Candidaturas inciertas

Rubén Atahuichi
Imagen: La Razón
Falta poco más de seis meses para las elecciones generales del 17 de agosto. Si bien las campañas electorales se han adelantado, nada está dicho: no hay convocatoria oficial de parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE), no hay alianzas consolidadas ni candidaturas seguras, por más empeño que muestren algunos por serlo.
En un ambiente político y social enrarecido por la situación de crisis económica en el país, que no se decanta en una movilización real, aparentemente no hay riesgo de convulsión extrema que pueda afectar al gobierno del presidente Luis Arce, que está encaminado en terminar su periodo de cinco años sin interrupciones.
La sombra de elecciones adelantadas o los afanes por la renuncia del mandatario, como pretendía el ala evista del Movimiento Al Socialismo (MAS) a finales del año pasado, se han esfumado. Sin embargo, la pre/ocupación de esa facción radical sigue intacta, aunque con algunos sustos: Evo Morales “candidato único”.
Desde que Andrónico Rodríguez se le plantó a su mentor con que no sea celoso de los jóvenes y que Morales respondió con nervios de que el candidato es él y que no hay un plan B, incluso con una reprimenda al presidente de la Cámara de Senadores sobre el comportamiento de sus funcionarios, nada es igual en el evismo: Andrónico es la sombra de la candidatura de Morales.
Pero, al ser despojado de la dirección del MAS por una sentencia constitucional, el expresidente no tiene con qué sigla asistir a los comicios, aunque dijo que “la sigla está garantizada” a pesar de algunos condicionamientos “superables”. El Movimiento Tercer Sistema (MTS) ya rechazó sus ímpetus de candidato sí o sí y su afán de sostener que está habilitado.
En la otra facción masista, tienen la sigla, pero no candidato. El presidente Luis Arce está indeciso aún; será por la caída de su imagen a raíz de la situación económica, la falta de respaldo social, el intenso ataque del evismo o las dudas sobre su proyección electoral.
Al otro lado, la situación no es distinta. La coalición prelectoral conformada por Carlos Mesa, Jorge Quiroga, Samuel Doria Medina, Luis Fernando Camacho, Vicente Cuéllar y Amparo Ballivián hace aguas por los mismos problemas de hace años: todos quieren ser el candidato único, su enfurecido discurso antimasista y la ausencia de una lectura de la realidad insoslayable que terminó con la esencia de los partidos tradicionales de antes de 2006 o 2002 (sus ideas liberales son las mismas de antes de 2005 y no comprenden aún la irrupción de un movimiento nacional popular indígena originario campesino).
Supuestamente los más calificados son Quiroga, expresidente por sucesión “impecable” y dos veces candidato, y Doria Medina, varias veces candidato presidencial y vicepresidencial sin éxito. Entre ambos políticos tradicionales se están sacando los ojos en busca de la candidatura “única” de la oposición de derechas.
Pero esa derecha tiene otro candidato con más recorrido que aquellos: Manfred Reyes Villa. Autosuficiente y con partido propio recientemente validado, no quiere alianzas con ninguno de los anteriores. Ya mantuvo también una gresca verbal con Quiroga, típico en los adjetivos que entiende que aquel tiene más opciones.
Solitario pero persistente, el senador Rodrigo Paz Pereira deambula por el país en campaña por su candidatura y su plan de gobierno. Son varios precandidatos, especialmente de la oposición. Sin embargo, sus posibilidades son inciertas debido a varios factores, entre ellos la falta de consenso y coincidencias sostenibles.