Delirantes análisis políticos

Hace pocos días, a través de un post de Facebook, el periodista Wálter Chávez, reclamaba darle mayor seriedad al análisis político y disparaba contra el asesor político Ricardo Paz, quien había afirmado que el centro político estaba ocupado por Chi y Manfred, cuando ambos políticos han defendido ideas ridículamente conservadoras.
Chávez reclamaba que se hicieran bien las cosas cuando se saliera a la palestra pública, porque finalmente es sobre las ideas de los intelectuales que se generan sentidos comunes. Así que todos estamos llamados a luchar por elevar el debate público, muy venido a menos en estos tiempos.
Hace poco salieron encuestas, vallas, artículos e incluso una movilización que apoyaban una posible candidatura de Andrónico Rodríguez, presidente del Senado. Los argumentos eran varios, pero los centrales tenían carácter pragmático: Andrónico es el único líder del bloque popular capaz de hacer una elección competitiva. Si me apuran, me atrevo a decir incluso que, ante el ajuste económico que está en puertas, Andrónico es el único que podría pensar en equilibrar las facturas que los bolivianos tienen que pagar, que normalmente recaen sobre los que menos tienen.
Tras estas expresiones, el evismo salió furibundo a señalar al arcismo como autor de ellas. Imaginaron, con ayuda de algunos creativos e insidiosos, como el periodista y exdiplomático en la gestión de Morales, Rafael Archondo, que todo era un plan digitado desde la Casa de Pueblo. Sin sonrojarse, afirmaron que una red de periodistas, analistas e incluso el exvicepresidente Álvaro García Linera estuvimos involucrados en este plan en contra de Morales, para salvar no sólo el pellejo sino también el de Luis Arce. Hermosa historia de ficción. Las cosas muchas veces son más sencillas que estas teorías “posverdaderas”.
El análisis político debe basarse en los hechos, que para el caso son los siguientes: Primer hecho: el gobierno inició una campaña de lawfare contra Evo Morales, desempolvó un proceso que el expresidente tenía pendiente porque supuestamente tuvo un hijo con una menor yacuibeña de 15 años. Al enterarse de esto que, según el presidente Luis Arce, “todos sabían”, la población reaccionó rechazando a Evo y su conducta personal. Segundo hecho: según confesión del exministro Iván Lima, el gobierno, en colusión con el autoprorrogado Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), “logró” la emisión de fallos que impiden la repostulación de Morales de por vida y también que le quitan el MAS a Evo.
Pues bien, esta información nos sirve para hacernos esta pregunta, espinosa para los conspiranoicos: ¿Es que el arcismo haría esto para entregar la candidatura al segundo de Evo? Ni de broma, como es obvio. El trabajo del arcismo buscó allanar el camino de la candidatura de Luis Arce, como ya está quedando muy claro, tan solo una semana después de la columna de Archondo, que ya ha quedado resfriada. Siempre le pasa.
Por otra parte, es verdad que ha contribuido a este resultado el elemento de obstinación de Morales, que se proclamó como “insustituible”. Como no es posible ganarle alguna posición dentro ya que esto es una “traición”, entonces lo bloquearon.
Los hechos son estos, pero en Bolivia la magia nunca está ausente: ¿Con qué apoyos candidateará Arce? ¿No vio ninguna de las encuestas? Al parecer lo hará con la misma convicción —mágica, precisamente— con la que el evismo cree que podrá inscribir a Evo en el Tribunal Electoral.
Se dice que Andrónico no es un enemigo del arcismo. Claro que no, porque basta con el evismo para encargarse del joven senador.
Sin embargo, esto no se va a quedar así. Las naves de guerra ya giran en dirección a Rodríguez. Para cerrar el círculo, el oficialismo le está poniendo trabas a las siglas que podrían postular, no a Evo, que eso no tiene sentido legal, aunque decirlo cause heridas, sino a Andrónico. Para prevenir y estar preparados ante la remota pero no imposible alternativa de que las bases evistas decidan, a pesar de Evo, finalmente ir con Rodríguez.
Si es verdad que la estrategia del arcismo es eliminar a los rivales de izquierda, como se dice en los corrillos, convengamos en que es una estrategia muy mala, porque resulta muy complicado conseguir los votos de aquellos a quienes se agravia y se enoja. De modo que el voto otrora masista puede terminar más bien en manos de otros: ¿Samuel? ¿Manfred? ¿Chi? Sí, tal vez en todos ellos, sobre todo Chi, y no porque esté en el centro, como afirma Paz, sino porque el candidato coreano disputa el voto popular conservador. ¿Cómo es que hay conservadores que votaron por el MAS? Pasa que el MAS fue una fuerza lo suficientemente grande como convocar a grupos ideológicamente diversos, porque embanderó causas nacionales transversales.
Estudiar y entender mejor al MAS, en lugar de insultarlo y descalificarlo, ayudaría a la oposición a dejar sus tristes emulaciones de los fachos extranjeros y a construir algo propio.
En todo caso, en ese trabajo, que se olvide de las teorías de la conspiración. No la ayudarán ni a la izquierda ni a la derecha.
Susana Bejarano Auad es politóloga y periodista.