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Ramón Rocha Monroy no existe

Ramón Rocha Monroy

/ 11 de diciembre de 2022 / 00:06

El escritor cochabambino tiene cinco libros inéditos. Ha cultivado la picaresca, el humor, la novela negra, la histórica, el periodismo

Ramón Rocha Monroy no existe. La bici es lo único que monto”. Ramón Rocha Monroy vive ahora en un edificio de apartamentos en el centro de Cochabamba. Sigue con el espíritu insurrecto, en pie, aunque su cuerpo a ratos se pone de rodillas. Extraña su casa de toda la vida, donde vivía en la carretera a Sacaba. Tiene más de 50 títulos publicados, 15 reediciones y guarda como oro en polvo sus cinco libros inéditos, a la espera de un editor. Uno de ellos es una novela con este título provisional: El café de la catedral. Y otro, la esperada biografía sobre Jennifer Salinas, la “Bolivian Queen” del boxeo. También ha terminado recientemente las semblanzas de “Huracán” Ramírez y de Franklin Anaya Arze, el fundador del Instituto de Formación Musical y Humanística “Eduardo Laredo”.

“La pandemia más grave es la soledad”. Agarro al “Ojo de Vidrio” en una tarde de nostalgias, de recuerdos del pasado, de hermanos y amigos que se fueron, de amores olvidados. La mirada de Ramón es melancolía en estado puro. Camina de manera sosegada al café de la esquina de su casa. Arrastra un esguince y una artrosis. Duda si pedir una cerveza o un café. Pedimos dos de lo segundo, es demasiado pronto. Recordamos juntos su famosa frase para diferenciar a La Paz de Cochabamba, a la “Llajta” de la “Hoyada”: en La Paz los borrachos son nocturnos; en “Cocha”, diurnos. Por eso ha pedido dos chelas.

Rocha Monroy tiene 72 años, nace un 20 de febrero de 1950 en Cochabamba. Al nacer lo dan por muerto y lo botan en un basurero; el resto hasta hoy es pura ganancia. “Mi relación con la muerte siempre ha sido especial”. Lo cuenta en uno de sus libros La cueva y la intemperie (2011, editorial El País). En un estado de indefensión total, pelea con la parca y la gana por goleada. Alguien vaticina: este bebé será o muy inteligente o muy loco. “En realidad tenía que ser beniano, tenía que nacer en Riberalta donde mi padre estaba destinado, pero por la guerra civil del 49 se subieron a un Junker y casi nazco en el avión”.

La casa paterna está en Caracota (Kiara-Kiota), donde actualmente se levanta “La Cancha”. Se autodefine como “caracoteño y villano”. Su carácter desobediente brota rápidamente, el padre (Sixto César Rocha Bergara) es militar, el mejor alumno del alemán Hans Kundt, el teniente coronel que tuvo al general Ovando como discípulo. El destino inexorable de Ramón pasaba por el ejército, pero tras unos intentos frustrados la carrera militar perdió a un soldado y todos ganamos a uno de los mejores escritores de Bolivia. No tiene muchos recuerdos infantiles del padre debido a sus constantes viajes por los destinos. “Tengo un complejo de Edipo al revés”.

La madre es harina de otro costal. “Tuve una mamá piadosa”. Cuando sus padres se vienen a vivir de La Paz a Cochabamba en 1947 tras el asesinato de Gualberto Villarroel, Carmela, hermana de Germán Monroy Block, fundadores del MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario), extraña el poder. “Cocha era por entonces un lugar de confinamiento”. La biblioteca familiar se convierte en un refugio. El futuro novelista debuta con Lolita. Aquellos libros prohibidos, causantes de tantos y tantos placeres onanistas, estaban parapetados detrás de inocentes estudios de geografía. “Solo me tenía que acordar en qué número de paja, digo de página, para volver a la lectura del gran camarada Vladimir Nabokov”. Antes, con tres años, en La Paz, el presidente Víctor Paz le da un beso; ese día es una wawa alzada, ese día hace la “V” de la victoria con sus deditos.

Cuando su hermano, Enrique, fallecido en abril de este año, se va a vivir a La Paz, las encomiendas que llegan a la casa están abarrotadas de buenos libros. Son alimentos para el alma. Así va leyendo poco a poco a los mejores autores del “Boom”. Es la mejor cura para la mala educación recibida durante 12 años en el Colegio La Salle, de la calle Junín y Mayor Rocha. “Gracias a que mi tío Germán era ministro de Siles, me ponían de nota un siete, pero en conducta, uno; más que rebelde era respondón”. Igual lo expulsan tres veces. Una frase de un sacerdote español y franquista/racista se le queda grabada en la mente: “Su inteligencia, Rocha Monroy, está inclinada al mal”.


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LA GRÁFICA

Rocha Monroy con Atahualpa Yupanqui

El libro ‘Memorias del Tornillo o la picardía en Cochabamba’

Ramón Rocha Monroy, con un retrato suyo hecho por Ricardo Pérez Alcalá

Con la actriz Raquel Welch

Ramón Rocha Monroy

Ramón estudia Derecho en la San Simón. Y termina con una maestría (en Ciencias Políticas) en la poderosa UNAM de México “gracias” al dictador García Meza. Aquellos estudios le servirán para dar clases muchos años después como profesor de Filosofía Política y Filosofía del Derecho. “Si no es por esa plata como docente universitario, me moría de hambre”.

Vive entre medio en Montevideo, donde el tío termina de embajador. “Fueron años maravillosos, rumboso era yo, con un tren de vida fabuloso; enamorado paraba y comenzaba cuentos que jamás terminaba felizmente”. Con su primer libro pega en la diana: su ensayo Pedagogía de la liberación: crisis de la vida occidental (1977) gana el premio “Franz Tamayo” convocado para celebrar el sesquicentenario de Bolivia (1975).

Dirige el Instituto Boliviano de Cultura cuatro años más tarde. Y llegará a ser “biciministro” de Cultura (entre 1998 y 2000, por la cuota del MIR) en el gobierno de Hugo Banzer Suárez. Acabará siendo candidato a primer senador por el departamento de Cochabamba por el MAS. No podrá ser registrado por faltar algunos documentos. Si su padre militar hubiese levantado la cabeza…

Pero vayamos para atrás, hacia los 70 de nuevo. Banzer gobierna el país con mano dura y el chango Ramón se politiza a marchas forzadas. Lee a Marx y a Lenin, a Mao y a Marcuse. El alemán, herr Herbert, le vuela la cabeza: es necesario criticar el contenido represivo y alienante del sistema y vislumbrar las chances reales de transformación contenidas y negadas en el propio sistema social de dominación. Las enseñanzas de la Escuela de Frankfurt se convierten en su biblia particular. Va a terminar simpatizando/militando con el maoísmo. “Iba a la U con libros de Lenin bajo el brazo, pero por estúpido a escondidas leía a Cortázar”. La vida de Ramón Rocha es una lectura clandestina. Luego se enamorará de Gamaliel Churata, “nuestro James Joyce andino”.

En 1978 debuta con la literatura. El libro de cuentos Allá lejos es, a estas alturas del partido, un clásico con su relato Informe sobre Lejos como colofón del libro. En su momento la repercusión fue nula o mala; o cosas peores. La escribió en papel de teletipo en una máquina de escribir. El poeta Eduardo Mitre le recomienda corregir errores de dedo, pero no lo hace por flojera. “Algunos dicen que Allá lejos es mi mejor obra, allá ellos”. Ramón tira juegos de palabras “a casa rato”. Es un lector empedernido del cubano Guillermo Cabrera Infante, otro vividor, otro juguetón. Su segundo libro de ficción tiene un título raro El Padrino. Balance o estado de cuentos (Los Amigos del Libro, La Paz, 1979).

El éxito y el reconocimiento llegan pronto. El run run de la calavera queda en 1983 en segundo lugar en el premio Erich Guttentag. No se publica. Solo cuando saca un anuncio necrológico en el periódico “convocando a la misa de cabo de año” logra ver la luz la primera parte del libro, pues un jurado había dicho que “la segunda era mala”. Esas andanzas son típicas de la narrativa de Rocha Monroy: “En una de mis últimas novelas, La sombra del tambor, me olvidé de quién narraba; a propósito del Run Run los de Disney y Pixar me han plagiado esa idea con su película Coco, quisiera demandarlos”.

No se sabe nunca cuándo el Ramón habla en serio o en joda pero, suelto de cuerpo, me dice: “Voy a demandarlos, podemos transar una modesta contribución de un millón de dólares por mis derechos de autor”.  Un año después, en 1984, lanza otro clásico: Ando volando bajo. Su cuate, el añorado “Coco Manto”, es el culpable de ese título. La novela se tenía que llamar Las crudas morales. Ramón remata de nuevo a la red: “Ahora solo ando blando de abajo”. 

Son los años 80 en La Paz, son años maravillosos. “Me juntaba con Paulovich, con el Albaco Rivero y con otros grandes cultores del humor en el Club de La Paz, a tomar whisky. Yo aparecía con mi gorra de marinero, pero Paulovich me soltaba: pareces chofer de tranvía, ¿has estacionado bien, maestrito?”. El propietario del legendario Club de La Paz, bar desaparecido recientemente, decía a todo el grupo: “Ustedes son los únicos que entran acá sin corbata”.

A finales de los 90, con el quincenario El Juguete Rabioso, comienza a publicar sus columnas gastronómicas bajo el título Crónicas de la sazón pura. Es un “tributo” a Raúl Vargas, el primo de Mario Vargas Llosa y al poeta Rodolfo Hinostrosa. Por aquel entonces es un asiduo de El Tornillo de la avenida Huayna Kápac junto a su recuate Alfredo Medrano y el mítico “Gordo Ja-Ja” (Armando Delgadillo, un personaje k’ochala). El asado borracho de El Tornillo (“siempre imitados, nunca igualados”)  todavía se recuerda en Cochabamba.

Pero vayamos para adelante, un salto. Hasta 2002, odisea del “Ojo de Vidrio”, su chapa. Ya es columnista de periódico hace rato (de Los Tiempos de Cochabamba, entre otros mucho) y ya firma con ese pseudónimo archi-recontra-conocido. Estamos en el año que gana el Premio Nacional de Novela con Potosí 1600.

Ramón se casa con Yolanda Escobar Rosas. Su muerte a finales de abril (otra vez abril) de 2021 golpea/bajonea al escritor hasta el día de hoy. Tienen tres hijos: Ariel (dueño del boliche La Tirana), Manuel Cruz (músico) y Raquel (gestora cultural). Se casa después con la tarijeña Rosa Helena Scardino Auad; tienen dos hijos: Camila (coreógrafa de danza) y Ramón Ernesto (actual guitarrista de Manuel Monroy, todo queda en casa). Su tercera compañera será de Sucre, Jenny Quiroga Sandi. “Mi casa siempre fue una casa muy musical, no me imaginaba un perfil  de oficinistas para ninguno de mis hijos o hijas”, dice con una pequeña sonrisa de orgullo paterno.

Ramón Rocha Monroy es un escritor que piensa chueco. Quizás se lo deba a las lecturas apasionadas de su admirado Boris Vian. Ha hecho novela negra por necesidad y diversión; es un cronista de la ciudad de Cochabamba, por pasión. Ha sido también “Urbano Campos”. Ha reivindicado el lenguaje y la cocina popular. Y ha sido diplomático en México (“con nuestros hermanos mexicanos somos prodigiosa y extraordinariamente parecidos aunque abismalmente diferentes”). Se autodefine como “mixto cholo democrático y popular en los ochenta; cholo plurinacional a estas alturas porque la picardía es la estética de lo cholo, es la cultura popular por excelencia”.

Este retrato ha comenzado en su departamento y ha terminado en el café favorito de la calle donde vive ahora. Va a terminar con una pregunta a quemarropa: “Ramón, ¿le tienes miedo a la muerte?”. No. Es la respuesta tajante. “Es una vieja desdentada a ratos, es un flaca esbelta. Anda con una guadaña como prendedor. Pero no se olviden de lo que ya les conté; cuando nací, me agarré a puñetes con ella y gané por KO, ¿qué me puede hacer ahora? Yo le digo siempre lo mismo a la pálida: hazte cuenta que no existo”. Pues eso, a lo dicho y hecho, Ramón Rocha Monroy no existe, es lo que sospecho.

Texto y fotos: ricardo bajo h.

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Raquel Schwartz presenta ‘Jardín Colgante’ en Manzana 1

'Jardín Colgante' es una exposición que combina grandes lienzos, acuarelas y una instalación de papeles japoneses, invitando al espectador a recorrer un espacio íntimo y contemplativo.

/ 15 de marzo de 2025 / 22:35

“Jardín colgante” titula la más reciente exposición de la artista visual Raquel Schwartz (La Paz, 1963), inaugurada hace unas semanas en Manzana 1 Espacio de Arte (Santa Cruz de la Sierra). Conviene atender al título, ya que la alusión al jardín como imagen no es casual. Para quienes tienen uno en casa, y saben lo que es prodigarle múltiples cuidados y seguimiento diario, el jardín es un refugio, un lugar para ecualizar el espíritu contra los desarreglos de la realidad. Epicuro (341 a.C.) en la Antigüedad enseñaba su filosofía de los placeres en el marco de un jardín. El escritor y jardinero inglés John Evelyn escribió en el siglo XVII que “el aire y el genio de los jardines se prestan a los entusiasmos filosóficos”.

En esta nueva invitación de Raquel Schwartz a hacer un recorrido policromático por los cuatro ambientes que contienen la exposición, existe algo de sensación relajada, como estar atravesando transparencias, y de encuentro con un lugar en paz. Es una sensación la que sostiene la coherencia curatorial. La museografía es muy consciente de la mirada de los visitantes, tiene concebida unas secuencias cromáticas que definen el orden de aparición de las pinturas de gran formato colgadas en las paredes. Incluso nos encontraremos con una pieza que fue parte de la instalación “El cielo más puro de América” –uno de los trabajos referenciales del arte contemporáneo en Santa Cruz. 

El arte de Raquel Schwartz

Después de haber conversado con la artista en el podcast de arte “Inalámbricos” (episodio a estrenarse pronto), podemos ensayar algunas relaciones entre las series de pinturas aquí exhibidas y la imagen del jardín. Para Raquel, el montaje de esta exposición estuvo considerado como un paso más de la producción misma de las obras, ya que todo el trabajo que había iniciado en su taller –incluyendo la experimentación con las acuarelas durante la pandemia– finalmente encontraría un cierre a la manera que ella quería en un espacio de exhibición. Es decir, no se trataba de trasladar obras acabadas a una sala de exhibición, sino que las obras en sí terminarían de aparecer cuando estuvieran adecuadamente dispuestas en la sala expositiva.

“El proceso del montaje es de las cosas que más me emocionaba a mí. Significaba desprenderme de alguna manera del taller, de cierto orden de mi taller, transportar las obras, hacerlas llegar y luego el proceso de encontrarle el lenguaje a la obra dentro de un nuevo espacio”. (Schwartz, 2025).

En esencia lo que la llevó a postular esta exposición al programa anual de Manzana 1, fueron trabajos que venía haciendo en papeles desde hace muchos años y que se venían acumulando. Esto daría lugar a una instalación que ella imaginaba como una cascada.

“La sala yo la quería para exponer mis trabajos en papeles japoneses, que hago desde el 2003 o 2005, son papeles que empecé a hacer por invitaciones a participar en Bienales de Caligrafía en Corea”. (Schwartz, 2025).

‘Jardín Colgante’

La exposición combina cuadros de pintura en lienzo, de dimensiones grandes, con acuarelas en pequeño formato y, el plato fuerte, la instalación de papeles japoneses que aparece flotante en el fondo de la sala posterior. En estos papeles, colgados en degradé y animados por una brisa inducida, están reflejadas las búsquedas conocidas de la artista: las texturas, las investigaciones abstractas del color y luego la naturaleza. Cabe mencionar que el papel tradicional japonés, llamado washi, se fabrica a mano desde hace siglos, y son muy adecuados para la restauración de documentos, hojas de libros y otros, debido a sus fibras largas. El papel japonés es de extrema ligereza, resistente, destaca por su absorción, no se decolora ni se vuelve quebradizos con el tiempo. Se trata por tanto de un trampolín simbólico perfecto para el arte contemporáneo, lo que la artista buscó resaltar con la instalación “Jardín colgante”, que da el título a la exposición.

Por otro lado, hay en esta exposición un aroma de taller, como si la artista hubiera querido trasladar algo de la esencia de su lugar de trabajo al espacio de exhibición. El recorrido de la muestra está diseñado de forma que los visitantes acompañen partes del proceso de creación de la artista.

Y es que, en cierta forma, el taller de Raquel es una suerte de jardín dentro de su economía afectiva, que ha transportado simbólicamente con el traslado de estas obras a la sala de Manzana 1. A parte de los papeles que pintó en el transcurso de las últimas décadas, en general las pinturas expuestas son relativamente recientes, y algunas terminadas específicamente para la ocasión.

Cuando Raquel Schwartz aparece con una nueva muestra, siempre hay que estar atentos a los usos que hace del espacio expositivo, porque como ella misma dice, es una artista del espacio, que lo utiliza de una manera constante como soporte de su obra. Valgan estas líneas como un primer intento de aproximación a la muestra.

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As7ro presenta su ábum debut, ‘Sombraluz’

Desde Buenos Aires, As7ro —alter ego de Santiago Peñaloza— lanza su primer disco que desafía las reglas del mainstream con una propuesta indie cargada de fusiones y reflexiones.

/ 15 de marzo de 2025 / 22:00

En tiempos de plataformas digitales, de Spotify y Youtube, el panorama para los músicos y los profesionales y especialistas que se mueven en el ámbito de la creatividad musical globalizada por internet se ha complejizado hasta extremos como el que apunta Miguel Bosé: “Hoy no quiero grabar. ¿A quién le vendemos nuestra música hoy día? ¿Dónde, en qué tienda? ¿Grabamos en Spotify, Apple Music y equivalentes que son horrores que no pagan? Para nosotros esto no es negocio ni vida, ni nada…ellos se hacen muy ricos, pero a nosotros se nos respeta muy poco”.

Que un músico con la trayectoria repleta de éxitos como Bosé durante por lo menos cinco décadas haya llegado a esa conclusión y ponga en evidencia su decepción por lo que acontece hoy con la industria musical, significa que nuevos valores que se han tomado y muy en serio el oficio de crear y producir música popular en sus distintos géneros, tienen que confrontar hoy día con dificultades inimaginables hasta principios de este siglo XXI en la lucha por encontrar su lugar en el mundo, ese en el que se aspira a ser escuchado y hacer de este fascinante oficio, una forma de vida.

En este nuevo contexto mundial de cómo se gesta el negocio musical, As7ro, alter ego de Santiago Peñaloza, ha iniciado un proyecto que ha dado lugar al lanzamiento de un primer álbum que con el título de “Sombraluz” que contiene nueve canciones se ha ido publicando desde Argentina, entre mayo y noviembre de 2024 y se puede escuchar en las plataformas digitales.

La propuesta es el producto de varios años de estudios en Bolivia y de la formación que As7ro ha conseguido en Buenos Aires como productor musical y que le ha permitido capacitarse en el manejo de los recursos tecnológicos que en la actualidad permiten grabar canciones, efectos sonoros y editar a partir de los nuevos soportes tecnológicos vigentes.

“Sombraluz” es un disco que nace como resultado de un aprendizaje que prácticamente comenzó en la infancia y la adolescencia. Para ello, su autor comprendió desde muy temprano que había que escuchar y mucho, escuchar continuamente, y en lo posible tener el privilegio de la experiencia presencial de estar frente a escenarios en los que ha tenido la posibilidad de escuchar y ver a Luis Alberto Spinetta, Fito Paéz, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Pedro Aznar, David Lebón, Dante Spinetta, Emmanuel Horvilleur, Julieta Rada, Clara Cava, Abril Olivera, Jorge Drexler, Lito Vitale, Santiago Motorizado, John Meyer, Hugo Fatorusso y Gonzalo Aloras y la lista no acaba aquí.

Las canciones de “Sombraluz” están inspiradas en la manera en que As7ro siente el mundo y la vida, a través de lo que él llama conciencia unitaria y que en primer lugar puede escucharse en “Tres marías”. Escrita y compuesta en La Paz, antes de salir hacia Argentina, As7ro cuenta que su mirada hacia el cinturón de Orión, la formación de las estrellas, lo conducen a pensar de que “hay cosas superiores que nos guían, uno siempre mira arriba para rezar, festejar, para sentir plenitud, cuando crees que estás hablando con un ser superior, instintivamente miras al cielo”.

“Sombraluz”, canción que da título al álbum, se refiere a la contradicción humana permanente: “la oscuridad no tiene necesariamente que ser mala o dañina, y la luz tampoco obligatoriamente reconfortante”, dice As7ro que también ha escrito A(l)ma “contra la regularización de la vida, con una letra que expresa enojo con el sistema en tiempos que como dice Calle 13, la nueva generación nace con wi-fi en el culo”.

Con toda la experiencia y el conocimiento adquirido en los dos últimos años en Buenos Aires, As7ro llega a la conclusión de que “hay música que no  ha muerto, sólo nos fijamos en el mainstream, en lo visible, a veces pensamos que como no es viral, no existe …hay músicos que no tendrán la masividad de Taylor Swift o Bad Bunny, pero tienen su público, doy un ejemplo al respecto: A la uruguaya Julieta Rada la siguen 70 mil personas, pero la siguen de verdad… hay músicos que piensan que debes apuntar a la fama, que la legitimidad pasa por lo viral… la música que sigo no es mainstream, no es para nada viral… existen bandas locales en distintos países con 10 mil seguidores que escuchan orgánica y auténticamente a esas bandas, y para mí eso es mucho más significativo que una alfombra roja de los Grammy… la masividad y lo que vende puede dar mucho dinero, pero el peligro de esta apuesta es renunciar a tu autenticidad… los sistemas operativos están muy automatizados y por eso se exige mucho menos creativamente… claro que hay que prepararse porque uno canta para hacerle justicia a la letra y a la  música que compone, y para eso, y para tocar teclado y guitarra se ha tenido que preparar (es mi caso)… cualquiera puede subir lo que se le de la gana, pero como decía Charly (García) no hay una ley que proteja a la música, pobrecita”.

Sin encasillarse en un solo género, “Sombraluz” es un álbum con canciones en las que figuran fusiones del R&B y pop con bossa nova, blues lento y afrobeat con flamenco y sus canciones han sido interpretadas íntegramente (voz, instrumentos, producción y mezcla) por As7ro que en Bolivia se formó con la guía de profesores como Sofía Petignat, Rodrigo Villegas, Mayra Gonzáles, Diego Ballón y Freddy Mendizabal y en Argentina egresó de la escuela de Producción Musical Arjaus.

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“En esta primera gran experiencia de haber grabado un álbum con nueve canciones no hay una identidad local, de un país determinado, cosa que podría darse después ya que en realidad estoy empezando” dice As7ro que en “Sombraluz” ha incluido una canción de cuna (“Lullaby2) basada en la melodía de Brahms (lied alemán para voz y piano), “Elefante”, tema instrumental con influencia de Pat Metheny, inspirado en el folkore argentino “que escucho hace muchos años y me guió como músico a cargo de Mercedes Sosa, Cuchi Leguizamón, Daniel Toro, Aca Seca Trío, Manuel Castilla y varios más”.

Completan la propuesta “Mapa al Sol” (la amistad y sus valores), “Fauna y fe” (admiración por alguien fundamental en la vida de uno), “Tu reino” (los gatos comparten el mundo de los sueños) y “Sufrirte” que aborda la temática de la culpa y la necesidad de enmendar.

“Sombraluz”—que proximamamente será lanzado en formato CD– está en Youtube, Spotify, Apple Music, y se puede acceder a información sobre el álbum en Instagram y Tik Tok.

Síntesis: AS7RO es el proyecto solista de Santiago Peñaloza, productor, músico y compositor boliviano ahora radicado en Buenos Aires, Argentina con una mezcla única Indie que significa la exploración, creación y producción de géneros musicales no provenientes de grandes empresas con propuestas producidas y distribuidas de manera autónoma. Tiene previsto su retorno a Bolivia a mediados de este 2025 para continuar con su carrera musical e impartir clases de producción musical, teclado y guitarra para niveles básico e intermedio.

*El autor es  periodista y productor ejecutivo del  álbum Sombraluz

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‘Los Macheteros’ colorean las calles de Burdeos, Francia

Con trajes amazónicos y la danza ancestral de “Los Macheteros”, Bolivia deslumbró por primera vez en el Carnaval des deux Rives, en la capital francesa del vino.

/ 15 de marzo de 2025 / 21:43

Bolivia se presentó por primera vez en el ya conocido “Carnaval des deux Rives” en la capital del vino, Burdeos: “la perla de Aquitania”, ciudad reconocida por su belleza, arquitectura y riqueza patrimonial. El rojo, amarillo y verde destacó entre al menos 25.000 bailarines que se dieron cita en el encuentro como cada año. En esta ocasión, los coloridos y llamativos trajes amazónicos, del departamento del Beni, tomaron posesión de las calles francesas, con la danza oriental “Los Macheteros”, con la participación de una treintena de residentes bolivianos, niños, jóvenes, adultos y hasta gente de la tercera edad. 

La Edición 2025 de este encuentro, que se lleva a cabo, cada año con distintas temáticas, se desarrolló frente a un público diverso, en esta ocasión con la temática “l’Amazonie” (la Amazonía). 

La asociación de países latinoamericanos “Latino Mex Bordeaux”, entre los que Bolivia participa por primera vez, destacó por la bella indumentaria proveniente de esta región de selva húmeda, que interpreta, desde una perspectiva nativa, la resurrección de Jesucristo y su ascensión a los cielos. 

Natalia Fernández Ledezma, estudiante de comunicación en la Universidad Montaigne de Bordeaux, señaló que “no es común ver los bailes bolivianos en eventos como este. Nosotros quisimos mostrar algo de nuestra riqueza cultural y destacar como país”. 

La defensa de la cultura boliviana a través de este tipo de eventos, debe ser la norma entre los residentes bolivianos en el extranjero, es por ello, que un grupo pequeño de compatriotas se organizó frente a otros países que se apropian del folklore nacional. 

La vistuosidad de ‘Los Macheteros’

Para el francés burdigalense, Dimitri Amirault, estudiante de desarrollo de webs, que participó de la organización junto al grupo de bolivianos, este primer encuentro con la cultura fue una sorpresa. “Estoy impresionado por la motivación del grupo boliviano que se organizó para participar en este Carnaval. Ver el proceso de la preparación de los trajes, la coreografía que se hizo en poco tiempo y el ambiente en general que se creó alrededor de esto, me ha parecido muy hermoso”.

“Increíble haber vivido esta experiencia tanto por dentro de la organización como por fuera. Me pareció espléndido”, comentó el joven francés.

En cuanto a la opinión de los espectadores, “Los Macheteros” sobresalieron por ser uno de los grupos más activos, alegres y entusiastas. El público elogió su participación. “Fuimos uno de los grupos más alegres, hemos recibido comentarios muy positivos”, señalaron los bailarines.

La parada de este pasado 9 de marzo dedicada a la Amazonia, combinó a la perfección con el espíritu de este Carnaval: coloreado, vasto y vivo en cuanto a culturas ancestrales. La cita para los bailarines fue a las 14:00 en punto para empezar en la calle Quai de Queyries. Atravesó el centro de la ciudad por las calles principales, Garonne via le pont de pierre, en el centro de Burdeos, continúo por el paseo Victor-Hugo, el paseo Pasteur et la rue Duffour-Dubierger hasta llegar a la place Pey-Berland, en pleno corazón de la capital. 

Esta primera iniciativa y participación del Carnaval de “Des deux Rives”, además,  de ser parte activa de la asociación de latinoamericanos en Burdeos; abre nuevas puertas para futuras actividades culturales donde la multiculturalidad y riqueza del folklore boliviano estará más presente que nunca. 

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Juan Ignacio Revollo: el arte de traducir a las montañas

El artista presenta en "El Valle de La Paz: Impresiones del Paisaje" una exploración visual que trasciende la mera ilustración para convertirse en una sinfonía de formas y texturas.

/ 8 de marzo de 2025 / 23:43

Pocos ejercicios como el grabado para entender el proceso de hechura de realización de una imagen: la complejidad, la sucesión de mediaciones, la trayectoria que oscila entre la observación atenta, la pasión por una idea, la justa combinación de instrumentos, la comprensión de secretos y singularidades propios de diversos materiales, la consolidación de recetas en una suerte de cocina simbólica, la agencia del tiempo en la materia y, al final del camino, la estampa definitiva en una superficie de papel, para recién hacerse visible al mundo.

Juan Ignacio Revollo (La Paz, 1982) ha hecho de esta vieja alquimia su oficio y lo ejerce con una poética muy personal y poderosamente enigmática, más aún dada su rebeldía cuando se trata de limitar la gráfica al campo de lo ilustrativo. Muy al contrario, en este caso, la visión, su visión, de Los Andes y de los alrededores del valle de Chuquiago, se manifiesta más como un poema o una sinfonía que como una simple ilustración del paisaje.

El miércoles 5 de este mes, el artista plástico inauguró la exposición «El Valle de La Paz: Impresiones del Paisaje» en la Galería de Arte de la Carrera de Artes y Diseño de la UMSA. La muestra subsume un trabajo de veinte años (2004-2024) de rigurosa indagación sobre la plástica de la cordillera que nos acuna, a través de diferentes procedimientos de grabado.

La exposición estará abierta al público hasta el día viernes 14 de marzo y amerita una o más visitas para disfrutar de una experiencia que invita a la contemplación y al diálogo –íntimo y silencioso– con el sobrecogedor panorama andino, a través de un manejo exquisito de técnicas que nos enseñan que una imagen para ser poética debe ser, sobre todo, una travesía.

Conversamos con Juan Ignacio sobre esta selección que funge, además, como una conclusión en su formación académica pero que trasciende por mucho el formalismo y el trámite de una tesis universitaria para adentrarse en lo realmente importante de una obra plástica: el amor inconmensurable por la imagen, sus técnicas y las emociones que de estas emanan.

¿Cómo ves la evolución en tu trabajo desde 2004 hasta 2024?

Puedo decir que hay una clara evolución en el manejo de las técnicas. A partir de la familiarización con las mismas y la relación que uno va desarrollando en la práctica, suceden encuentros y cabalidades entre lo imaginado y ejecutado.

¿Cómo trabajas el proceso que va desde la idea hasta la imagen plasmada en papel?

Por lo general voy realizando bocetos y trazando ideas en un cuaderno pequeño, resultando en composiciones, entre las cuales algunas, con suerte, logran expresar su propio carácter o, mejor dicho, muestran con qué técnica gráfica o pictórica serían idealmente producidas como obra final. En las técnicas gráficas clásicas, las matrices o planchas son impresas sobre papel, determinando gran parte del acabado final de la estampa. En mi trabajo intento encontrar una sintonía entre la composición grabada, el color de la tinta y el papel que soportará la imagen. Los aspectos que pueden variar entre los diferentes papeles que hay son el grosor, firmeza, textura y color, por mencionar algunos. Todos estos juegan un rol estético, a veces hasta conceptual, en la composición final de la obra.

¿Qué te gusta de las técnicas de aguafuerte y aguatinta?

Me gusta mucho la soltura y expresividad posibles en estas técnicas, tanto como los resultados estéticos que surgen de su impronta sobre el papel. Pero principalmente creo disfrutar más del contacto con los materiales en sus procesos, desde el agua, la plancha fría de metal, los abrasivos y las puntas, los barnices, solventes y otros, que configuran la atmósfera de un taller de grabado. Provocando mi abstracción y concentración en la hechura del trabajo.

¿Qué te gusta de la xilografía?

A diferencia de las técnicas en metal, que encuentro frías físicamente, la xilografía vendría a ser el medio más cálido, si vale el término, entre las técnicas del mundo gráfico. En este caso, el contacto con la matriz es directo durante todo el proceso de grabado. Las pocas herramientas y recursos necesarios hacen de ella una técnica sencilla de ejecutar, pero que a la vez requiere de mucha paciencia y precisión para encontrar la imagen buscada. Otros aspectos que me gustan de la xilografía son la resistencia que ofrece cada madera y la veta única que tiene cada pieza, que puede ser utilizada como recurso gráfico en una composición plástica.

Tu obra, por momentos, pareciera rozar con la abstracción. ¿Cómo relacionas el paisaje con la abstracción?

Encuentro una relación muy estrecha entre ambas configuraciones, hablando en términos de una imagen fija y enmarcada. Como a la vez encuentro en la contemplación del paisaje vivo, fragmentos y piezas hermosas de composiciones visuales, algunas puramente abstractas y otras que también figuran otros paisajes dentro de las mismas.

¿Cómo ves el rol del grabado en medio del tsunami de imágenes que circulan en el siglo XXI mediante redes sociales, videojuegos, plataformas de streaming y, ahora, a través de representaciones generadas por I.A.?

Creo que el grabado y sus medios de producción, que son esencialmente manuales, pueden ser un refugio de la memoria y la cultura gráfica de nuestros tiempos. Para tomar conciencia de lo que implica y significa recrear o fijar una imagen sobre un soporte para luego traspasarlo a otro y así poderla multiplicar.

¿Esta exposición cierra una época o piensas seguir ahondando en esta técnica y en esta poética del paisaje?

Pienso que esta exposición marca un hito en mi carrera profesional. No creo que cierre un ciclo o época, ya que la temática del paisaje todavía me genera curiosidad y, además, el ámbito geográfico donde habito es demasiado potente sensorial y visualmente, por lo que veo difícil que sus rasgos dejen de inspirarme. Sin embargo, espero poder ser crítico y versátil como también ampliar mi asombro por otros aspectos de la vida.

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Lady Gaga lanza ‘Mayhem’: vida y renacimiento de una popstar

El pasado viernes, la estrella del pop neoyorquina presentó su sexto álbum de estudio.

/ 8 de marzo de 2025 / 22:45

Desde sus inicios, Lady Gaga ha sido sinónimo de provocación, excentricidad y una reinvención constante que pocos artistas pop pueden igualar. A casi dos décadas de su debut, la estrella neoyorquina vuelve con su sexto álbum de estudio, Mayhem (que significa caos, violencia). Un regreso electrizante a sus raíces dance-pop, pero con un giro oscuro, industrial y tempestuoso que reafirma su capacidad de desafiar las expectativas.

Grabado en el legendario estudio Shangri-La de Rick Rubin en Malibu, Mayhem es un frenesí sonoro que recoge influencias de David Bowie, Prince, Trent Reznor, y Earth, Wind & Fire. Esta vez, Gaga se sumergió en un proceso de creación que la llevó a explorar la intensidad emocional de sus noches más salvajes. «Es como si te llevara en un viaje a través de una sola noche de locura», dijo en una entrevista reciente.

El álbum está impregnado de una sensación de urgencia, una mezcla de vulnerabilidad y agresividad que refleja tanto su faceta artística como su vida personal. A diferencia de Chromatica (2020), donde la música servía como un escape de su dolor, Mayhem abraza el caos de frente. Parte de esta evolución se debe a la participación de su pareja y co-productor, Michael Polansky, quien, según Gaga, la impulsó a regresar al pop puro después del interludio jazzístico de Harlequin (2024), la banda sonora de Joker: Folie à Deux.

Un sonido que desafía géneros

La variedad sonora de Mayhem es una de sus grandes fortalezas. El disco oscila entre el synth-pop y el industrial, con toques de grunge y funk ochentero. Canciones como Abracadabra canalizan la energía rave de los 90, mientras que Zombie Boy se sumerge en un groove disco futurista. Shadow of a Man, por otro lado, recuerda la electrónica minimalista del French Touch, y Killah, con producción de Gesaffelstein, se adentra en las sombras del trip-hop y el techno.

Pero no todo es oscuridad. Vanish Into You y Love Drug traen destellos de romanticismo con un sonido que evoca a New Order y Yazoo. Y, por supuesto, está Die With A Smile, su exitoso dueto con Bruno Mars que ya le valió un Grammy.

La furia y la crítica a la fama en Lady Gaga

Desde The Fame (2008), Gaga ha sido una cronista del precio de la celebridad. En Mayhem, retoma este tema con más cinismo que nunca. Perfect Celebrity es un himno mordaz que cuestiona la obsesiva búsqueda de la perfección en la era digital, con líneas como «You make me money, I’ll make you laugh» (Tú me haces ganar dinero, yo te haré reir) y referencias a la caza mediática de figuras como la princesa Diana. La canción pinta un retrato despiadado de la industria del entretenimiento, donde la imagen y la rentabilidad prevalecen sobre la autenticidad y el bienestar de los artistas.

No es la primera vez que Gaga toca este tema, pero en Mayhem lo hace con un nivel de desencanto y madurez que resuena con la era de las redes sociales y la presión por la inmediatez. Con la llegada de plataformas como TikTok y YouTube, la definición de «celebridad» ha cambiado drásticamente. Ahora cualquiera puede alcanzar la fama de la noche a la mañana, pero con ello vienen también el escrutinio y la explotación. Gaga juega con esta idea, sugiriendo que la cultura de la celebridad ha perdido su mística y se ha convertido en un producto desechable.

Otros temas del álbum también abordan esta tensión entre la fama y la identidad personal. Don’t Call Tonight habla de los límites necesarios que deben establecerse para protegerse del acoso. “You pull me close and knock me down. Then I beg to come back around. I’m so addicted to your lies, oh, and in the mirror I get weak, at the girl starin’ back at me. They’re your eyes, they’re your eyes” (Me acercas y me derribas. Entonces te ruego que vuelvas. Soy tan adicta a tus mentiras, oh, y en el espejo me debilito, ante la chica que me mira. Son tus ojos, son tus ojos).

Las letras de Lady Gaga

En The Beast explora la relación entre el glamour, el deseo y la caída. “You can’t hide who you are, 11:59. Your heart’s racin’, you’re growlin’ and we both know why. Yeah, we both know why. Turn on the music, turn off the lights, I wanna feel the beast inside. I know you’re hungry, ready to bite, I wanna watch you turn tonight, I wanna feel the beast inside” (No puedes ocultar quién eres, 11:59. Tu corazón late fuerte, estás gruñendo y ambos sabemos por qué. Sí, ambos sabemos por qué. Enciende la música, apaga las luces, quiero sentir la bestia dentro de ti. Sé que tienes hambre, listo para morder, quiero verte transformarte esta noche, quiero sentir la bestia dentro de ti).

El disco también tiene su cuota de rebeldía política. En los Grammy, Gaga usó su discurso de aceptación para defender a la comunidad trans en un momento político tenso en EEUU, un recordatorio de que su activismo sigue siendo una parte esencial de su arte. Al igual que en Born This Way, la cantante no teme utilizar su plataforma para desafiar el status quo y abogar por los derechos de las minorías. Esta dimensión política y crítica convierte a Mayhem en un disco que no solo hace bailar, sino que también invita a la reflexión sobre el precio de la fama y la responsabilidad de las figuras públicas en la sociedad actual.

Un regreso con sabor a legado

La crítica ha sido prácticamente unánime, aclamando Mayhem como un regreso triunfal a la esencia de Gaga, sin que parezca un intento desesperado por revivir glorias pasadas. “El primer álbum de Gaga en cinco años recuerda algunos de sus mejores momentos sin dar la sensación de un paso atrás”, escribió Brittany Spanos en Rolling Stone.

Si bien hay guiños evidentes a The Fame y Born This Way, la cantante logra actualizar su sonido sin caer en la nostalgia fácil. La producción de Andrew Watt y Cirkut añade un pulido moderno, mientras que la colaboración de Gesaffelstein le da un filo inusual para el pop contemporáneo.

En un panorama dominado por la experimentación de artistas como Charli XCX y Chappell Roan, Gaga demuestra que todavía puede marcar la pauta sin perder su esencia. Lo que hace a Mayhem destacar no es solo su sonido ecléctico, sino su capacidad de captar el espíritu de una era donde la música pop se enfrenta a nuevas demandas de originalidad y relevancia.

Además, el álbum muestra a una Gaga más madura, capaz de equilibrar su faceta provocadora con una exploración más introspectiva de su carrera y de su impacto en la cultura pop. Su habilidad para fusionar lo clásico con lo moderno la convierte en una de las pocas artistas de su generación que sigue evolucionando sin perder autenticidad.

Con Mayhem, no solo recupera su trono como una de las artistas pop más influyentes del siglo XXI, sino que también nos recuerda por qué su caos sigue siendo tan electrizante como el primer día. Su capacidad de reinventarse, de renacer una y otra vez, de desafiar convenciones y de mantenerse fiel a su visión artística garantiza que su legado continúe creciendo, asegurando su lugar en la historia de la música pop.

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