La hora de los ajustes

Omar Rilver Velasco
Hay un común denominador entre todos los economistas bolivianos, que es: ¡la hora de los ajustes ha llegado! Atrás quedaron los gloriosos tiempos de la estabilidad y la bonanza económica. Pero donde muchos no nos ponemos de acuerdo es en el cómo y quiénes tienen que asumir los costos.
Los detractores del modelo plural se preparan para extraer de las entrañas de la economía nacional, el maloliente gasto público que —a su entender— es el villano de la falta de dólares, la escasez de combustibles y la inflación de alimentos que se ha convertido en el cáncer de la economía, y su deber: ¡extirparlo! Atención a todos: preparen el bisturí, desinfecten las tijeras, afilen el machete o enciendan su motosierra favorita, que la operación al sector público está a punto de comenzar.
Desde la sala de emergencia, el matasanos neoliberal anuncia con júbilo que realizará una cirugía de trasplante porque observa que el cáncer está muy avanzado. Es la llamada terapia de privatización de empresas públicas. Sin embargo, por miedo de ser tachado de “privatizador” o “vende patria”, y para no tener que ruborizarse, asume una posición más cauta y sugiere el cierre en lugar de su venta. Poco después se da cuenta que clausurando todas las empresas estatales ahorraría Bs 2.000 millones, que es el déficit promedio de los últimos años, sobre un desequilibrio global de más de Bs 35.000 millones. ¿Dónde realizar la liposucción siguiente? La privatización le habría dado jugosos ingresos a cortísimo plazo, pero desafortunadamente deberá conformarse solo con su cierre hasta que encuentre la ganzúa que abra el candado constitucional, pero para ello necesitará una mayoría parlamentaria que no la tiene.
De pronto, parece en el quirófano un segundo curandero portador de buenas nuevas que recomienda una cirugía estética que consiste en rediseñar la estructura del sector público recortando el número de ministerios o fusionándolos. Para su infortunio, el especialista omite que, descontando las carteras de Relaciones Internacionales, Salud, Educación, Gobierno, Defensa, Justicia y Economía, el margen de posibles machetazos, se reducen a menos de la mitad de un PGE que para el año 2024 fue de Bs 22.665 millones. Si a ello le sumamos sectores estratégicos como minería, hidrocarburos y planificación, las incisiones se achican a menos de un tercio, es decir, Bs 5.600 millones. Este monto sería borrado del exoesqueleto público dejando de proveer funciones importantes de la Constitución como Culturas, Medio Ambiente, Obras Públicas, Trabajo, Desarrollo Productivo y rural.
Antes que la anestesia del marketing político termine su efecto, un tercer cirujano echa pies en tierra y plantea una cirugía paliativa que, si bien no cura la enfermedad, mejora la calidad de vida de la economía. Propone mutilar la planilla de trabajadores sin resquemores. Lo que este especialista no toma en cuenta es que, del medio millón de ítems públicos, el 75% se destina a educación (44%), salud (15%) y fuerzas del orden (14%). Si a eso se suman los gobiernos autónomos (8%) y universidades (6%), el margen de acción para la carnicería estatal se reduce al 10%. Ese porcentaje multiplicado sobre una planilla salarial anual que ronda los Bs45.000 millones ahorraría gastos por Bs4.500 millones; eso sí, asumiendo el hipotético caso que se despide al resto de trabajadores, lo que elevaría la tasa de desempleo en más de 1%.
La temible palabra de ajuste hace eco en la boca de los políticos y economistas bolivianos críticos a la iniciativa pública. Pero más allá de ser reprochable el carácter cortoplacista, demagógico y poco imaginativo de sus medidas, dejan entrever que no son nada efectivas. Estas tres intervenciones fiscales demandarían un recorte fiscal de apenas un tercio de la hemorragia fiscal y con un enorme costo social. Detrás de la retórica de cambio de modelo y reducción del tamaño del Estado se esconden medidas que pretenden trasladar el costo a los más vulnerables. Ciertamente, hay un debate en reducir el déficit fiscal, pero nadie te dice a cuánto hay que reducir. Te dicen que hay que endeudarse, pero no te dicen en cuánto. Tampoco te dicen de forma explícita qué van hacer con el tipo de cambio, cuánto van a devaluar la moneda. Estos temas los veremos en futuras entregas.
Un verdadero intento de ajuste fiscal deberá considerar al menos tres lineamientos esenciales que son innegociables: 1) mantener los logros sociales de reducción de pobreza y desigualdad del ingreso alcanzados en la década anterior; 2) la defensa de la propiedad estatal de los recursos naturales para el beneficio de los bolivianos y 3) el cuidado del medio ambiente.
Omar Velasco es habitante del Kollasuyo, yatiri económico y promotor del Vivir Bien.