‘La llamada del cuerno’ en la Bienal del Mercosur
‘La llamada del cuerno’
El artista Iván Cáceres presenta una instalación interactiva sonora en la Bienal de Porto Alegre, Brasil
Si luchas para dormir después de una experiencia traumática, no estás solo”. Con esa premisa, La 13ª Bienal del Mercosur bajo el tema curatorial Trauma, sueño y fuga (Truma, Sonho e fuga, en portugués), convocó a 20 artistas de la región para participar en este evento dedicado al arte contemporáneo que se inauguró el 15 de septiembre y que se exhibirá hasta el 20 de noviembre en la ciudad de Porto Alegre, Brasil. De Bolivia, el proyecto seleccionado fue del artista Iván Cáceres.
La Bienal este año está concentrada en los efectos de la pandemia. “Casi todos los sobrevivientes de un trauma padecen algún tipo de trastorno del sueño, como el insomnio. Sin embargo, para cerca de mitad de los tres cuartos de las personas, son los sueños vívidos los que dificultan el descanso profundo y abren las puertas de la consciencia a un camino que será inventado. El trauma es el principal combustible para el arte de todos los tiempos y los sueños son un estratagema para la fuga”, describe el texto curatorial.

El trauma colectivo de la pandemia por COVID-19 ha impulsado la creación artística hacia un nuevo territorio. “Su impacto en el imaginario común, a través de la activación de lo onírico, de los sueños y delirios, abre puertas para escapar de una condición que se nos ha impuesto a todos nosotros. La secuencia de estas tres palabras —trauma, sueño y fuga— forman la línea narrativa que estamos buscando en las obras de los artistas para esta Bienal”.
La Bienal ofrece una experiencia en arte y nuevas tecnologías a través de los trabajos de 20 artistas y colectivos seleccionados en una llamada abierta. Los proyectos elegidos exploran e investigan nuevas tecnologías, lenguajes y materiales, además de revisar y combinar conocimientos y técnicas tradicionales.
Las obras fueron seleccionadas por el curador Marcello Dantas y los curadores asistentes Laura Cattani, Munir Klamt, Tarsila Riso y Carollina Lauriano. La Convocatoria Abierta recibió más de 880 propuestas de 22 países. De los 20 proyectos seleccionados, 15 son brasileños y otros cinco son de Uruguay, Perú, Alemania, Bolivia, Estados Unidos y España.
“Hemos creado una verdadera comunidad, con una cantidad increíble de participantes y proyectos provenientes de diferentes lugares. Y ese es el espíritu de la 13ª Bienal do Mercosul, un espectáculo inclusivo y disruptivo”, dijo la presidenta de la Fundação Bienal, Carmen Ferrão.
Por su parte, el curador Marcello Dantas aseguró que “además de la alta calidad de las propuestas presentadas, la sorpresa también fue encontrar investigaciones que relacionan arte, biología y elementos orgánicos que resultaron consistentes y bastante innovadoras”.
LA GRÁFICA
La representación boliviana
El artista visual y arquitecto Iván Cáceres (La Paz, 1976) presenta en esta oportunidad La conciencia de la arquitectura en el sueño es una máquina de cultivo de rostros. Pututu “La llamada del cuerno”, una instalación interactiva sonora de 25 metros cuadrados que está dividida en tres partes: El objeto, un cuerno de volumen blanco que incorpora cuatro elementos en su cuerpo base; la estructura base de madera interna y 25 dibujos que son registros de sueños.
“Es una invitación a asistir, a escuchar y explorar la codificación de lenguajes de sueños a través de la tecnología y los textiles”, dice Cáceres sobre su proyecto. Mediante el tejido y el calado, propone una cornocopiadora (el objeto pututo) que analiza el rostro, un sistema complejo ordenado, para relacionar su geometría básica con la psicología de la persona como “un elemento de interconexión del espacio dentro de un sueño, creando un bricolaje de conjuntos orgánicos”.
Mediante sensores y una cámara, el objeto escanea el rostro y de acuerdo a la expresión que ponga —tristeza, alegría u otra— emite una determinada luz y sonidos, como será relámpagos si se está enojado, lluvia si se está triste o canto de pájaros si detecta alegría. Las luces se diseñan automáticamente también según las reacciones detectadas.
Este objeto concretiza los sueños en materialidad a través del uso de la geometría fractal, obteniendo una especie de mandalas. Así, cultiva rostros. “Es capaz de deconstruir las fronteras entre el espacio real y la espacialidad psicológica, mediante cartas sinópticas de lenguas y pueblos milenarios, llegando a introducirse en lo más hondo de nuestros sueños como una orientación a la topofilia (apego a un lugar), que aspiran a tomar el valor humano”.
Las ilustraciones son fruto de los sueños de Cáceres, que trabaja el proyecto in situ, en el Instituto Caldeira de la ciudad de Porto Alegre, donde construye la maquinaria. Son registros de sueños de 25 días en secuencia y orden, son específicos del lugar, y reflejan a seres que crean, construyen y prueban. “En el mundo de los sueños se evidencia que la comunicación se maneja con leyes de sonido y de luz y que por el momento la palabra no existe”.
Esta obra es “la conciencia de la arquitectura en el sueño, es una máquina de cultivo de rostros y es así como en el mundo de los sueños los rostros brillan y suenan”, expone Cáceres.