La tasa de crecimiento de este año será de -3,4%, según proyecciones del Banco Mundial
A pesar de este sombrío panorama, el Banco Mundial estima que a partir de 2021 la región podrá sortear la crisis, alcanzando tasas de crecimiento positivas.

El domingo, el Banco Mundial presentó su informe semestral sobre la economía en América Latina y el Caribe en tiempos del COVID-19. Además de organizar un conversatorio en el que participaron más de 60 periodistas de diferentes países de la región, el BM difundió un resumen ejecutivo sobre el desempeño de la economía regional, junto con proyecciones del crecimiento del PIB de cada una de las naciones latinoamericanas en los próximos años. Como es de suponer, las cifras no se muestran muy alentadoras, especialmente para este 2020.
A nivel regional, para este año el Banco Mundial proyecta un crecimiento negativo de -4,6% (sin contar las proyecciones para Venezuela). Bajo desempeño que devendría como consecuencia de las medidas adoptadas para superar la crisis sanitaria desatada por el COVID-19, pero también por la tendencia negativa de los últimos años. En cuanto a las mayores economías latinoamericanas, su tasa de decrecimiento sería incluso mayor: Brasil (-5%), México (-6%) y Argentina (-5,2%). Mientras que la economía boliviana, siempre según la misma fuente, decrecería un -3,4% este año.
Este retroceso se explicaría por la presencia de shocks en la demanda de los productos latinoamericanos y en la oferta de las economías domésticas, como consecuencia de las medidas adoptadas por los diferentes países para enfrentar la pandemia. Pues, por un lado, la demanda de materias primas y de manufacturas latinoamericanas por parte de China y de las naciones del G7 “disminuirá drásticamente”, ya que hoy por hoy los esfuerzos y recursos de estas naciones están enfocados en la lucha contra el COVID-19.
Por otro lado, el Banco Mundial advierte una severa contracción del turismo, que prácticamente se ha paralizado y ha puesto en riesgo la sostenibilidad de las líneas aéreas. Lo cual está afectado particularmente a las naciones del Caribe, muy dependientes de este rubro. A todo esto se suman los impactos de la caída de los precios del petróleo, que han llegado a mínimos históricos, en torno a los $us 20 el barril. Lo cual está perjudicando significativamente a países exportadores de crudo y de gas, como Bolivia. Pero también está trayendo “alivio” a los “importadores netos de petróleo”.
Asimismo, se deben tomar en cuenta los recortes presupuestarios por la mora en el pago de los impuestos, el cierre de muchos negocios, la pérdida de empleos y la contracción del consumo en general, como resultado de la cuarentena. Y a ello se sumarían los gastos adicionales de parte de los Estados para mitigar los efectos del aislamiento social en las familias, pequeños negocios y empresas; además de tener que reforzar los sistemas sanitarios para enfrentar la pandemia. Factores que estarían incidiendo negativamente en el crecimiento de las economías latinoamericanas, y explicarían las cifras antes señaladas.
Ante este sombrío escenario, el Banco Mundial resalta la importancia de ampliar “los actuales programas de protección y asistencia social (…) así como también su cobertura”, a fin de ayudar a los más vulnerables, para que puedan “sobrellevar la pérdida de ingresos derivada del aislamiento social”. Y en la misma línea, aconseja respaldar a las instituciones financieras y a las fuentes de empleo más importantes.

En palabras del vicepresidente en funciones para la región de América Latina y el Caribe, Humberto López: “Debemos ayudar a las personas a enfrentar estos desafíos mayúsculos y asegurarnos que los mercados financieros y los empleadores puedan capear esta tormenta. Esto significa limitar los daños y sentar las bases para la recuperación tan pronto como sea posible”.
A pesar de este sombrío panorama, el Banco Mundial estima que a partir del 2021 la región podrá sortear la crisis, alcanzando tasas de crecimiento positivas, en torno al 2,6% en 2021 a nivel regional en promedio e igual cifra en 2022. En Bolivia el crecimiento sería incluso mayor: 3,7% en 2021 y 3,4% en 2023.
Según explicó el economista en jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, Martín Rama, uno de los factores claves para potenciar las economías de los países de la región pasa por “integrarse más con el mundo”. Y en los últimos años se han dado pasos importantes en este sentido, con la firma de acuerdos no solo comercialices, sino también de otra índole, como la reforma de las empresas públicas, las condiciones de competencia, los mercados de infraestructura y de inversiones públicas. Lo cual incidiría positivamente en el crecimiento de las naciones.