Columnistas

Friday 18 Apr 2025 | Actualizado a 00:16 AM

Miedo

/ 17 de marzo de 2025 / 06:00

En su autobiografía, Thomas Hobbes señala que su madre se atemorizó tanto de la amenaza de la invasión española que dio luz a dos gemelos, él mismo y el miedo. Para Hobbes los seres humanos somos sujetos del miedo, éste es el cemento que une a la sociedad. Para autores como Roberto Espósito y Elías Canetti, el carácter central del miedo es la base de la teoría individualista de Hobbes. Es el miedo el que nos debe hacer pensar y actuar como individuos y al hacerlo, la consecuencia es desconfiar de los otros. ¿Pero qué tipo de miedo es el que nos constituye como individuos?

Lea: Súbdito

Para Hobbes, lo que los hombres tienen en común es la capacidad de matar y la posibilidad de que les den muerte, es decir, la potencia de muerte generalizada a tal punto que se convierte en el único vínculo que asimila a individuos, por lo demás separados e independientes. En una parte de la obra De Cive, Hobbes escribe que “la causa del miedo recíproco reside en parte en la igualdad natural de los hombres, y en parte en la voluntad de dañarse unos a otros. No podemos así esperar de los otros la seguridad, ni garantizárnosla a nosotros mismos. Iguales son aquellos que pueden hacer cosas iguales uno a otro. Pero aquellos que pueden llevar a cabo la acción suprema, esto es, matar, pueden hacer cosas de iguales. Luego, todos los hombres son por naturaleza iguales entre sí”.

Es decir, para Hobbes, tememos a la muerte porque queremos sobrevivir, así el miedo no solo está en el origen de la política, sino que es su origen, en el sentido literal, no hay política sin miedo, pero esta concepción del miedo no es destructiva, sino constructiva, el ser humano huye del miedo y para ello busca un pacto que lo mantenga vivo y que lo proteja, así nace el Estado que no tiene el deber de eliminar el miedo sino de hacerlo seguro.

La conocida frase el hombre es lobo del hombre, que no se encuentra en el Leviatán sino en la dedicatoria de la obra De Cive al Conde de Devonshire, es la que fundamenta la particular visión que tiene Hobbes del estado de naturaleza, que además justifica uno de los lugares comunes de su pensamiento: la guerra de todos contra todos; una guerra en la que se teme tanto a la muerte que se busca sobrevivir. Se teme tanto al otro que se destruye la comunidad.

Es en base a este miedo, a este temor, que los gobernantes se permiten llevar a cabo medidas de fuerza, que muchas veces la ciudadanía las aplaude aunque supongan pérdidas de derechos y hasta de dignidad humana; las medidas de shock pueden ser más efectivas si antes la población ha sentido el miedo, lo ha olido, lo ha visto en los ojos de unos y otros, es decir, ha sentido que no tiene salida ni escapatoria, más que sacrificar una parte de su humanidad. Ésta es la renuncia que demanda el Leviatán para existir.

(*) Farit Rojas es abogado y filósofo

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Ni King Kong, ni Drácula

/ 17 de abril de 2025 / 06:03

Un joven de 20 años muere a causa de las heridas que le provocó otro chico más o menos de su misma edad, luego que le negaran el ingreso a una discoteca en la ciudad de La Paz. Esto ocurre en la madrugada del 13 de abril. Dos días antes, el 11 de abril en Santa Cruz, un muchacho de 22 años confiesa que había matado a una adolescente de 18 años en un alojamiento, después firmo en su cuerpo con un cortaplumas porque quería “experimentar cortar la piel, conocer las capas y la grasa del ser humano”. Hay más casos que no vale la pena seguir citando, porque la intención no es hacer un recuento al estilo policial, de los crímenes ocurridos ni sus mórbidos detalles. El objetivo es llamar la atención sobre la salud mental de la juventud boliviana.

Lo invitamos a leer: Cantos de sirena

¿A qué están expuestos los jóvenes? Aparentemente se ha normalizado el portar armas de cualquier tipo, atacar por cualquier motivo, aunque arguyan que lo hicieron en defensa propia, porque en ese caso tanto víctima como agresor son producto de un virus de violencia y agresividad extremadamente peligroso, donde no hay conciencia de lo que significa asesinar.

Según los datos de una investigación realizada por UNICEF (U-Report de UNICEF Bolivia), 8 de cada 10 adolescentes y jóvenes, varones, mujeres y de otras orientaciones sexuales expresan sentir angustia, depresión y ansiedad. La investigación se realizó luego del COVID-19 para conocer los efectos que tuvo el encierro, en el contexto social, familiar y personal. Por supuesto que el aislamiento, la sobreexposición a las redes como su medio de información y relacionamiento a distancia, afectó la salud mental de la población más joven. Los padres sabían que sus hijos estaban en casa y se sintieron confiados, lo que no conocían eran los contenidos que sus hijos estaban consumiendo desde su encierro, ni las relaciones que estaban construyendo desde la “seguridad “de sus habitaciones.

Si nos fijamos en las carteleras de los cines, el 90% de las películas pertenecen al género de terror. Pero no se equivoquen porque no es el mismo miedo que podía causar King Kong o Drácula, son películas que cuentan las morbosas historias de psicópatas que se regocijan victimando de manera obscena y salpicando con sangre toda la pantalla, agrediendo a los espectadores hasta hacerles partícipes de una orgía en la que no existen los límites de la violencia. Esas películas son parte de las que permanecen más tiempo en la cartelera, mantienen abiertas las salas de cine y la venta de palomitas con soda en los combos más grandes.

Si a esto se suma la violencia en los hogares, en la calle, en el transporte público en las escuelas, en el trabajo, el resultado no puede ser más enfermizo para la mente de quienes se están formando en una sociedad donde parece ser “normal” engañar, mentir, violar, asesinar, es decir, ser violento y además quedar impune.

La salud mental de los niños, los adolescentes y los jóvenes en el país está afectada. Los adultos, muy ocupados en la política y la economía, estamos dejando pasar la enfermedad que afecta la mente de nuestros hijos porque el TikTok de tal o cual precandidato, o aquel con escenas de accidentes, golpes y feminicidios grabados y difundidos sin pudor nos tienen demasiado ocupados. ¿Podríamos convocar a la sensatez y ocuparnos de lo más importante? Es decir, los niños, adolescentes y jóvenes sobre los que tenemos directa responsabilidad.

(*) LucíaSauma es periodista

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Deseducación en tiempos electorales

En lugar de formar ciudadanos con capacidad de decidir, el proceso electoral termina produciendo electores emocionales

/ 17 de abril de 2025 / 06:02

En tiempos electorales, la política abandona una función educativa esencial —expresada mediante los valores democráticos como el fortalecimiento de la conciencia ciudadana, el fomento del pensamiento crítico y la consolidación de principios colectivos— para transformarse en un espectáculo de manipulación mediática, ostentación de recursos económicos, deliberada amnesia histórica y destrucción de los oponentes por cualquier medio. En esos tiempos, la forma de hacer política ya no educa para la ciudadanía y la vida democrática, por el contrario, deseduca.

La deseducación va ligada a la despolitización de la sociedad a través de estrategias de propaganda que buscan confundir emociones con razones, convertir a los candidatos en productos de consumo y reemplazar los debates de ideas y propuestas estructurales para el país por batallas discursivas ausente de contenidos o por competencias de quien hace más videos en redes sociales. El resultado es una sociedad cada vez más despolitizada, polarizada, menos informada, dispersa en las decisiones colectivas, más vulnerable al engaño y a la manipulación. 

Revise también: Alfabetización y Educación Popular

Los discursos electorales ya no buscan formar ciudadanos conscientes que compartan un proyecto histórico ideológico de país o la construcción de una nueva sociedad, sino quieren conquistar votos a cualquier costo, incluso si eso implica trastocar valores éticos, traicionar, promover mentiras, denigrar la verdad y fabricar realidades ficticias. Este fenómeno, al que podríamos llamar deseducación electoral, convierte la democracia en un juego de marketing donde lo importante no es la verdad, sino la percepción de la población; donde la lucha política ya no es por el poder para construir, sino por el control para aprovechar.

De esa manera, los discursos dejan de ser propuestas ideológicamente estructuradas, y se vacían de contenido mientras proliferan las promesas imposibles, los ataques personalizados, la destrucción moral y judicial del potencial ganador. Ese es el momento en que las estrategias de distracción masiva se ejecutan paso a paso. La deliberación pública, que debería ser espacio de reflexión colectiva, se reduce a una competencia de frases (eslóganes, clichés) e interpretaciones emocionales de la (des)información que sale de las redes sociales, donde sobresalen el escándalo, el sensacionalismo, la reacción emotiva y la mercantilización del voto.

Así, en lugar de formar ciudadanos con capacidad de decidir, el proceso electoral termina produciendo electores emocionales que odian o reverencian, sometidos a prejuicios prefabricados y lealtades prebendalizadas, mientras los verdaderos problemas económicos, sociales, culturales quedan sepultados por los efectos, muchas veces perversos, del mercadeo político.

En las campañas electorales, se invierten los valores éticos, el discurso se corrompe, los principios morales suelen ser instrumentalizados para justificar lo injustificable. Ejemplos no faltan:  El candidato que predica honestidad, pero tiene alianzas y fotos con corruptos; el candidato que habla de democracia mientras financia campañas de difamación contra sus rivales que antes eras sus aliados; las promesas imposibles (acabaré con la crisis en 100 días) que apelan a la desesperación, no a la razón; los recuentos de honores  académicos —reales o ficticios— para opacar a los adversarios; el uso de frases o símbolos de proyectos extranjeros para exaltar las similitudes. Esta distorsión no es ingenua: responde a una lógica de manipulación donde lo importante no es educar en y para la democracia, sino seducir, cautivar, cooptar o engatusar.

Para contrarrestar esta tendencia, se requiere una ciudadanía activa y politizada. La educación cívica-política crítica —desde las escuelas hasta las universidades— debe enseñar a comprender los discursos y analizar contextos políticos. De esa manera será fácil diferenciar lo demagógico de lo propositivo.

(*) Roberto Aguilar Gómez es docente investigador de la UMSA y exministro de Educación

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Candidatos ‘chutos’

El ‘alquiler’ y ‘compra/venta’ de siglas está a la orden del día y juega con las mismas reglas de cualquier negocio informal

/ 15 de abril de 2025 / 06:02

Es opinión corriente que más del 85% de la economía boliviana es informal. Entonces, si es cierto lo que los estudios marxistas dicen que lo estructural influye de modo determinante en lo superestructural, lo mismo debe pasar en otros espacios de la sociedad. En este periodo de elecciones permite hacer un recorrido por la política y, efectivamente, rápidamente se constata la prevalencia de la informalidad.

Ha empezado la etapa de inscripción de alianzas y luego de candidatos. Y el debate en lo que queda del sistema de medios y en las redes es “quién se alía con quién” o “con qué sigla va tal o cual candidato”. Se compran, se alquilan, se prestan siglas. Por ahí anda el debate.

Lo invitamos a leer: Las encuestas están configurando el nuevo escenario político

La informalidad es tanta que, a días de empezar las inscripciones, no se sabe cuántas siglas están habilitadas. Todo es especulación y rumor, FPV, PAN BOL, MTS y otras más, no se sabe si están o no legalmente habilitadas. Otras siglas, UCS, Morena, ADN, MNR, FRI, Demócratas y alguna más que seguramente olvido, están habilitadas, pero no se sabe si corren con candidato propio o serán prestadas o “alquiladas” a los varios candidatos que ya se postularon, pero no tienen ni partido ni sigla.  En cuanto al MAS, están habilitados, claro, pero esta es una larga y complicada historia distinta a las demás de la que ya he hablado muchas veces en esta columna.

Bien, la informalidad se hace más alarmante cuando pensamos en los precandidatos: Amparo Ballivián, Tuto Quiroga, Andrés Gómez, Edman Lara, Jaime Dunn, Rodrigo Paz, Jaime Soliz, Chi Hyun Chung, etc. Todos ellos se proyectaron como candidatos sin tener ni partido ni sigla y eso implica, naturalmente, que deben “alquilar”, “comprar” o prestarse una sigla.

Y, precisamente, eso podría ser el primer escalón de una futura imposibilidad de una gestión transparente y eficaz, porque presumiblemente el “alquiler” de una sigla para un presidenciable suma varios cientos de miles de dólares y eso excede el patrimonio de muchos de los precandidatos; entonces, si finalmente se lograran inscribir habría que contabilizar ahí una deuda a algún padrino, que se pagará, obviamente, con cargos y contratos. Todo tan pulcro, democrático e institucionalista, y es que a esos extremos conduce la informalidad en la política.

El “alquiler” y “compra/venta” de siglas está a la orden del día y juega con las mismas reglas de cualquier negocio informal: hoy se pacta el “alquiler” o préstamo, pero nada es seguro hasta el último momento. Eso lo está viviendo Evo Morales, luego de que le quitaron la sigla, logró convencer a los directivos de FPV de ir como candidato “inquilino” de esa sigla, pero hoy literalmente está en la calle y, se sabe que otras siglas no le quieren “alquilar”. Prefieren cuidar el “negocio” antes que vivir situaciones épicas. Se rumorea que el MTS podría darle su sigla al evismo, pero que puso como condición que Evo no sea el candidato.

Hay otras situaciones más pintorescas, como por ejemplo que Tuto, conocido por su posición de derecha radical, haya conseguido una sigla que tiene antecedentes y filiación de izquierda… ¿qué dirá María Corina?

En suma, la Constitución establece que la representación política se ejerce a través de los partidos y existe una estructura con instituciones y normas para que eso ocurra. Eso es precisamente lo que debería velar el Órgano Electoral Plurinacional. Pero la informalidad política es tan alta que la casi totalidad de precandidatos —que además moralizan y gritan en contra de lo informal y se presentan como legalistas y respetuosos de las normas— nunca se dieron la tarea de construir, como manda la norma, una agrupación política que represente sus propuestas o su idea de país.

Su preocupación es la candidatura y no la construcción de una institucionalidad política. A decir verdad, por fuera del MAS, que al respecto merece un análisis distinto, hay solo tres figuras políticas que han hecho la tarea para estas elecciones porque organizaron un partido, legalizaron sus estatutos y renovaron sus dirigencias: Eva Copa (Morena), Samuel Doria Medina (UN) y Manfred Reyes Villa (Súmate).

El resto de los precandidatos, todos son informales, todos son “chutos”.

(*) Susana Bejarano Auad es politóloga y periodista

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Siglo LIV

No hay mucho para qué salir, por eso las ciudades, además de congeladas, son silenciosas

/ 15 de abril de 2025 / 06:01

La ciudad está congelada, el planeta está congelado. Se lo había estado anunciando hace cerca de 3.000 años antes, ahí por el siglo XXV. Se sabía que iba a ocurrir, claro, debido a asuntos cíclicos determinados por un montón de variables que tiene que ver con la rotación de la tierra, la inclinación del eje de la tierra, el hielo de cada invierno que no se derrite sino que se acumula, la formación de cada vez más grandes casquetes de hielo, y más, más cosas, que se sabía. Y terminó llegando. Esta era que a lo mejor dure un ciento de miles de años. Nos terminamos acostumbrando. Ya hace años que nadie usa camisas de manga corta ni poleras, en el exterior, ya no se ve a gente haciendo gala de sus gustos, filias, fobias, en poleras estampadas. En interiores si, con calefacción, pero no es lo mismo, imagino, que te lean o vean un insulto en un estampado, un pequeño grupo de personas conocidas, que gente extraña en la calle. Sabemos, por imágenes de archivo, que la gente usaba imágenes con las caras de otras gentes, eran artistas populares. No sabemos cómo sería eso, no podríamos entenderlo. Ahora el arte es un asunto al que se dedican los androides y en verdad no sirve para nada más que para pasar el tiempo, para distraerse con músicas personalizadas, para decorar paredes y cosas así. Hace muchos siglos que funciona así. A los pocos humanos que les interesa el arte del pasado, se hacen usuarios de los museos o los grandes archivos y se les instala un dispositivo al que pueden acudir cuando quieran y proyectar con los ojos no sé, documentales, visitas guiadas, entrevistas, lo que sea. Claro, es poquísimo el grupo de humanos que se preocupa de eso. Dice que las ciudades eran ruidosas, que estuvieron las sociedades divididas en bandos aparentemente contrarios que se dedicaban, básicamente, al enriquecimiento de las élites, bajo el paraguas de hacer cosas por y para el pueblo. Siempre ha sido así. Ahora no se sabe a ciencia cierta qué o quiénes manejan el mundo, es decir, nos manejan. Nos dicen qué comer, cómo desplazarnos, con quién hacer pareja, si con humanos o no. No se sabe. La educación, programación de humanos. La salud, en manos de asistentes personalizados, dentro del cuerpo. Es lo normal, tenemos adentro unas máquinas recorriendo el cuerpo, arreglando problemas. No hay mucho para qué salir, por eso las ciudades, además de congeladas, son silenciosas. Ni siquiera es necesario hablar desde que hace como 200 años, se desarrolló esa especie de traductora de pensamientos que nos permite tener conversaciones, discusiones, acuerdos; sin hablar. Las nuevas generaciones de hecho, ya no hablan. Hay una institución, muy criticada, por cierto, que ha estado trabajando en la restauración del habla en personas menores, en la infancia, para que se sorprendan y disfruten, supongo, alguna emisión de sonido. Los pocos animales que se adaptaron a esta nueva realidad, fueron los domésticos. No se sabe si por ahí, en alguna parte, hay algún animal vivo, o un bicho. En la empresa en la que trabajo no existe un lugar físico. Es aquí y ahora o allá y en cualquier momento. Transmitimos mensajes pensando y los recibimos de la misma forma. Las reuniones se hacen en pantallas flotantes que van por donde vas. Te acompañan. Como la taza de café con algo que no es café, es a lo que se le dice café. Estamos acostumbrados, nadie se queja. Bueno, casi nadie. No falta quien, habiendo perdido el privilegio de las comodidades, se pregunte el porqué de las cosas. Eso se arregla de inmediato. Lo hacen desaparecer. Ayer, de pronto, al entrar a dormir, vi, en el techo, moviéndose, un insecto, con alas. 

Consulte: Aquí, causal

(*) Óscar García es compositor y escritor

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Potosí en el Bicentenario

Que Tumusla y los muertos en este camino tengan la seguridad de no haber arado en el desierto

/ 15 de abril de 2025 / 06:00

El pasado 1 de abril el departamento de Potosí fue agasajado con un feriado departamental, cuyo motivo fue la rememoración de la batalla de Tumusla, suceso que aniquiló la fuerza realista que resistía la capitulación española en la batalla de Ayacucho. El protagonista principal fue el coronel Carlos Medinaceli Lizarazu quien se había sublevado a la autoridad del Gral. Pedro Antonio de Olañeta Marquiegui, para pasarse a las fuerzas patrióticas. La fuerza realista fue diezmada y su comandante cayó en la batalla el 1 de abril de 1825.

El buen propósito del gobierno actual quedó pálido ante la apatía, por desconocimiento de la población del departamento de este hecho histórico, más allá de los actos realizados en la tierra chicheña. El contraste fue mayor en la capital, la Villa Imperial de Potosí, donde por tradición el 1 de abril se recuerda la posesión de las tierras del Sumaj Orcko por las fuerzas españolas; con este motivo se realizaron desfiles cívicos y estudiantiles, los que coronaron con un Te Deum en la catedral. Ni una palabra sobre la batalla de Tumusla, con la excepción de las inquietudes del historiador y periodista Juan José Toro.

Revise: XXXIII Congreso Minero

Rememorar es un llamado a la memoria y una reafirmación de esperanzas. Potosí es un departamento minero. La explotación de la plata en el Alto Perú se basó en el saqueo de un recurso natural y la explotación inmisericorde de los indígenas; la creación de nuevos emprendimientos productivos estaba ligada a garantizar la explotación minera, los obrajes y las haciendas no tenían otro sentido. Así desaparecieron los bosques altiplánicos de queñua, tola y yareta que se utilizaron para fundir y acuñar la plata, crisis energética que llevó a trasladar inmensas cargas de mineral (en bruto) a los puertos del Pacífico, para lo que se construyeron los ferrocarriles. El ciclo de la plata terminó cuando el mercado internacional decidió hacer del oro el único metal para las transacciones, mientras el papel moneda también ganaba terreno. De esa época quedaron los socavones vacíos y las poblaciones diezmadas de Porco, Cerro Rico, Portugalete, Huanchaca, Colquechaca, San Antonio de Lípez, etc. Tanto dieron que se quedaron sin nada.

El advenimiento del nuevo siglo marcó la demanda del estaño; se amplió el ferrocarril, se inició la generación de energía eléctrica, se mecanizó la producción minera; del metal del diablo emergió la riqueza de Patiño, haciéndose el cuarto millonario del mundo. La derrota del Chaco movió la conciencia nacional, que llevó a la nacionalización de las minas. Estos recursos se dedicaron a la marcha al oriente, siendo el occidente el proveedor de divisas para estos objetivos. La lucha de mineros y la intelectualidad progresista llevaron a que se instalara los hornos de fundición de estaño, enterrando los mitos de su inviabilidad. El ejemplo cundió y se instalaron las fundiciones de Karachipampa (plomo y plata), Telamayu (bismuto), La Palca (estaño), impulso que quedó frustrado con la caída, circunstancial, del precio del estaño y la destrucción de las empresas estatales.

Actualmente, el cambio de la matriz energética en el mundo impone la necesidad de la explotación del litio. Bolivia tiene uno de los reservorios más grandes del mundo. El proceso de cambio inició las labores de exploración, investigación y pilotaje, para dar paso a la producción industrial, con miras a la fabricación de baterías, tarea que implica en paralelo la construcción de 40 emprendimientos productivos. El golpe del 2019 cortó bruscamente su avance y a su reinicio el gobierno se olvidó de la industrialización y anatematizó el proyecto en marcha, para volver a la extracción masiva por empresas extranjeras: cinco años perdidos.

Los recursos naturales que poseemos son nuestro capital, según la forma en que lo explotemos —racionalmente—, lo usemos —industrialicemos—, lo invirtamos —diversifiquemos—, estaremos entrando al camino del desarrollo. Hoy, nuestras materias primas siguen beneficiando a las metrópolis; el desarrollo debe llevarnos a una alimentación y producción soberana que beneficie realmente al departamento y al país. Que Tumusla y los muertos en este camino tengan la seguridad de no haber arado en el desierto.

(*) José Pimentel Castillo fue dirigente sindical minero

Temas Relacionados

Comparte y opina: