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Thursday 13 Feb 2025 | Actualizado a 09:09 AM

Sobre regalos

/ 23 de diciembre de 2024 / 06:03

Virgillio, el poeta romano, escribía en la Eneida (libro II, 49) «timeo danaos, et dano ferentes» que se traduce como «temo a los griegos, aunque traigan regalos». Los griegos eran llamados danaos. ¿Cuál es el regalo griego más conocido en la literatura antigua? La respuesta es el caballo de Troya, mencionado en la Odisea de Homero y recuperada en la Eneida de Virgilio.

El caballo de Troya era un regalo, un don tan peligroso, que se convierte en una máquina de guerra excepcional, pues como se sabe popularmente dentro del caballo, dentro del regalo, al interior del regalo como don, se escondían los guerreros griegos, los más despiadados, dispuestos a desatar la carnicería y la muerte una vez que el regalo sea aceptado por los troyanos y llevado al corazón de la plaza de Troya. El regalo, el don, que parece gratuito en realidad no lo es. Virgilio pone en boca del sacerdote Laocoonte la advertencia: «creéis que los danaos pueden hacer regalos sin trampas».

Además de Laocoonte se encuentra Casandra, que en la mitología griega también advirtió a los troyanos sobre el peligro que se escondía en el regalo griego del caballo de Troya. Casandra fue sacerdotisa de Apolo con quien realizó un contrato, por un lado, Casandra accedía a una relación carnal con Apolo a cambio de que éste le dé el don de la profecía, otro don o regalo peligroso. Después del acto sexual, Casandra rechazó a Apolo y éste maldijo a Casandra escupiendo en su boca, entonces sentenció que Casandra tendrá el don de la adivinación, pero nadie le creerá. Así, cuando Casandra anuncia la caída de Troya por los intrusos dentro del caballo regalado por los griegos, ningún troyano le cree. Así nació el síndrome de Casandra, el don de los que pueden ver el futuro, pero no pueden hacer nada para evitarlo.

En ambos casos, tanto en el ejemplo del caballo de Troya, como en el don de Casandra, el regalo revela una naturaleza particular. El regalo, mientras más inocente se presente, es más compleja su configuración de máquina de guerra, pensemos en lo inútil de un caballo hecho de madera, justamente el hecho de su falta de utilidad nos lleva al carácter simbólico de su configuración.

El filósofo francés Derrida decía: “tengo una lengua y no es la mía”. Es decir que tenemos una lengua, pero no es nuestra. Veamos, para nosotros el castellano es nuestra lengua, ejercemos nuestra libertad en el ejercicio de la palabra, pero esta palabra no es nuestra, nos fue dada, nos fue regalada, y a la vez, es esta condición de regalo la que nos ata, nos relaciona, nos condiciona. No es posible expulsar a los poetas como pretendía Platón, pues la poesía está en nuestra lengua y nos habita. Sólo podemos decir lo que la lengua nos permite, un regalo hermoso, pero a la vez que nos funda en una ilusoria universalidad, la de nuestra cultura, aunque creemos decir lo universal cuando solo pronunciamos nuestra contingencia.

Farit Rojas T. es abogado y filósofo

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Nuevo ciclo de siempre

Drina Ergueta

/ 13 de febrero de 2025 / 06:00

Situaciones de desequilibrio o desigualdad lamentablemente se producen y reproducen constantemente en todos los ámbitos de la vida, y uno de los más importantes y decisorios es la política. En este espacio se reclama desde hace siglos “la ciudadanía” para toda la población y no solo una parte de ella; pero no termina de lograrse. Un ejemplo claro de ello es el foro Liderazgo para un Nuevo Ciclo, realizado hace una semana en Santa Cruz y al que asistieron personalidades del mundo político con participación y voz de algunas precandidaturas a la presidencia del país, en vista a las elecciones generales a realizarse en agosto de este año.

El nombre del encuentro ya indica el primer sesgo, “nuevo ciclo”, y se refiere a la seguridad de que en Bolivia se producirá un cambio de ciclo en la política del país. ¿En qué sentido? Pues, dejando atrás los 20 años del gobierno del MAS-IPSP. Está bien desearlo y trabajar por ello; sin embargo, si viene de tres medios de comunicación del peso de El Deber, de Radio Panamericana y Nueva Economía, habría que tener más cuidado en mostrar menos posicionamiento y, aunque haya ciertos indicios, habría asumir que en política todo es posible. Más importante aún, habría que tomar en cuenta que la población que respalda a este partido o instrumento político aún es muy numerosa y que tiene también sus liderazgos y que merece estar representada, eso da la ciudadanía. Evidentemente, estuvo el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, pero ¿era suficiente para dicha población que también es diversa? En ciertos espacios, a esta gente pocas veces se la toma en cuenta y también se la generaliza. Evidentemente, el objetivo solo era mostrar las propuestas de la parte que quiere el cambio de línea política en el Gobierno y no todas las propuestas para el país.

Dado que aún no hay candidaturas oficiales, según se explicó durante el foro, quienes participaron lo hicieron por su liderazgo. Muy bien por eso; sin embargo, aún con esas características se notó un segundo sesgo que señala que hay ciclos que no acaban: es la ausencia de mujeres, remarcando así su ciudadanía de segunda. La única presencia de la precandidata Amparo Ballivián (en la misma línea de los invitados, pero con gran saber, experiencia y carisma) colocada al final del evento, no es suficiente representación. En alguna publicación se ha dicho que también fue invitada la alcaldesa de El Alto, Eva Copa, y que declinó asistir. Habría compensado en algo el desequilibrio de género; sin embargo, ya que se trataba de liderazgos políticos y no candidaturas, con seguridad hay más mujeres que podrían haber estado presentes. ¿Qué se debería hacer con Bolivia? Allí estuvieron mayoritariamente hombres con la respuesta.

No se habló de sectores desfavorecidos, sí mucho de empresa privada, protección de la propiedad, y, si se mencionó a las comunidades campesinas, fue para eliminar las tierras comunitarias y volverlas objeto de compra. Mundos distintos donde solo pudo expresarse uno. ¿Es que no sería bueno dar un espacio para todas las voces?

En los discursos, no se hizo la mínima mención a las mujeres ni a su situación de desventaja en la sociedad, cuando ellas, al ser la mitad de la población, deberían también estar reflejadas en las políticas de gobierno y de Estado. En una ocasión se preguntó sobre los feminicidios, ¿a quién? ¡Obviamente, a la única mujer, Amparo Ballivián! Señores, los feminicidios son asunto de hombres, no miren para otro lado.

¿Y quiénes hacían las preguntas? Hombres. Es que, por favor, cuando hay un espacio para lucirse en asunto serios allí están ellos. En estos casos, las preguntas son tanto o más importantes que las respuestas. Por cierto, las preguntas fueron abundantemente comedidas y no críticas, como invitándoles amablemente a continuar con su discurso. Un discurso que, en general, de nuevo tenía poco, fue una vuelta a los años 90 de privatizaciones y reducción del aparato estatal.

Eso sí, el extenuante trabajo de organización y logística estuvo encabezado por una mujer, Carola Capra, a quien se le reconoció aquello como cuando se aplaude lo buena que estuvo la comida en una cena, pero de lavar los platos nada. Quienes recibieron sonrientes a la gente asistente, quienes traían y llevaban las bandejas y luego se hicieron cargo de la limpieza fueron, con seguridad, mayoritariamente mujeres. Un cambio aquí también importa.

Drina Ergueta es periodista y antropóloga.

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Poder, política y democracia

César Navarro Miranda

/ 13 de febrero de 2025 / 06:00

La política se entiende como la forma de organización de los órganos de poder del Estado, las formas de organización y disputa por el poder, el ejercicio del poder, la reproducción del poder. Ello implica procedimientos en el Estado de derecho o acciones fácticas en los regímenes militares.

La disputa por el poder y la reproducción del poder sintetiza el sentido de la política; este hecho se entiende a partir de la composición social de los sectores hegemónicos que inciden y deciden.

Tradicionalmente, las derechas constituyen sus élites en función de las temporalidades; se expresan por la vía liberal representativa y por lo militar; los núcleos que los articulan son grupos corporativo-empresariales, que retienen y se benefician del poder en dictadura y democracia; además, tienen la capacidad de construir su narrativa que expresa esa temporalidad como la “razón” del tiempo.

El valor de la reproducción del poder está en el sistema de creencias políticas, éticas, jurídicas, materiales constituidos; cuando ese valor ya no es la fuerza, son tiempos de crisis, de inestabilidad, de descomposición, pero también de recomposición, que no emerge de la materialidad de la crisis, sino de la capacidad de los actores que disputan la hegemonía de esa temporalidad.

A inicios del siglo, la Guerra del Agua (Cochabamba, 2000), la movilización indígena aymara y la conformación del Cuartel Indígena de Qalachaca (altiplano, 2001) y la Guerra (El Alto, 2003) derrumbaron el sistema de creencias neoliberal-colonial; los actores políticos, económicos, sociales, culturales, religiosos y mediáticos que enarbolaban esas banderas fueron arrastrados por la tempestad de lo plurinacional-popular.

El actor hegemónico de la política es lo sindical campesino e indígena que esta atravesado por identidades territoriales, productivas, culturales, deliberativas y orgánicas constituidas en movimiento social; se manifiesta electoral y políticamente en el paraguas de la democracia liberal representativa. Los núcleos dirigentes del movimiento son los aymaras y quechuas del altiplano, los cocaleros del Trópico cochabambino y sectores urbano-indígena-populares de El Alto.

Esta forma de manifestación política es la peculiaridad abigarrada de nuestra sociedad boliviana.

Desde 2002, la democracia liberal representativa está subordinada a la decisión que toman los actores político-sindical-campesino-indígenas de izquierda; esta elección no será una excepción, todas las opiniones generalmente negativas de los aspirantes a ser por lo menos candidato presidencial o sentimental, de los analistas convertidos en gurús de la predicción, los medios de comunicación públicos y —no todos— privados hilvanan alrededor de las decisiones, acciones y opiniones que surgen de los escenarios deliberativos desarrollados en el Trópico y están en suspenso por lo que diga Evo o Andrónico.

La tarjeta de presentación de los folklóricos opositores es quien tiene mayor impacto en la descalificación, no en la crítica, al actor que incide en el quehacer cotidiano de la política y en la perspectiva electoral; una vez concluida su plegaria llena de adjetivos, hablan del horóscopo electoral y terminan autonombrándose salvadores de Bolivia.

La intensidad de la temperatura política no está condicionada a la conformación de los binomios, sino a lo que resuelva el TSE cuando se postule Evo. Esta decisión marcará el resultado electoral y la conformación el próximo gobierno.

La ciudadanía política depende de la comunidad política, lo colectivo que tiene en el sindicato territorial y cultural ha trascendido la formalidad liberal representativa; por ello que hace imprescindible para las diferentes fracciones políticas de centro y derechas inhabilitar al referente histórico, inviabilizar el sentido político de la organización sindical para volver a ser el centro de la política como fueron durante 180 años desde inicios de la República.

La disputa en este tiempo electoral no está sujeta a la dinámica liberal representativa, sino que este escenario está contaminado por el ingreso de un actor institucional externo al proceso electoral, es el Tribunal Constitucional.

La disputa por el poder en este tiempo del sistema democrático ya no está sujeta a la admiración del Tribunal Electoral ni a la decisión democrática del soberano, sino a fallos constitucionales; esta distorsión de la institucionalidad es la gráfica de las formas republicanas en la disputa y ascenso al poder.

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Crisis interconectadas, futuro frágil

Natalia Calderón

/ 13 de febrero de 2025 / 06:00

En un mundo cada vez más interconectado, la gestión de riesgos se ha convertido en una prioridad ineludible para gobiernos, empresas, comunidades y personas. Las crisis que enfrentamos hoy como planeta, desde conflictos armados hasta desastres climáticos y tensiones geopolíticas, no solo son complejas, sino que también están intrínsecamente relacionadas. En este contexto, el Informe Mundial de Riesgos 2025, presentado hace algunas semanas, se muestra como una herramienta esencial para entender y abordar estos desafíos.

Este documento revela un panorama mundial cada vez más fracturado y un futuro más frágil, en el que los crecientes desafíos geopolíticos, medioambientales, sociales y tecnológicos amenazan la estabilidad y el progreso. En su última edición, se destacan temas como el cambio climático, desinformación y la información errónea y la polarización social, todos ellos interrelacionados y capaces de amplificar sus efectos adversos.

La creciente dominancia de las preocupaciones ambientales en las perspectivas de largo plazo representa tanto un desafío como una oportunidad sin precedentes para nuestra sociedad. Hace algunos años, la idea de que los riesgos ambientales pudieran ocupar un lugar central en nuestras agendas parecía lejana, pero hoy es una realidad innegable. Cuatro de los cinco mayores riesgos (y cinco de los 10 principales) se relacionan con el deterioro climático y ambiental. Los riesgos ambientales han empeorado tanto en intensidad como en frecuencia desde que se publicó el primer Informe de Riesgos Globales en 2006. Los riesgos a escala global, como el cambio climático y la pérdida de la naturaleza, están influyendo en las preocupaciones a largo plazo. Sin embargo, el reporte también refleja que existen diferentes perspectivas cuando se trata de clasificar los riesgos ambientales. Por ejemplo, las generaciones más jóvenes están más preocupadas por cuestiones ambientales, que los grupos de mayor edad. Además, existe una divergencia entre los sectores público y privado en la forma en que clasifican los riesgos ambientales.

En Bolivia, debemos reconocer el momento crítico que vive el país, los cambios sociodemográficos que experimenta, además de los cambios políticos en un año electoral y la creciente conciencia sobre los riesgos ambientales como los incendios forestales. La interacción de estos factores representa una oportunidad única para incidir en la correcta inclusión en la agenda pública y política de los temas ambientales, y en las decisiones de la población acerca de nuestros futuros gobernantes.

Aprovechar las oportunidades que emergen de la preocupación sobre cuestiones ambientales requiere un compromiso colectivo y una visión a largo plazo que priorice la sostenibilidad. Al integrar las preocupaciones ambientales en nuestras decisiones económicas, políticas y sociales, no solo podemos mitigar los riesgos que enfrentamos, sino también construir un futuro más resiliente y próspero para las generaciones futuras. En este camino, cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar. ¡Actuemos juntos!

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Candidaturas inciertas

Rubén Atahuichi

Por Rubén Atahuichi

/ 12 de febrero de 2025 / 06:00

Falta poco más de seis meses para las elecciones generales del 17 de agosto. Si bien las campañas electorales se han adelantado, nada está dicho: no hay convocatoria oficial de parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE), no hay alianzas consolidadas ni candidaturas seguras, por más empeño que muestren algunos por serlo.

En un ambiente político y social enrarecido por la situación de crisis económica en el país, que no se decanta en una movilización real, aparentemente no hay riesgo de convulsión extrema que pueda afectar al gobierno del presidente Luis Arce, que está encaminado en terminar su periodo de cinco años sin interrupciones.

La sombra de elecciones adelantadas o los afanes por la renuncia del mandatario, como pretendía el ala evista del Movimiento Al Socialismo (MAS) a finales del año pasado, se han esfumado. Sin embargo, la pre/ocupación de esa facción radical sigue intacta, aunque con algunos sustos: Evo Morales “candidato único”.

Desde que Andrónico Rodríguez se le plantó a su mentor con que no sea celoso de los jóvenes y que Morales respondió con nervios de que el candidato es él y que no hay un plan B, incluso con una reprimenda al presidente de la Cámara de Senadores sobre el comportamiento de sus funcionarios, nada es igual en el evismo: Andrónico es la sombra de la candidatura de Morales.

Pero, al ser despojado de la dirección del MAS por una sentencia constitucional, el expresidente no tiene con qué sigla asistir a los comicios, aunque dijo que “la sigla está garantizada” a pesar de algunos condicionamientos “superables”. El Movimiento Tercer Sistema (MTS) ya rechazó sus ímpetus de candidato sí o sí y su afán de sostener que está habilitado.

En la otra facción masista, tienen la sigla, pero no candidato. El presidente Luis Arce está indeciso aún; será por la caída de su imagen a raíz de la situación económica, la falta de respaldo social, el intenso ataque del evismo o las dudas sobre su proyección electoral.

Al otro lado, la situación no es distinta. La coalición prelectoral conformada por Carlos Mesa, Jorge Quiroga, Samuel Doria Medina, Luis Fernando Camacho, Vicente Cuéllar y Amparo Ballivián hace aguas por los mismos problemas de hace años: todos quieren ser el candidato único, su enfurecido discurso antimasista y la ausencia de una lectura de la realidad insoslayable que terminó con la esencia de los partidos tradicionales de antes de 2006 o 2002 (sus ideas liberales son las mismas de antes de 2005 y no comprenden aún la irrupción de un movimiento nacional popular indígena originario campesino).

Supuestamente los más calificados son Quiroga, expresidente por sucesión “impecable” y dos veces candidato, y Doria Medina, varias veces candidato presidencial y vicepresidencial sin éxito. Entre ambos políticos tradicionales se están sacando los ojos en busca de la candidatura “única” de la oposición de derechas.

Pero esa derecha tiene otro candidato con más recorrido que aquellos: Manfred Reyes Villa. Autosuficiente y con partido propio recientemente validado, no quiere alianzas con ninguno de los anteriores. Ya mantuvo también una gresca verbal con Quiroga, típico en los adjetivos que entiende que aquel tiene más opciones.

Solitario pero persistente, el senador Rodrigo Paz Pereira deambula por el país en campaña por su candidatura y su plan de gobierno. Son varios precandidatos, especialmente de la oposición. Sin embargo, sus posibilidades son inciertas debido a varios factores, entre ellos la falta de consenso y coincidencias sostenibles.

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Boicot a La Paz

/ 12 de febrero de 2025 / 06:00

Bolivia ha organizado dos veces la Copa América (la gloriosa del 63 y la del 97). Van 48 ediciones desde la primera en 1916. El país que más veces ha acogido el torneo de selecciones más antiguo del mundo es Argentina, con nueve veces; seguido de Chile y Uruguay, con siete; y Brasil y Perú, con seis ediciones.

En 1940 el fútbol boliviano hizo el segundo intento de organizar lo que por entonces se llamaba el Campeonato Sudamericano, a pedido expreso de la Confederación Sudamericana de FootBall. La fecha elegida fue septiembre. No se lograría, como en el primer intento en 1929, aquel año fue por falta de estadio.

La Federación Boliviana de Football, a través de su representante en La Paz, Germán Monrroy Block, pidió al Comité Nacional de Deportes del gobierno del presidente Carlos Quintanilla una subvención de cuatro millones de bolivianos. Y lanzó una idea para recaudar ese dinero: un impuesto especial a cigarrillos, fósforos y bebidas alcohólicas y el mecenazgo de las principales empresas del país: Casa Hochschild, Patiño Mines, Aramayo Mines, Grace y Cía y la Bolivian Power. Los ricachones del país, los tres barones del estaño, en particular, dieron la espalda a la idea.

El presidente de la Federación, el cochabambino Luis Castel Quiroga, con casi 20 años en el ente federativo, llegó a la sede de gobierno para acelerar los preparativos. Junto a él, el nuevo secretario permanente, don Carlos D’Avis. Castel Quiroga venía de ser dos veces alcalde de Cochabamba y de ser un pionero promotor del tenis, el fútbol y el boxeo en la Llajta. Moriría tres años después.

La organización corrió por cuenta de Monrroy Block y Juan Luis Gutiérrez Granier, como representantes del Consejo Superior de la Federación Boliviana de Football. El equipo Bolivia era entrenado por el uruguayo Julio Borelli Viterito; bajo su dirección, disputó varios amistosos (con camiseta roja) con este “eleven” tipo: Navarro; Durandal-Achá; Balderama-Ferrel-Nicolás Terrazas; Montoya-Ogaya-Noguera-Serapio Vega-Faustino Terrazas.

En agosto de 1940 Chile anunció que mandaría a Colo Colo (reforzado) a participar en el Sudamericano de Bolivia. El primer país que se bajó fue la vigente campeona, Perú, al no ser atendidas sus demandas económicas. Uruguay y Paraguay también declinaron la invitación.

Argentina —que no logró (por la oposición de los principales clubes) armar una selección potente— pidió más dinero para llegar y comenzó a hablar (mal) del “clima” (en referencia a la altura) de La Paz. Todas las selecciones habían confirmado en un inicio su llegada a Bolivia (solo Colombia había declinado por problemas económicos).

Brasil confirmó que llegaría a mediados de septiembre, algo que nunca sucedió. La Federación Boliviana insistió (ante las acusaciones) que no había destinado suma adicional (en pasajes, estadía y viáticos diarios) a ningún equipo al margen de lo que disponía el reglamento de la Confederación.

Ante el boicot, la Federación, colaborada por el Comité Organizador y bajos los auspicios del Comité Nacional de Deportes, suspendió a mediados de agosto de 1940 el XIV Campeonato Sudamericano de Fútbol por las “anti-reglamentarias desmedidas exigencias de última hora” de Argentina (ésta incluso exigió premio extra en metálico si salía campeona), de Uruguay y de Perú.

“Lamentamos que el espíritu americanista se vea privado de estrechar en nuestras canchas sus vínculos fraternales”, aseguró un comunicado de prensa de la Federación. Castel Quiroga calificó de “dolorosa” la suspensión; “lo hicimos con hondo sentimiento de amargura”.

¿Se podría haber celebrado el torneo con Bolivia, Chile, Brasil y Ecuador (la única que no exigió viáticos extra), como se habían organizado otros campeonatos en ediciones anteriores sin la participación de todos los inscritos/invitados en la Confederación? Probablemente sí. El sueño del campeonato estuvo vivo después de sepultado por peticiones de reconsiderar la suspensión que llegaron de países/selecciones como la chilena.

El torneo lo acabó albergando Chile con carácter extraordinario (sin trofeo en juego) en febrero y marzo de 1941. Bolivia, Brasil, Colombia y Paraguay no asistieron. En la edición de 1942 —con sede en Montevideo— Bolivia —en señal de protesta— tampoco acudió a pesar de ser la edición con más participantes.

El escaso número de Copas América que hemos organizado (dos) se debe al boicot, a los sempiternos problemas económicos y de infraestructura y especialmente a la dejadez de los presidentes federativos que una y otra vez no hicieron respetar nuestro turno. A casi 30 años del último torneo, ¿no habrá llegado la hora de una tercera Copa América en Bolivia?

Ricardo Bajo es historiador amateur

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