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Saturday 15 Feb 2025 | Actualizado a 20:00 PM

El litio: algo no cuadra

/ 21 de enero de 2025 / 06:03

El envío a la Asamblea Legislativa Plurinacional de dos contratos para la explotación del carbonato de litio en el salar de Uyuni ha reavivado el debate sobre este tema.

El contrato con Uranium One Group no es sino la compra por parte de YLB de una planta de Extracción Directa de Litio (EDL) de las salmueras. Si bien con esta tecnología hay una mayor recuperación, el resultado final es de 14.000 toneladas (TM) de carbonato de litio al año, la misma capacidad con que cuenta la actual planta de YLB. Sin embargo, lo llamativo es el precio de la compra, $US 970 millones —la planta actual costó $US 165 MM— que debe ser pagada con la producción de carbonato de litio. Si la producción anual es de 14.000 TM, al precio actual de $us 10.000/TM, el ingreso anual sería de $US 140 millones; de este valor hay que deducir los gastos de operación, $US 8.500 por TM, parámetro internacional, que da $US 119 millones por año; la regalía de 3% es de $US 4,2 MM, quedando como utilidad $US 16,8 millones de la cual hay que deducir el 25% de impuesto a la utilidad de las empresas, $US 4,2 MM, siendo la utilidad neta para YLB de $US 12,6 millones. Con este monto hay que pagar la deuda de 970 millones, lo que tardará 77 años. El contrato, más allá de ser de compra y venta de una planta EDL, establece que el operador será Uranium One Group al que hay que pagar este servicio, el valor lo fijan ellos mismos; en este contrato YLB no juega ningún rol de dirección ni de operación, sin capacidad técnica ni de fiscalización, sólo esperará el pago de los dividendos; la planta pasará a su administración una vez que concluya el contrato, en 20 años.

El contrato con la empresa china CBC es un contrato de servicio para la explotación de carbonato de litio, figura inventada por ciertas cooperativas para permitir a empresas colombianas, brasileñas, chinas, etc. la extracción del oro; este servicio comprende el pago del capital de inversión de dos plantas, los gastos de la operación, el costo financiero, la licencia de la patente, los gastos de mantenimiento. En la primera etapa se tratará la salmuera residual; después de extraer el cloruro de sodio y el cloruro de potasio en las piscinas de evaporación, esta planta tendrá una capacidad de 10.000 TM y un costo de $US 130 MM; la segunda fase prevé producir 15.000 TM en una planta que tiene un costo de $US 720 millones y se alimentaría de las salmueras de pozo, así la utilización de la salmuera de las piscinas sería ampliamente conveniente. El costo de las dos plantas será de $US 850 millones, produciendo 25.000 TM anualmente. Los costos del servicio que se pagaría al operador son: el costo operativo, a $US 8.500 por TM da $US 212,5 MM, la regalía del 3%, $US 7.5 MM, el costo del financiamiento, 12% el primer año, son $US 102 MM; el uso de patente $US 1.700 por TM tratada hace $US 42 MM, haciendo un costo total de $US 362 MM. Frente a los ingresos que generan las 25.000 TM a un valor de $US 10.000/TM de $US 250 MM; es decir la operación es deficitaria.

Algunas puntualizaciones. En un proyecto de explotación de recursos naturales se estima que son necesarios cinco años para la recuperación del capital de inversión; además, se prevé como valor del producto la serie histórica de los últimos años, nunca la expectativa futura; por otro lado, la Constitución establece que un contrato de explotación de recursos naturales tiene que ser operado por el adjudicatario, lo propio la ley de creación de YLB prohíbe la explotación por agentes particulares. Los dos contratos no transfieren tecnología ni capacitan al personal.

Está en manos de la Asamblea Plurinacional defender la explotación de los recursos naturales que tiene como justificativo el dar valor agregado con la industrialización y el manejo soberano por empresas estatales, a las que se les da el título de estratégicas. En esta visión se formuló el plan maestro para el desarrollo del litio, bajo la conducción del ingeniero Alberto Echazú A., cuya voz hoy se encuentra silenciada, y del Ing. Juan Carlos Montenegro (+). Su legado nos obliga a dejar de ser simples exportadores de materias primas y luchar por producir baterías en Bolivia y no contentarnos con las migajas del banquete.

José Pimentel Castillo fue dirigente sindical minero.

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El americano feo

Carlos Antonio Carrasco

/ 15 de febrero de 2025 / 06:00

Fue en 1958, en pleno auge de la Guerra Fría, que apareció la obra clásica del tándem William Lederer y Eugene Burdick intitulada El americano feo en la que se retrataba en estilo novelesco las torpezas y trampas de la diplomacia estadounidense en el sudeste asiático, cosechando de esa manera la repulsión y el odio popular no solamente en ese espacio, sino en todo el mundo. Aquel sentimiento que tardó allí años en acumularse, lo consigue —ahora— Donald J. Trump, en las primeras semanas de su gobierno, mediante sus famosos decretos ejecutivos y sus destempladas declaraciones a la prensa. Proeza que la psiquiatría podría explicar como la sed de revancha por las humillaciones sufridas en el interregno entre sus dos presidencias, cuando la Justicia lo halló culpable de 34 cargos criminales a los cuales escapó gracias al estruendoso apoyo popular que lo llevó nuevamente a la Casa Blanca.

En el plano interno, su obsesión por extinguir legalmente la noción sobre la orientación sexual del individuo es tan notable como su fobia contra los 11 millones de migrantes indocumentados que sufren persecuciones inmisericordes hasta ser capturados y deportados sañudamente.

A ello se suman los daños colaterales que causan ciertas medidas de orden internacional, siendo la más ilustrativa el cierre de Usaid, la agencia de ayuda al desarrollo, que financiaba proyectos de vivienda, salud y educación en países del Tercer Mundo. Luego, la renuncia al Pacto de París sobre el cambio climático y el retiro de la Organización Mundial de la Salud, ambos pasos que afectan seriamente la concertación multilateral para beneficio humanitario. Si el ahorro fiscal de miles de dólares sirvió como pretexto para esas acciones, no se entiende el alejamiento de Estados Unidos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y menos las sanciones impuestas a la Corte Penal Internacional que juzga precisamente a los gobernantes perpetradores de aquellos derechos.

En otro acápite, se nota que MAGA (Make América Grate Again) que parecía ser un mero eslogan electoral se convirtió de metáfora en intención de expansión imperial cuando Trump invoca la posibilidad de hacer de Canadá el 51 Estado de la Unión, de recuperar nuevamente el Canal de Panamá, de rebautizar el Golfo de México como Golfo de América o de comprar Groenlandia.

Empero, entre sus ocurrencias, la más osada es la conquista pura y simple de la Franja de Gaza, para instaurar allí con el dominio americano un novedoso proyecto inmobiliario que transforme esa tierra, de tanto sufrimiento bajo el genocidio israelí, en una lujosa “costa azul” del Medio Oriente, trasplantando a los dos millones de nativos palestinos a tierras egipcias y/o jordanas. Ante tanta barbaridad, el alza de aranceles en detrimento de México, Canadá, la Unión Europea o China, adquiere el aroma de ingenuas aspiraciones de mentalidad aduanera, excusables para una equitativa negociación.

Entre tanto ajetreo hereje que altera la geopolítica planetaria, Trump deja pasmados y afónicos a sus homólogos europeos y asiáticos, pero aún confiemos que le quede tiempo para acordar con Vladimir Putin una paz duradera en el conflicto ucraniano que tantos miles de jóvenes vidas ha segado, en aquel absurdo pleito por fronteras imaginarias. Esa hazaña, ¿podría —acaso— brindarle su añorada ilusión de obtener el Premio Nobel de la paz?

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Carnaval de Oruro: la fuerza de la cultura

Patricia Vargas

/ 14 de febrero de 2025 / 06:00

El Carnaval de Oruro marca el inicio de una celebración que permite a esta ciudad mostrar la riqueza y la fuerza de la cultura boliviana. Su máxima expresión es la entrada folklórica, un evento que reúne a diferentes danzas y fraternidades de todos los departamentos del país, los cuales reflejan la diversidad que lo caracteriza.

En ese día, el esplendor de cada baile revela la identidad del pueblo a través de un espectáculo vibrante que deleita al espectador con su destreza y colorido, lo que convierte al Carnaval de Oruro en una de las manifestaciones culturales más representativas de Bolivia.

Durante el lapso de ese tiempo, la ciudad de Oruro se transforma en el epicentro de la cultura nacional, pues hace gala de la riqueza estética del folklore enraizado en su gente. Una de las danzas más emblemáticas es la diablada, ya que su puesta en escena combina el movimiento corporal de los bailarines con sus impactantes coreografías. Estas últimas, que generan una experiencia sensorial única en los visitantes. De esa manera la fuerza de la música folklórica realza la majestuosidad del espectáculo.

Es así como el Carnaval de Oruro se reinventa constantemente en los detalles y un claro ejemplo de ello es el arte del bordado, cuya exquisitez y talento sigue maravillando a propios y extraños. Los bordadores, muchos de los cuales aún trabajan a mano, dan vida a trajes que deslumbran con la combinación de sus colores, texturas y detalles minuciosos.

A lo largo del tiempo, las expresiones culturales del Carnaval han evolucionado, captando la atención de los espectadores. El creciente número de bailarines y la complejidad de las coreografías refuerzan el atractivo del evento. Lo más notable es la resistencia física de los danzarines, quienes, a pesar del peso de sus máscaras y vestimenta, ejecutan movimientos vigorosos y construyen escenografías en constante transformación. Su presencia imponente convierte las calles y avenidas en escenarios vivos donde la cultura cobra un protagonismo absoluto.

Una apreciación que no olvida los colores intensos y vibrantes del Carnaval que alteran la percepción del entorno urbano, revitalizando los espacios públicos y disolviendo cualquier imperfección estética. Así, el dinamismo de los bailarines no solo anima la festividad, sino que cualifica el valor de las calles y avenidas.

En la era digital, el Carnaval de Oruro ha trascendido sus fronteras físicas, cautivando a espectadores de todo el mundo a través de las plataformas virtuales. Muchos de ellos, atraídos por la majestuosidad del evento, se convierten en asiduos visitantes que experimentan la energía de los cuerpos en movimiento y el poder de la música folklórica.

De esa manera, esa ciudad no solo acoge a turistas nacionales, sino que conquista a turistas de distintas latitudes, fascinados por la autenticidad del espectáculo. Lo que alguna vez fue un arte de las calles evolucionó hasta convertirse en un fenómeno cultural que, año tras año, sigue siendo apreciado.

El Carnaval de Oruro enamora a quienes lo visitan tanto, por sus cualidades estéticas como, por las alegóricas. No en vano ha sido reconocido por la Unesco como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Y reafirmando esta distinción, el Carnaval de Oruro se erige como la muestra viva de la cultura boliviana.

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Nuevo ciclo de siempre

Drina Ergueta

/ 13 de febrero de 2025 / 06:00

Situaciones de desequilibrio o desigualdad lamentablemente se producen y reproducen constantemente en todos los ámbitos de la vida, y uno de los más importantes y decisorios es la política. En este espacio se reclama desde hace siglos “la ciudadanía” para toda la población y no solo una parte de ella; pero no termina de lograrse. Un ejemplo claro de ello es el foro Liderazgo para un Nuevo Ciclo, realizado hace una semana en Santa Cruz y al que asistieron personalidades del mundo político con participación y voz de algunas precandidaturas a la presidencia del país, en vista a las elecciones generales a realizarse en agosto de este año.

El nombre del encuentro ya indica el primer sesgo, “nuevo ciclo”, y se refiere a la seguridad de que en Bolivia se producirá un cambio de ciclo en la política del país. ¿En qué sentido? Pues, dejando atrás los 20 años del gobierno del MAS-IPSP. Está bien desearlo y trabajar por ello; sin embargo, si viene de tres medios de comunicación del peso de El Deber, de Radio Panamericana y Nueva Economía, habría que tener más cuidado en mostrar menos posicionamiento y, aunque haya ciertos indicios, habría asumir que en política todo es posible. Más importante aún, habría que tomar en cuenta que la población que respalda a este partido o instrumento político aún es muy numerosa y que tiene también sus liderazgos y que merece estar representada, eso da la ciudadanía. Evidentemente, estuvo el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, pero ¿era suficiente para dicha población que también es diversa? En ciertos espacios, a esta gente pocas veces se la toma en cuenta y también se la generaliza. Evidentemente, el objetivo solo era mostrar las propuestas de la parte que quiere el cambio de línea política en el Gobierno y no todas las propuestas para el país.

Dado que aún no hay candidaturas oficiales, según se explicó durante el foro, quienes participaron lo hicieron por su liderazgo. Muy bien por eso; sin embargo, aún con esas características se notó un segundo sesgo que señala que hay ciclos que no acaban: es la ausencia de mujeres, remarcando así su ciudadanía de segunda. La única presencia de la precandidata Amparo Ballivián (en la misma línea de los invitados, pero con gran saber, experiencia y carisma) colocada al final del evento, no es suficiente representación. En alguna publicación se ha dicho que también fue invitada la alcaldesa de El Alto, Eva Copa, y que declinó asistir. Habría compensado en algo el desequilibrio de género; sin embargo, ya que se trataba de liderazgos políticos y no candidaturas, con seguridad hay más mujeres que podrían haber estado presentes. ¿Qué se debería hacer con Bolivia? Allí estuvieron mayoritariamente hombres con la respuesta.

No se habló de sectores desfavorecidos, sí mucho de empresa privada, protección de la propiedad, y, si se mencionó a las comunidades campesinas, fue para eliminar las tierras comunitarias y volverlas objeto de compra. Mundos distintos donde solo pudo expresarse uno. ¿Es que no sería bueno dar un espacio para todas las voces?

En los discursos, no se hizo la mínima mención a las mujeres ni a su situación de desventaja en la sociedad, cuando ellas, al ser la mitad de la población, deberían también estar reflejadas en las políticas de gobierno y de Estado. En una ocasión se preguntó sobre los feminicidios, ¿a quién? ¡Obviamente, a la única mujer, Amparo Ballivián! Señores, los feminicidios son asunto de hombres, no miren para otro lado.

¿Y quiénes hacían las preguntas? Hombres. Es que, por favor, cuando hay un espacio para lucirse en asunto serios allí están ellos. En estos casos, las preguntas son tanto o más importantes que las respuestas. Por cierto, las preguntas fueron abundantemente comedidas y no críticas, como invitándoles amablemente a continuar con su discurso. Un discurso que, en general, de nuevo tenía poco, fue una vuelta a los años 90 de privatizaciones y reducción del aparato estatal.

Eso sí, el extenuante trabajo de organización y logística estuvo encabezado por una mujer, Carola Capra, a quien se le reconoció aquello como cuando se aplaude lo buena que estuvo la comida en una cena, pero de lavar los platos nada. Quienes recibieron sonrientes a la gente asistente, quienes traían y llevaban las bandejas y luego se hicieron cargo de la limpieza fueron, con seguridad, mayoritariamente mujeres. Un cambio aquí también importa.

Drina Ergueta es periodista y antropóloga.

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Poder, política y democracia

César Navarro Miranda

/ 13 de febrero de 2025 / 06:00

La política se entiende como la forma de organización de los órganos de poder del Estado, las formas de organización y disputa por el poder, el ejercicio del poder, la reproducción del poder. Ello implica procedimientos en el Estado de derecho o acciones fácticas en los regímenes militares.

La disputa por el poder y la reproducción del poder sintetiza el sentido de la política; este hecho se entiende a partir de la composición social de los sectores hegemónicos que inciden y deciden.

Tradicionalmente, las derechas constituyen sus élites en función de las temporalidades; se expresan por la vía liberal representativa y por lo militar; los núcleos que los articulan son grupos corporativo-empresariales, que retienen y se benefician del poder en dictadura y democracia; además, tienen la capacidad de construir su narrativa que expresa esa temporalidad como la “razón” del tiempo.

El valor de la reproducción del poder está en el sistema de creencias políticas, éticas, jurídicas, materiales constituidos; cuando ese valor ya no es la fuerza, son tiempos de crisis, de inestabilidad, de descomposición, pero también de recomposición, que no emerge de la materialidad de la crisis, sino de la capacidad de los actores que disputan la hegemonía de esa temporalidad.

A inicios del siglo, la Guerra del Agua (Cochabamba, 2000), la movilización indígena aymara y la conformación del Cuartel Indígena de Qalachaca (altiplano, 2001) y la Guerra (El Alto, 2003) derrumbaron el sistema de creencias neoliberal-colonial; los actores políticos, económicos, sociales, culturales, religiosos y mediáticos que enarbolaban esas banderas fueron arrastrados por la tempestad de lo plurinacional-popular.

El actor hegemónico de la política es lo sindical campesino e indígena que esta atravesado por identidades territoriales, productivas, culturales, deliberativas y orgánicas constituidas en movimiento social; se manifiesta electoral y políticamente en el paraguas de la democracia liberal representativa. Los núcleos dirigentes del movimiento son los aymaras y quechuas del altiplano, los cocaleros del Trópico cochabambino y sectores urbano-indígena-populares de El Alto.

Esta forma de manifestación política es la peculiaridad abigarrada de nuestra sociedad boliviana.

Desde 2002, la democracia liberal representativa está subordinada a la decisión que toman los actores político-sindical-campesino-indígenas de izquierda; esta elección no será una excepción, todas las opiniones generalmente negativas de los aspirantes a ser por lo menos candidato presidencial o sentimental, de los analistas convertidos en gurús de la predicción, los medios de comunicación públicos y —no todos— privados hilvanan alrededor de las decisiones, acciones y opiniones que surgen de los escenarios deliberativos desarrollados en el Trópico y están en suspenso por lo que diga Evo o Andrónico.

La tarjeta de presentación de los folklóricos opositores es quien tiene mayor impacto en la descalificación, no en la crítica, al actor que incide en el quehacer cotidiano de la política y en la perspectiva electoral; una vez concluida su plegaria llena de adjetivos, hablan del horóscopo electoral y terminan autonombrándose salvadores de Bolivia.

La intensidad de la temperatura política no está condicionada a la conformación de los binomios, sino a lo que resuelva el TSE cuando se postule Evo. Esta decisión marcará el resultado electoral y la conformación el próximo gobierno.

La ciudadanía política depende de la comunidad política, lo colectivo que tiene en el sindicato territorial y cultural ha trascendido la formalidad liberal representativa; por ello que hace imprescindible para las diferentes fracciones políticas de centro y derechas inhabilitar al referente histórico, inviabilizar el sentido político de la organización sindical para volver a ser el centro de la política como fueron durante 180 años desde inicios de la República.

La disputa en este tiempo electoral no está sujeta a la dinámica liberal representativa, sino que este escenario está contaminado por el ingreso de un actor institucional externo al proceso electoral, es el Tribunal Constitucional.

La disputa por el poder en este tiempo del sistema democrático ya no está sujeta a la admiración del Tribunal Electoral ni a la decisión democrática del soberano, sino a fallos constitucionales; esta distorsión de la institucionalidad es la gráfica de las formas republicanas en la disputa y ascenso al poder.

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Crisis interconectadas, futuro frágil

Natalia Calderón

/ 13 de febrero de 2025 / 06:00

En un mundo cada vez más interconectado, la gestión de riesgos se ha convertido en una prioridad ineludible para gobiernos, empresas, comunidades y personas. Las crisis que enfrentamos hoy como planeta, desde conflictos armados hasta desastres climáticos y tensiones geopolíticas, no solo son complejas, sino que también están intrínsecamente relacionadas. En este contexto, el Informe Mundial de Riesgos 2025, presentado hace algunas semanas, se muestra como una herramienta esencial para entender y abordar estos desafíos.

Este documento revela un panorama mundial cada vez más fracturado y un futuro más frágil, en el que los crecientes desafíos geopolíticos, medioambientales, sociales y tecnológicos amenazan la estabilidad y el progreso. En su última edición, se destacan temas como el cambio climático, desinformación y la información errónea y la polarización social, todos ellos interrelacionados y capaces de amplificar sus efectos adversos.

La creciente dominancia de las preocupaciones ambientales en las perspectivas de largo plazo representa tanto un desafío como una oportunidad sin precedentes para nuestra sociedad. Hace algunos años, la idea de que los riesgos ambientales pudieran ocupar un lugar central en nuestras agendas parecía lejana, pero hoy es una realidad innegable. Cuatro de los cinco mayores riesgos (y cinco de los 10 principales) se relacionan con el deterioro climático y ambiental. Los riesgos ambientales han empeorado tanto en intensidad como en frecuencia desde que se publicó el primer Informe de Riesgos Globales en 2006. Los riesgos a escala global, como el cambio climático y la pérdida de la naturaleza, están influyendo en las preocupaciones a largo plazo. Sin embargo, el reporte también refleja que existen diferentes perspectivas cuando se trata de clasificar los riesgos ambientales. Por ejemplo, las generaciones más jóvenes están más preocupadas por cuestiones ambientales, que los grupos de mayor edad. Además, existe una divergencia entre los sectores público y privado en la forma en que clasifican los riesgos ambientales.

En Bolivia, debemos reconocer el momento crítico que vive el país, los cambios sociodemográficos que experimenta, además de los cambios políticos en un año electoral y la creciente conciencia sobre los riesgos ambientales como los incendios forestales. La interacción de estos factores representa una oportunidad única para incidir en la correcta inclusión en la agenda pública y política de los temas ambientales, y en las decisiones de la población acerca de nuestros futuros gobernantes.

Aprovechar las oportunidades que emergen de la preocupación sobre cuestiones ambientales requiere un compromiso colectivo y una visión a largo plazo que priorice la sostenibilidad. Al integrar las preocupaciones ambientales en nuestras decisiones económicas, políticas y sociales, no solo podemos mitigar los riesgos que enfrentamos, sino también construir un futuro más resiliente y próspero para las generaciones futuras. En este camino, cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar. ¡Actuemos juntos!

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