Renacer Juntos: apoyo para mamás en duelo
EVENTO. El grupo suelta globos como símbolo para dejar ir al cielo al hijo que partió
Renacer Juntos Bolivia lleva 11 años transformando en amor el dolor del duelo por la pérdida de un hijo
No llores”, “déjalos descansar”, “eres joven, vas a tener más hijos”, “estaban en el vientre, no los has conocido”, eran algunas de las frases de consuelo que Danitza Alarcón solía escuchar de parte de sus familiares y amigos tras la partida de sus mellizos.
“Para mí enterarme de que estaba embarazada de mellizos era como un cuento de hadas, una noticia realmente alegre, la cual a todo al que se la comentaba se quedaba con la boca abierta porque pues, era realmente, como decían, una doble bendición”, recordó Danitza.
Sin embargo, el 2 de abril de 2010 se le adelantó el parto por cosas que se suscitaron durante su embarazo: una discusión con su pareja y una mala praxis de la doctora que la atendía. De ese modo, los bebés Aaron y Adison nacieron a los cinco meses, pero vivieron solamente algunos minutos porque no tenían los pulmones desarrollados y después fallecieron.
Este hecho la condujo hacia una severa depresión que le duró alrededor de un año. Y las frases que ya conocía de memoria no le ayudaban a sentirse mejor.
Por ello decidió buscar ayuda. Encontró en internet un grupo de mamás en Argentina que tenían hijos fallecidos y ahí comenzó a conversar en los foros y dio la casualidad de que había una mamá de La Paz. “Con ella un domingo nos hemos citado para contarnos nuestras historias y bueno, ni las lágrimas ni los abrazos se dejaron esperar. Ha sido prácticamente una puerta abierta entre tanta cosa… por fin había encontrado a una persona que estaba hablando mi mismo idioma, que no me ponía peros y que nunca me mencionó siquiera esos consejos que me venían diciendo constantemente y que más que darme paz me causaban más dolor”.
A raíz del encuentro, decidieron hacer un evento en La Paz: replicar la suelta de globos que se realizaba en Argentina.

Los atisbos de esperanza
Las dos mujeres fueron a distintos canales de televisión para invitar a madres y padres que estaban pasando por lo mismo, algo que para Danitza fue muy difícil, porque hablar de sus hijos, de su espera y de su muerte solo le provocaba llanto.
Pero fue gracias a esa invitación que se reunieron casi 30 mamás y papás, con quienes realizaron la primera suelta de globos en noviembre de 2011 en La Paz, y el 18 de diciembre del mismo año, Danitza creó Renacer Juntos Bolivia con el grupo de participantes, con quienes empezaron a hacer reuniones mensuales.
“Fue una especie de magia ver cómo poco a poco, mes a mes, sin necesidad de ir a terapias, a psicólogos o de tomar pastillas, he podido ir encontrando esa paz que estaba buscando. En su momento buscas las respuestas del porqué, para qué, cómo, por qué a mí, y ahora, después de 12 años desde lo que me ha pasado, puedo decir que ya las he encontrado: ¿por qué a mí y por qué a mis hijos? Posiblemente porque alguien tenía que crear este grupo, que ayuda a tantas mamás y papás, que les da paz, que puede generar nuevamente que sus corazones vuelvan a amar. Por eso cuando llega alguien a Renacer, son ellos los que colaboran, dan consejos, les guían por el camino por el cual ir”.
El grupo ya tiene 11 años. Lo conforman alrededor de 350 familias, de las cuales no todas están presentes en las reuniones mensuales, pero cuando realizan las sueltas de globos o las olas de luz —que se realizan cada 15 de octubre a nivel internacional. De 19.00 a 20.00 se encienden velas por la muerte de los hijos, simbolizando que pese a que ellos no están presentes, queda una luz encendida en su memoria— se acercan, siempre se acuerdan y tienen presentes a sus hijos. Además de eso, tienen un grupo de WhatsApp donde mandan alguna nota, foto o dedicatoria cuando es un día significativo, “ya sea en el cumpleaños del hijo o el ángelversario, como nosotros le decimos al día que se convirtieron en ángeles”.
Desde 2020, el grupo ha evitado reunirse presencialmente por el COVID-19, pero no han dejado de tener encuentros por Zoom. “En algún momento se van a volver a reactivar las reuniones presenciales. He tenido comunicación con mamás y papás nuevos. Me contactan más o menos una vez al mes directamente o a través de un amigo que me dice que conoce a alguna persona que ha perdido a su hijo o hija y luego me hace el enlace con ellos”.
Danitza no tiene hijos biológicos. Se casó hace un mes tras una relación de tres años con “un hombre maravilloso”, como lo llama, que tiene dos hijos de su primera relación: María René, de 13 años; y Luis, de 17 años, a quienes trata de transmitirles todo ese amor que tiene guardado dentro suyo. “Obviamente no soy la mamá de ellos, soy más una amiga, pero el amor siempre está presente. Vivimos los cuatro, con mi esposo y sus dos hijos”. Y les acompaña Pekas, que es como su hijita, porque le ha enseñado otra manera de amar, además de brindarle paz y tranquilidad.
“Si Dios en algún momento decidiera premiarme de nuevo con volver a ser mamá biológica, estaría muy feliz y más bendecida de lo que ahora ya me siento con lo que tengo en este momento en mi vida: una familia a la que amo y que me apoya”.

Una mamá milagro
Hebe Sejas se enteró del grupo en 2013. El 12 de septiembre de ese mismo año, a las 05.00, falleció su hija, Vivian Mariana, en trabajo de parto. Desde este suceso, Hebe permaneció en terapia intensiva e intermedia porque estuvo muy delicada de salud y al cabo de poco más de dos semanas le dieron de alta del Hospital Materno Infantil. Entonces tuvo que enfrentar la realidad de que su hija no llegaría a casa con ella. “Fue una situación muy dura, entré en un estado de depresión muy profunda”.
A 25 días de que falleciera su bebé, Hebe habló con su hermana menor, quien le dijo que había visto un documental sobre un grupo de padres con similar experiencia que compartían sus vivencias.
Una amiga psicóloga le habló de nuevo del grupo que había contactado a la coordinadora, Danitza. “A mediados de octubre de 2013 había un evento donde se hacía una suelta de globos y ese día yo decidí encontrar a Danitza y a las otras mamás del grupo Renacer Juntos Bolivia para hablar sobre mi experiencia”, cuenta.
Además del sufrimiento de la partida de su bebé, Hebe fue contagiada de una enfermedad en terapia intensiva a través de transfusiones sanguíneas que se le hicieron para salvarle la vida. Y a causa de su cuadro médico, sus riñones no habían logrado filtrar todos los virus y bacterias que venían en la sangre, por lo que contrajo el citomegalovirus crónico, contra el cual luchó alrededor de cinco años. No solo había perdido a su bebé, le dijeron que no tenía posibilidad de ser mamá a futuro.
“Mis médicos, especialmente el inmunoalergólogo y el ginecoobstetra, me dijeron que salir de terapia había sido un milagro gracias al equipo maravilloso que me tocó en el Materno Infantil, particularmente el Dr. Richard Gómez y la enfermera, de quien desconozco su nombre”.
El bebé había fallecido porque ella tuvo un desprendimiento de placenta súbito y la hemorragia interna fue tan fuerte que no había manera de pararla a menos de que le sacaran la matriz. Gracias a la acción de esa enfermera y de ese doctor no se la extrajeron, pues lograron parar el sangrado y estabilizarla parcialmente.
“A partir de esto, me ha tocado estar entre Bolivia y Chile haciendo tratamientos muy fuertes para poder lidiar con este virus que atacaba especialmente al hígado y las articulaciones de forma agresiva. La medicación también atacó varias partes del cuerpo, y básicamente mi sistema inmune no reaccionaba”.

El retorno de la ilusión
Tras cinco años haciendo consultas entre Bolivia y Chile, el virus había bajado de tal manera que Hebe tenía la posibilidad de hacer un tratamiento y poder tener un hijo si así lo deseaba. Así, en 2018, junto al que entonces era su pareja, decidieron hacer un tratamiento. El 24 de junio de 2019, después de un embarazo complicado en el que estuvo casi los nueve meses en cama y con vigilancia médica e internaciones, nació su “bebé arcoíris” —que es como se conoce a los nacidos después de que se ha perdido antes un hijo—, Evan Albeiro.
“Tras muchos años de aceptar la muerte física de mi hijita y de vivirla espiritualmente, hoy soy mamá de un hermoso niño que tiene dos años y 11 meses: mi pequeño arcoíris”, dice muy feliz.
Ambos conviven con su “chiquitita con alitas” y que la tienen siempre presente en su pequeño altar, ofreciéndole misas y mandándole globos al cielo. “Mi hijito está creciendo con la idea de que tiene una hermanita que está con Dios”.
Para ella, Renacer ha sido un pilar fundamental a partir de esa primera suelta de globos a la que asistió en octubre de 2013, un mes después de la muerte de su hija. Remarca que Danitza y el equipo de mamás le dieron el soporte emocional que ella no encontraba ni en su familia, ni en su pareja, ni en sus amigas.
“Si muere papá o mamá, el hijo es ‘huérfano’; pero si muere tu hijo, no hay palabra para describir en qué te conviertes. Es un duelo constante con el que uno tiene que aprender a convivir, pero también es esa prueba infinita de que a pesar del tiempo y la distancia, se debe amar para siempre”.
Ella asegura el haber aprendido a amar cada día más a su hija y que, en nombre de ella, hace las obras que le tocan en este mundo y, particularmente, acompañada de las mamás que están en este duro camino.
“El dolor de la ausencia de un hijo es tan grande que se vuelve un duelo eterno y, al serlo, está en nuestras manos el de vivirlo siempre con dolor o con un amor infinito que se transforma en buenas obras y servicio a los demás”.
Para contactarse con Renacer Juntos Bolivia, comunicarse con el teléfono 65623584 (Danitza Alarcón) o escribir en su página de Facebook, de igual nombre.

Para contactarse con Renacer Juntos Bolivia, comunicarse con el teléfono 65623584 (Danitza Alarcón) o escribir en su página de Facebook, de igual nombre