Pablo Osorio: ‘El poeta es un testigo necesario de la sociedad’
Imagen: ALVARO MERCADO STUDIO
Pablo Osorio Abud (Oruro, 1985) es comediante y escritor. La portada de su libro ha sido diseñada por Natalia Quevedo.
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El escritor y tiktoker presentó en la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz su nuevo poemario
Con paisajes marcados por el desamor, la pérdida, el Carnaval, el tránsito por dos ciudades, la vida y muerte se ha tejido el poemario De los aquisingos a denantes de Pablo Osorio Abud, el escritor y tiktoker orureño que publicó su tercer libro con una prosa íntima, honesta y vibrante.
El poemario, que fue presentando en la 25ª Feria Internacional del Libro de Santa Cruz, cuenta con más de 60 textos y se corona con poemas que han sido llevados a las plataformas de las redes sociales, en las que el escritor conjuga sus pasiones: la poesía y el TikTok, dándole vida a los escritos en las voces de políticos generadas por inteligencia artificial, quienes con cada una de las palabras escritas por Osorio desbordan pasiones y ambiciones.
En esta entrevista para ESCAPE, el escritor de 38 años cuenta sobre su proceso creativo, el uso de las redes sociales como espacio de consumo poético y el peso de lo político en la poesía con lo que construye irreverentes versos.
— ¿Cómo es que el tránsito entre la vida y la muerte, entre dos ciudades, entre el amor y el desamor ha marcado su obra?
— Mi obra es el resultado de más de 20 años de trabajo en los que he tratado de compilar toda mi producción poética y realizar una curaduría cuidadosa para decidir qué debía estar incluido en este poemario. En dos décadas he vivido muchas experiencias significativas. He vivido entre dos ciudades que han marcado profundamente mi vida: Oruro y Santa Cruz. En ese tiempo, he pasado por historias de amor y corazones rotos, y he sido testigo de momentos trascendentales, como el nacimiento de mis hijos y la muerte de personas queridas. Todas estas vivencias han dejado una huella indeleble en mi poesía.
— ¿Qué hace diferente a este poemario de sus anteriores libros?
— Aunque este poemario incluye muchos textos inspirados por el amor, se distancia significativamente de la adolescencia y el verso enamorado dulzón que caracterizaba mi primer libro. En este nuevo libro, el amor es más doloroso, más cínico, más roto, reflejando las vivencias de alguien que ya ha transitado por muchos caminos. Estos caminos, representados por las ciudades, no solo sirven como escenarios donde se desarrollan los poemas, sino que también se convierten en personajes principales con su propia forma y protagonismo.
— ¿Cómo se puede conjugar el oficio de tiktoker con la poesía? ¿Le ha servido esta plataforma para sus creaciones poéticas?
— Estamos viviendo un momento histórico y revolucionario en el uso de tecnologías, y el arte necesita adaptarse y usar estas herramientas a su favor. Con los videos de TikTok he tratado de enseñar a la audiencia que se puede disfrutar de la poesía con los recursos correctos que demanda esta nueva generación. De esta manera, el libro se convierte en un objeto artístico que las personas que hayan escuchado estos poemas en los videos quieran adquirir, como una forma de quedarse con algo que les gustó en un formato físico. Al mismo tiempo, las redes sociales me permiten una difusión que hoy en día sería impensable utilizando las viejas plataformas, como los eventos literarios o las lecturas de poesía, a las que cada vez menos gente se acerca.
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— Poético, político e irreverente. ¿Por qué usted aborda la política desde el humor en sus textos y no le es indiferente?
— Siempre he creído que la política es ineludible y que el arte debe ser irreverente, porque el otro camino es la complacencia. La poesía llamó mi atención desde muy pequeño, tanto o más que el humor, porque entendí o descubrí en el camino que ambos géneros son hermanos siameses. En ambos casos, se trata de echar luz o mirar allí por donde todos pasan de forma inadvertida, hasta que el poeta o el comediante señalan el camino.
— ¿Desde dónde escribe y produce, desde las vivencias personales o como observador de lo cotidiano?
— Creo que son dos lugares difíciles de separar. No podemos mirar lo cotidiano si no es a través del vidrio o el sesgo de nuestras propias vivencias. No existe la objetividad; toda mirada está empañada por nuestras creencias, vivencias, posturas, influencias y experiencias que hemos adquirido. Por tanto, cuando escribo, trato de que todas esas líneas que me habitan converjan en un mismo punto.
— ¿Cómo es ser poeta en la Bolivia actual?
— El oficio del poeta boliviano quizás es el más ingrato, porque primero no cuenta con una audiencia relevante que le permita sostenerse económicamente con su arte; cada vez hay menos lectores de poesía. Sin embargo, es un oficio que toda sociedad necesita para inmortalizar a su generación. El poeta es un animal callejero, citadino, un testigo necesario de la sociedad, y como la mayoría de los poetas, está condenado a ser valorado por las generaciones venideras. Teniendo en cuenta eso, he tratado de salvarme de esa fatalidad y procurar que mi trabajo sea visto, apoyándome en las herramientas de marketing que he adquirido en el camino. No sé si para bien o para mal, pero espero que mi poesía permanezca.
—¿Por qué tituló así su poemario?
— De los aquisingos a denantes es una paráfrasis paródica de la obra De los Apeninos a los Alpes de Amicis. En este poemario, trato de retratar ese viaje, tal vez interno, que hubo en mí al dejar una ciudad y habitar otra. Espero que la audiencia entienda el guiño y se divierta y emocione con esta obra.
Texto: Liliana Aguirre
Fotos: Alvaro Mercado Studio