perspectivas y crear un clima opresivo al extremo.
Sin la menor duda la interpretación de Demi Moore es uno de los soportes esenciales de La substancia merced a la convicción que imprime en la personificación de Elizabeth, con cuyos altibajos existenciales se sintió claramente identificada puesto que a sus 61 años ha sido hace buen rato dejada de lado por la industria limitándose a ofrecerle papeles de escasa relevancia no obstante mantener intactas sus cualidades interpretativas, así cómo buena parte de sus atractivos físicos, aun cuando en el medio corría la voz de que ello se debía a múltiples, excesivas se juzgaba, operaciones para preservar la perfección física.
Actuaciones en La Sustancia
De igual manera destaca la tarea de Denis Quaid en el rol de Harvey, aun cuando por momentos parezca rozar la sobreactuación debido a los efectos visuales utilizados para subrayar al máximo la pedantería del personaje fotografiado invariablemente recurriendo a encuadres y ángulos que acentúan, al extremo la ridiculización de ese individuo atenido, al pie de la letra a la máxima de que envejecimiento y fealdad son sinónimos.
Tales hincapiés son subrayados por la fotografía de colores saltones de Benjamìn Kracun, la estridencia de los efectos de sonido y la música pegadiza de Raffertie, ingredientes que, a su vez, potencian al máximo el atrevimiento de la directora, quien no duda en explicitar las progresivas deformidades corporales provocadas por la sustancia, ni escatima tampoco escenas bañadas en hectolitros de sangre, ni primeros planos de los órganos en trance de descomposición, o imágenes de desnudo total -incluidas algunas de Moore-, desprovistas de cualquier intención erótica, mas bien enfocadas en el enfrentamiento del espectador con sus prejuicios, alimentados por los agraviantes cánones de la sociedad del espectáculo.
Crítica
Se podría pensar que las innúmeras citas a las antes mencionadas obras literarias y fílmicas derivan en una hechura con escasa sustancia propia. Y en efecto ello se advierte en varios tramos del relato donde el afán de la directora por provocar el sacudimiento, el asco incluso, de la platea, acaba velando en parte la carga cuestionadora de su mirada hacia la manipulación de los colectivos, enredados en las mentirosas premisas del sistema. Solo la inopinable faena del personal, es probable que esta sea el papel cumbre de Moore, debido a la señalada coincidencia entre su autobiografía y el angustiante descenso de su personaje al infierno, y la fuerza misma del tratamiento, invariablemente transgresor, impreso por Fargeat a las situaciones narradas evita el desbarrancamiento total, si bien tampoco escasean las instancias en las cuales ese malabarismo con las pautas coquetea con el sermón aleccionador.
Lástima empero que la realizadora, por lo demás desentendida de las recetas restrictivas a las que incluso las películas de terror se atienen, no haya podido tomar conciencia de cuan beneficioso hubiese sido evitar tropezar con el ya, hace rato, exasperante yerro de estirar en demasía el metraje de La Sustancia. A los 140 minutos que se toma para desarrollar su historia le salen sobrando cuando menos 25 que podía haberse ahorrado en el tercio intermedio del relato, suerte de meseta narrativa exenta del vigor creativo del resto, con las salvedades apuntadas.
Ficha Técnica de La Sustancia
TITULO ORIGINAL: The Substance – Dirección: Coralie Fargeat – Guion: Coralie Fargeat – Fotografía: Benjamin Kracun – Montaje: Jerome Eltabet, Coralie Fargeat, Valentin Féron – Diseño: Stanislas Reydellet – Arte: Stéphane Becimol, Arnaud Denis, Gladys Garot, Helena Kacic, Amélie Meseguer, Julie Plumelle, Nathalie Vaïsse – Música: Raffertie – Efectos: Pierre Hugueny, Jean Miel, Adam Brewer, Bryan Jones, Olaf Taittinger, Serafin Bernfeld, Laetitia Quillery, Guillaume Le Gouez, Pierre Procoudine-Gorsky, Anima Rolland, Louis Auger, Téo L’Huillier, Emmanuel Le Courbe, Olivier Blanchet, Pierre D’oncieu, Iskange Philibert – Producción – Tim Bevan, Coralie Fargeat, Eric Fellner, Alexandra Loewy, Nicolas Royer – Intérpretes: Margaret Qualley, Demi Moore, Dennis Quaid, Hugo Diego Garcia, Alexandra Papoulias Barton. Robin Greer, Oscar Lesage, Yann Bean, Gore Abrams, Joseph Balderrama, Vincent Colombe, Tiffany Hofstetter, Christian Erickson, Oscar Salem, Jiselle Henderkott, Matthew Géczy, Tom Morton, Jordan Ford Silver, Louise Greggory, Gregory Defleur, Pauline Sagetat, Axel Baille – INGLATERRA, FRANCIA/2024