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Saturday 22 Mar 2025 | Actualizado a 05:42 AM

Elecciones mutiladas

José Luis Exeni Rodríguez

/ 15 de diciembre de 2024 / 06:00

Este domingo, la democracia boliviana estrenará una modalidad inédita de votación popular: las elecciones mutiladas. Es vergonzoso. En 42 años de democratización, resulta muy crítico asistir a semejante “estado de cosas inconstitucional”. Más allá de que los comicios judiciales sean complejos y tengan escasa legitimidad, representan hoy la derrota de la política, la pereza de las instituciones y, lo más peligroso, el desgarro del sistema electoral en el país.

Las elecciones judiciales de 2024 llegan no solo cercenadas (se “elegirán” 19 de 26 altas autoridades), sino también con más de un año de rezago. Debieron realizarse en octubre de 2023, pero desde el principio operó el guion del consorcio político-judicial gobernante: primero frenarlas con recursos y dilaciones, luego postergarlas ad libitum y después hacer el favor de que se hagan, pero “parciales” (sic). Los autoprorrogados, en especial dos, saben para quién trabajan.

En rigor, el precepto constitucional de que las cabezas del Órgano Judicial y del TCP se elijan en las urnas —y no en cuoteo partidario— puede considerarse un avance de ampliación democrática (como lo fueron la elección directa de alcaldes, de diputados uninominales, de gobernadores). Pero falló su realización. El proceso se malogra en la preselección de postulantes en la Asamblea Legislativa a gusto instrumental de la mayoría. Y ni hablemos de la inalcanzable difusión de méritos.

En esas condiciones, con candidatos que no se conocen y consignas de políticos residuales que pretenden enseñarnos e imponernos por quién votar o no votar, las elecciones judiciales tienen un serio problema de legitimidad de origen. Máxime si, como sucedió en 2011 y 2017, se impone la bandera del voto blanco o nulo. Está visto: cuando mañana despertemos, el dinosaurio de la crisis terminal del sistema de administración de (in)justicia todavía estará aquí.

Más allá del balance de estos comicios mutilados, queda una cuestión realmente grave. Que una sala constitucional, con plena impunidad, vulnere el principio de preclusión y pase por encima de la Constitución, la ley y resoluciones del TSE, deja al sistema y a la institucionalidad electoral en una penosa/extrema situación de fragilidad. Con este antecedente, dos magistrados autoprorrogados pueden decidir lo que sea en futuras elecciones ignorando la normativa y, peor, la voluntad popular.

Claro que hoy iré/iremos a votar, entre otras cosas porque es un derecho ciudadano. Pero las tareas siguen intactas: recuperar el Estado Constitucional de Derecho, blindar el sistema electoral, cuidar la democracia. De lo contrario, la historia, esa, nos absorberá.

FadoCracia encuestadora

1.           En la precoz encuesta del virrey celeste, se registra un empate técnico entre dos hombrecitos en las preferencias de intención de voto. Hay también un par de cadáveres políticos, aunque en rigor todos los (pre)candidatos son perdedores. A nivel nacional y en cinco departamentos, se impone el “No sabe”. 2. La encuesta “veraz”, con agenda personal, recibió adhesión y elogios de unos, rechazo y maldiciones de otros, empezando por los operadores mediáticos. No es para tanto. 3. Poco antes, una captura de conversación en redes apareció con grandes reflectores a título de “encuesta”. Hay doble amaño: en la elaboración de los datos y en su difusión. 4. Corren también otros estudios truchos con resultados inverosímiles. La especulación a distancia como una de las fieras artes. 5. Y hay encuestas por encargo que no son públicas, pero van circulando. 6. Si en 2020, siete días antes de la votación, una encuesta “de referencia” se equivocó/mintió en ¡28 puntos!, ¿se imaginan lo que nos venden a ocho meses de las elecciones? 7. La desafinada batalla por el dato, pacientes electorxs, recién empieza.

José Luis Exeni es politólogo.

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Inestable y fragmentada

Son décadas de frustraciones colectivas en nuestro desarrollo urbano

/ 21 de marzo de 2025 / 06:01

Con el fin de renovar pensamientos y planes para esta ciudad, retratémosla de otra manera: somos una mezcla tóxica entre una sociedad fragmentada sobre un territorio inestable.  A pesar de nuestra escala provincial, nuestros problemas son enormes y surgen de una combinación tóxica entre una sociedad poco cultivada que vive sobre un cráter de suelos deleznables con cientos de ríos visibles y subterráneos. 

La sociedad urbana está marcada por una creciente fragmentación política, un fenómeno que refleja las profundas divisiones ideológicas y sociales no sólo por el acceso a los recursos materiales, sino también por el consumo de lo cultural (la consabida Batalla Cultural). Por otra parte, Manuel Castells en La sociedad red, analiza cómo las tecnologías de la información han transformado la política, fragmentando las identidades colectivas. Las RRSS, argumenta Castells, han creado múltiples comunidades virtuales que vigorizan las posiciones ideológicas extremas, dando lugar a la desconfianza y la desconexión entre distintos grupos.

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Por otra parte, nuestra ciudad está construida sobre terrenos inestables, y enfrenta desafíos tremendos en términos de sostenibilidad y seguridad. Nuestra infraestructura urbana requiere de un diseño superlativo y de una regulación estricta que se logran con inversiones multimillonarias, imposibles de pagar con solo nuestros impuestos. Como otras ciudades situadas en geografías deleznables, somos el resultado de decisiones políticas y económicas (ser una sede de gobierno sometida al mercado libertino del suelo urbano) que priorizaron el desmadre urbano que sufrimos antes que una sostenibilidad a largo plazo.

En este siglo, las diferentes gestiones municipales han enfrentado deslizamientos y tragedias de gran magnitud en medio de interminables pugnas de nuestra fragmentación social. Va un resumen de ese “mosaico social”: decenas de escandalosas y codiciosas agrupaciones políticas, centenares de alevosos sindicatos del transporte, centenas de pedigüeñas juntas vecinales, innumerables agrupaciones de comerciantes minoristas, un estado desestructurado con gobiernos municipales fraccionados, y decenas de canales de televisión que amplifican morbosamente las desdichas.

Conclusión taxativa: Son décadas de frustraciones colectivas en nuestro desarrollo urbano por el aumento irracional de la fragmentación social; si no corregimos ese modus vivendi no podremos implementar planificación urbana o la panacea llamada metropolización. Por el momento, políticos y ciudadanos nos contentamos con evacuar los detritos de nuestras desgracias e incapacidades en la alcantarilla común conocida como las RRSS.

(*) Carlos Villagómez es arquitecto

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18M: ¿Nuevos clivajes?

/ 21 de marzo de 2025 / 06:00

No va a ser casualidad que esta crisis económica que atravesamos la vivamos en medio de elecciones. La certeza de que nuestro complejo momento económico va a instrumentalizarse con fines político-electorales es absoluta y los acontecimientos de esta semana que termina así lo (de)muestran al darnos cuenta de que los obstáculos para afrontar esta crisis que ya tenemos encima, para nuestro infortunio colectivo sólo suman y siguen.

A reserva de que se puede polemizar en torno a la preparación/improvisación, agenda, metodología o actores invitados que fueron convocados a este escenario, no se puede dejar de señalar con total claridad que, en una democracia, cualquier apuesta por el diálogo solamente la preserva y fortalece. Por ello mismo, es lamentable y posiblemente un error (el tiempo lo dirá) que muchos actores que están hoy en campaña hayan priorizado sus cálculos electorales antes que las necesidades que tenemos como país.

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Toda esta certeza anterior, no limita de ninguna manera que se pueda señalar que, así como las 10 medidas anunciadas por el presidente realmente sólo fueron ligeros paliativos al momento de escasez de combustible y, luego, los 12 puntos que emergieron del diálogo convocado solamente son una colección de declaraciones de intenciones. En ambos casos, las soluciones reales por parte de quienes gobiernan aún se hacen esperar y más bien han ido resbalando —como gotero— en los días posteriores, cada una con su aroma de cálculo electoral.

Quienes no tienen labores de gobierno en este momento (Ejecutivas o Legislativas) pero están en medio de la intensa contienda electoral, realmente cuentan con una ventaja porque no tienen una obligación “contractual” (por así decirlo) con la ciudadanía, pero sí debieran tener una obligación moral con quienes esperan gobernar en un futuro que son quienes hoy tienen en concreto dificultades económicas. Pero conocemos, de manera general, lo mezquina que puede llegar a ser nuestra clase política, aunque aún pueda sorprendernos en situaciones en extremo críticas.

Pero quizás lo más llamativo de esta mala combinación, que es tener elecciones en medio de una crisis económica o viceversa, es el grado de desorden y tergiversación al que puede dirigirnos. Me refiero a que, mezquindad política de por medio, la asistencia o no al espacio de diálogo que se generó esta semana, implicó una inflexión en los clivajes que tan necesarios son para batallas electorales.

Si hasta hace poco, el clivaje que dominaba los relatos y narrativas políticas era el del masismo versus antimasismo, me atrevo a pensar que —derechización del espectro político y ruptura del MAS de por medio— hoy se busca instalar el clivaje —posiblemente sólo temporal— de quiénes “dan la cara o se arremangan los brazos” en medio del desastre versus quienes se desentienden del mismo, para atribuírselo a los gobiernos del MAS y así ganar el relato electoral de que serán exactamente lo opuesto. El riesgo de este clivaje es que les da la oportunidad a quienes provienen de una derecha cavernaria a pretenderse como unos demócratas y a quienes en la práctica lo son a mostrarse contrarios a las formas que ésta privilegia: todo con tal de no dejar siquiera la sospecha de que podrían estar “ayudando” a este gobierno.

Y así, la consecuencia directa de este desorden, sería la errónea idea de que quienes estén quedando en el otro extremo del MAS son la derecha política y quienes aún se mantengan prestos a dialogar sean leídos como de centro y, en consecuencia, como una opción para los exvotantes, precisamente, del MAS. Hay quien, con sorna, ha señalado que el único resultado tangible del diálogo de esta semana ha sido una alianza en el campo opositor. Y quizás es un poco peor que eso, porque también ha resultado que esa alianza se ha mostrado como parte del bloque dispuesto a dialogar y trabajar desde ya por lo que todos y todas necesitamos: que le vaya mejor al país.

(*) Verónica Rocha es comunicadora. Twitter: @verokamchatka

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Minería: exportaciones

/ 18 de marzo de 2025 / 06:05

La crisis económica que vivimos se debe principalmente a la falta de divisas, las que son el resultado de nuestras ventas en el mercado internacional, las exportaciones, en nuestro caso, de materias primas; la minería es un sector clave en este sentido. El año 2024 las exportaciones llegaron a $us 9.059 millones, de los que el 53% correspondió al sector minero, lo que obliga a poner atención al sector, que, como hemos venido sosteniendo, es el más olvidado y descuidado del área productiva. La información que se difunde sobre el tema se refiere a las regalías (en bolivianos devaluados), el daño ambiental y las penosas condiciones del trabajo, que el año pasado provocaron más de 100 muertos en el cerro de Potosí.

La semana pasada la prensa informó que Andean Precious Metals Corp., a través de su subsidiaria, Empresa Minera Manquiri S.A., firmó un contrato con COMIBOL para la venta de 200.000 toneladas de carga bruta de óxidos de mineral con contenidos de plata por el precio de $us 12 la tonelada: la noticia fue originada en fuentes del exterior. Llama la atención, primero porque cualquier acción sobre recursos naturales tiene que ser pública: la consulta previa e informada y la aprobación del contrato por la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) y lo segundo es el precio del contrato. Por informes históricos, las cargas de Pulacayo tienen un contenido de plata de 400-600 g por tonelada, es decir entre 12 y 19 onzas, las que tienen un precio unitario de $us 32; cada tonelada tiene un valor de 384–608 dólares, así el canon de $US12 es irrisorio. Lo que no dice la noticia es que desde hace un año Manquiri recibe estas cargas de un yacimiento cercano, Paca, de la empresa Elephant Silver, que no tiene contrato con COMIBOL.

Otra noticia informa que New Pacific Metals advierte con abandonar el proyecto de Arenas de Plata en Potosí, por falta de seguridad jurídica, denunciando avasallamiento de su concesión en la zona de Canutillos, lo que estaría poniendo en riesgo una inversión de $us 350 millones. Recordemos que esta empresa inició sus operaciones el año 2017 en una pequeña mina llamada “Alcira”. Para hacerla viable pidió un contrato minero a COMIBOL, titular de las áreas circundantes: el contrato firmado por los ejecutivos de la empresa fue rechazado por el poder ejecutivo, por ser mísero el canon de 5% acordado, peor que los contratos de la época neoliberal. Desde esa época no se volvió a mencionar nuevos contratos, aunque la empresa continúa con sus operaciones de exploración, en estas áreas y en otras, anunciando el megaproyecto Silver Sand. Lo cierto es que el Estado no tiene ningún contrato con la empresa, fuera de aquella primera concesión que tampoco se ha adecuado a un contrato administrativo minero. ¿Qué derecho se reclama?

La complacencia de algunos funcionarios no puede determinar la enajenación de los recursos naturales. En la misma COMIBOL se ha iniciado un proceso —con presos de por medio— porque los ejecutivos firmaron un contrato de producción minera para la explotación de la mina de oro de Amayapampa y, sin mediar el permiso de la Asamblea Legislativa, autorizaron su operación.

La norma minera es clara al respecto. Las anteriores concesiones fueron anuladas y pasaron a ser contratos administrativos mineros; esta adecuación es sobre el área original del contrato y están liberados de ir a la ALP para su aprobación; el resto de los contratos administrativos mineros, al igual que los contratos de asociación y producción de COMIBOL, deben merecer la sanción por la Asamblea y ser promulgadas por ley, ¿qué más seguridad jurídica?

El texto constitucional sobre los recursos naturales es fruto de la amarga experiencia de la nación sobre el despojo de nuestra riqueza: la dadivosidad de un tirano canjeando el territorio por caballos o helicópteros, la evasión de impuestos, la exportación de capitales a tierras foráneas —mientras nos condenaban a un sempiterno atraso—, la colocación de concesiones mineras en las bolsas de valores, usándolas como prenda de garantía, la venta de las concesiones, etc. dio paso a que la ley establezca un contrato administrativo minero, por el cual se compromete a ejecutar un plan de trabajo, con licencia social y ambiental, inversión comprometida, un cronograma establecido, y ejecutado directamente por el titular del contrato; el no cumplimiento implica la anulación del contrato. No es fácil hacer minería racional y eficiente, pero es la única manera de cuidar la naturaleza y garantizar la industrialización del país. Además, es una fuente por excelencia de divisas, en regalías solamente, podrían aportar $us 300 millones, pagados en dólares.

José Pimentel Castillo fue dirigente sindical minero.

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No le hagan esto al ‘futuro’

/ 18 de marzo de 2025 / 06:05

Ante la crisis inédita de la gasolina y el diésel que atraviesa el país, el pasado miércoles el presidente Luis Arce lanzó “Diez medidas transitorias para optimizar la distribución de combustibles”.

La oposición las calificó de “parches” que no resuelven el problema de fondo, mientras que el gobierno argumentó que enfrentaba un momento pasajero de falta de liquidez de dólares e instó nuevamente a la Asamblea Legislativa a aprobar los créditos que están pendientes.

Varios análisis económicos señalan que, aunque se aprobarán los créditos, lo cual está difícil, tampoco habría una solución inmediata al problema de los combustibles, ya que los créditos se desembolsan en función al cumplimiento de las obras para las cuales están destinados. El presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, criticó al gobierno por no ejecutar los proyectos ya aprobados y así lograr los desembolsos de los financiamientos ya contratados. Según Rodríguez, la ejecución es de menos del 50% de las divisas que podrían obtenerse teóricamente.

Las diez medidas tomadas por el Ejecutivo van desde aplicaciones para saber dónde hay gasolina, mayores controles del contrabando de carburantes, hasta algo que me ha preocupado mucho: «Clases virtuales en las ciudades de acuerdo a la evaluación que realicen los Servicios Departamentales de Educación».

Uno de los logros del gobierno de Arce fue devolver a los niños a las escuelas, a pesar de la resistencia de muchos maestros que les encantaban las clases virtuales porque habían encontrado actividades adicionales para ganar más platita. Para ellos la virtualidad fue muy cómoda.

En cambio, no lo fue para los chicos. Entre 2020 y 2021, los infanticidios llegaron a la terrorífica cifra de 51 y 46 respectivamente, superior en más del 30% que las cifras que se registraron posteriormente. La razón principal fue que los niños pasaron más tiempo en sus hogares bajo el cuidado de violentos.

La cuarentena rígida duró 71 días y solo en ese tiempo se reportaron 3.000 casos de violencia familiar, de los cuales el 60% fue violencia en contra de niños, niñas y adolescentes, el 10% violencia sexual en contra de infantes (¡!). Solo en esos días hubo más de 300 violaciones sexuales de niñas. Hablamos de violencia dentro de los hogares. Nada de esto pasó en las calles.

Las clases virtuales devuelven a los niños a sus casas y los datos prueban que esto es tremendamente peligroso, especialmente para ellas.

Por otro lado, la virtualidad puso en evidencia de manera cruel las distancias económicas entre unos y otros grupos. Hubo niños que no pudieron acceder a la educación virtual porque sus padres no podían pagar la conectividad; otros que ni siquiera tenían los aparatos para navegar en las redes.

No vamos a profundizar en el tema de calidad educativa, que merece otro análisis, pero hay que decir que después de la cuarentena se ha visto aún más deteriorada. Ayer este diario publicó las cifras de una medición del Observatorio Plurinacional de Calidad Educativa y realmente son para llorar. La masa estudiantil mayoritariamente no entiende lo que lee, esta es una de las conclusiones.

¿Ahí quieren volver? ¿Por qué? ¿Qué tienen que ver los menores con esta situación? ¿Por qué no se prioriza que vayan a la escuela?

Si los niños y niñas son el «futuro», como dicen los políticos hasta el cansancio, no les hagamos esto en el presente.

En la priorización de expendio de combustibles deben estar los buses escolares, que son tan necesarios como garantizar alimentos. Además hay que tomar otras medidas, pero hay que evitar exponer a los chicos. No podemos volver a hacerles eso.

Susana Bejarano Auad es politóloga y periodista.

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Memoria interna

/ 18 de marzo de 2025 / 06:00

Las 11:11 en el dispositivo, un rayo de sol colándose por una grieta que ha quedado en la pared después del último movimiento telúrico en el pueblo. Esa luz que ingresa, le da a una brevedad de la cadera de la muchacha que ya no está en la casa. Estuvo hasta hace unos años, deambulando con una chompa de lana, grande, tarareando una antigua canción recogida y guardada por Lorca en una libreta cocida a mano. La cadera iluminada suelta un aroma parecido al comino en medio de una red de sabores mesoamericanos. Todo alrededor se puebla de sensaciones que evocan, a su vez, muchos momentos de unas vidas llevadas a punta de tropiezos y de levantamientos, de afirmaciones y de necesarias restauraciones. Ahí, en alguna parte de la memoria, las antiguas sacerdotisas diciendo al rey lo que el rey no quiere escuchar por lo que entiende mal y toma la decisión equivocada. Más allá, en la memoria corta, un defensor impecable de los hacedores de la ruina de unas patrias desbancadas revisa el pasado para justificar los latrocinios más atroces. Va atrás, pero no tanto, atrás hasta donde conviene, no tan atrás como hasta un Bolívar con ínfulas de emperador francés. No tanto, un poco atrás, hasta donde el cuento no haga ruido. Estallan entonces, provocando una reacción en cadena, todas las posibles combinaciones de la lluvia cayendo sobre superficies diversas. Lluvia sobre calamina, sobre hierba, sobre piedra, sobre cientos de chiwiñas, sobre la piel de Claudia Cardinale, sobre el tambor de hojalata, sobre la cúpula siniestra de Chernobyl, sobre las palabras congeladas en Islandia. En la memoria profunda aparecen y desaparecen como si de una muestra de diapositivas se tratase, las ruinas de imperios pretendidos como inmortales. Unos muros minoicos, las huellas de Ishtar descalza en el desierto del lago más seco del África ardiente, extraviada, sedienta, ansiosita. El castillo destechado, desprotegido, desmantelado, desorbitado, desangrado, de Vlad Tepes, abierto a la selfie matutina como abierta está la madre del cordero en el seno de Moncloa. El coliseo romano desprovisto de bestias, de esclavos, de pan, de piso firme, de colores y mundo circundante. Las manchas de suero humano en las gradas de la pirámide más alta de la Riviera Maya, que se ven solamente cuando se va en descenso. Al ascender, se puede ver a Ixtab (diosa del suicidio) acompañando a una joven que ha perdido toda esperanza al haber sabido que la vida le deparaba aún más vida. Las ruinas desfilando, las ruinas testigos de lo efímero de las palabras para y siempre.

En alguna parte de la memoria de la casa agrietada pasean de la mano el señor Amadeo y la señora Estefanía, cada quien a su vez, señor y señora de otra señora y de otro señor. Pasean de la mano y se dicen fragmentos de poemas de Rilke traducidos al arameo. Ninguno de los dos habla arameo ni lo entiende por lo que los fragmentos se vuelven juegos sonoros rítmicos asignificantes, como la música misma. Eso los divierte, divertirse los enamora, enamorarse los hace cómplices, la complicidad los hace una sola cosa, otro caso en el que, aparte del sonido, la suma de uno más uno, da uno. Y se esfuman, como tantas cosas en esa habitación memorable que está, sin duda alguna, respirando.

Como siguiendo el movimiento de la luz que penetra por la grieta, como sigue la cámara de Tarkovski al perro entre las aguas grises, una delgada línea de agua baja desde el techo, por la pared, en silencio. Es que pareciera que al recordar, esa casa, al interior, estuviera llorando.

Óscar García es compositor y escritor.

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