Columnistas

Saturday 15 Mar 2025 | Actualizado a 04:44 AM

Boicot político y la ‘canasta familiar’

Esteban Ticona Alejo

/ 15 de diciembre de 2024 / 06:00

En las sociedades contemporáneas o capitalistas, los alimentos de la “canasta familiar” son una construcción desde los mercados o, mejor dicho, desde algunos productores millonarios, expresados en la cadena de mercados. El término de “canasta familiar” es una expresión de esa mirada hegemónica y malsana de algunos alimentos en cadena.

Es lamentable que, en un país como Bolivia, con una gran riqueza de productos nutritivos ancestrales y campesinos existentes en las regiones andina, amazónica, oriental y chaqueña, estemos adscritos a este término de “canasta”, muy limitado y a unos cuantos productos, como azúcar, arroz, harina, pan, aceite… Precisamente, este último producto escasea en el mercado, aunque siguen escondiendo otros como el arroz. En fin.

¿Cómo enfrentamos esta monopolización de algunos productos? ¿Cuánto de beneficio nos trae para la salud el consumo de aceite diario? ¿Alguna vez nos preguntamos quiénes son los dueños de las aceiteras del país? En un medio televisivo, un joven padre de familia de tres hijos declaraba haciendo larga fila: “Usamos todos los días aceite”. Queda claro, la profunda dependencia de esta familia y la generación del aceite y, creo, con pocas posibilidades de sustituir por otros productos.

La reciente denuncia de la ministra de la Presidencia, María Nela Prada, de la existencia de un boicot político contra el gobierno de Luis Arce, con la escasez de algunos productos, no está acompañada de cómo enfrentamos esta insuficiencia. Si seguimos adscritos a la política del mercado acaudalado de pocos alimentos, seguiremos dependiendo y continuaremos peleándonos por un producto como el aceite.

Frente a la ineficiencia o cuasi ausencia del control de precios de parte de la Alcaldía de La Paz, algunas autoridades nacionales intentan suplir este capricho del gobierno municipal, pero no darán abasto con un control riguroso, porque el boicot está muy bien organizado, incluso usando a los sectores populares y de bajos ingresos.

No basta con detener a los inescrupulosos agiotistas de los productos alimenticios, incluso con requisas físicas de algunas empresas. Precisamos trabajar a mediano y largo plazo, y eso pasa en construir otra canasta familiar en lo posible con muchos productos ancestrales y campesinos de las regiones indicadas. La escasez siempre ha generado nueva gastronomía. Hay muchos ejemplos, una de ellas es el plato paceño, sin carne. Hace falta la acción contundente de las autoridades nacionales, regionales y departamentales, como en aéreas de la salud e incluso por los medios de comunicación, que no hacen más que magnificar la escasez y el libreto de estar mal alimentados monopólicamente.

Insisto, el silencio de las universidades públicas, sobre todo de los espacios de salud, nutrición y alimentación. Algunos canales de comunicación, como el Universitario de la UMSA, podrían contribuir en esta línea. Cuando asumió la rectora, María Eugenia García, declaró que habría cambios. Es decir, pasar de un canal repetitivo e imitativo de las otras cadenas, a un medio de educación e información. Pero hoy solo hay cambios de personas y no de contenidos, porque se sigue actuando con la lógica del espectáculo.

¿Las carreras de salud y nutrición, siguen formando estudiantes bajo la lógica de consumir productos enlatados? Al parecer, el mutismo nos lleva a interpretar que no tienen nada que ofrecer y compartir con la sociedad que les paga.

Hace unos días, quedé pasmado de uno de los puntos de la declaración pública de la Confederación Universitaria de Docentes de Bolivia. Textualmente dicen: “Rechazar la intervención del Estado a empresas agroproductivas… y poniendo en riesgo la producción que garantiza la seguridad alimentaria de las familias bolivianas”. ¿Los agroindustriales nos dan seguridad alimentaria? Vaya justificación a productores capitalistas, que precisamente hoy boicotean con el aceite, el arroz… mediante varias formas de acaparamiento. Wasitampiwa imantapxi juyra manq’añanaka uka jach’a qamiri jaqinakaxa. Jiwasanakaxa jiwas juyranakasampiwa sartañasa, ¿janicha?

Esteban Ticona Alejo es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo.

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Memoria creativa

Patricia Vargas

/ 14 de marzo de 2025 / 06:02

En los últimos días, las ciudades de Bolivia fueron escenario de diversas actividades urbanas, culturales y recreativas. Éstas pusieron de manifiesto, a través del baile, la importancia de la conservación de la memoria cultural y recreativa durante la época del Carnaval.

A lo largo de estos días, fuimos testigos de cómo los virtuosos creadores del arte del baile, en este caso el folklórico, se hicieron presentes en distintas exhibiciones a lo largo del país. Ejemplo claro de ello es el Carnaval de Oruro, un espectáculo que sigue sorprendiendo año tras año.

Sin embargo, no es solo Oruro el espacio de estas expresiones; otras ciudades también supieron exponer el valor de sus costumbres mediante el baile. Lo más significativo es que estas representaciones culturales no solo preservan la memoria, sino que enriquecen y enaltecen el valor de la cultura que las acompaña, integrándola plenamente a la sociedad.

De este modo, cada ciudad logró mostrar la singular riqueza de las cualidades culturales que definen a su pueblo. A través de los movimientos corporales de los bailarines, acompañados por la música, los centros urbanos se llenaron de un significado estético singular, que reflejó el alma de sus comunidades.

Bolivia cuenta con una memoria cultural por demás rica y diversa, como lo demuestran los bailes carnavaleros del país, que nacieron del imaginario colectivo de las distintas culturas con las que cuenta este país. Una memoria tan variada, que reafirma la visión de algunos pensadores que sostienen que la diversidad de la memoria nacional es una especie de relato de la creatividad que conlleva su gente.

Es importante destacar que toda creación artística está respaldada por una serie de eventos y elementos, en los cuales lo misterioso juega un papel fundamental.

La memoria creadora debe ir de la mano con la memoria inteligente, que investigue el significado de los bailes tradicionales y constate que la creatividad evolucionó a lo largo del tiempo. Un claro ejemplo para evidenciar esto son los bailes y vestimentas presentes en el Carnaval de Oruro, cuya riqueza en formas, materiales, telas y colores muestra la evolución de las expresiones corporales de los bailarines.

Una evolución en la que los nuevos aportes no han perdido la dirección legada en cuanto a la estética que conlleva la vestimenta, como se observa en la danza de la diablada, cuya tradición sigue viva en las nuevas manifestaciones.

En ese sentido, es necesario que se mantenga el equilibrio, para evitar que el exceso haga desaparecer la esencia de la estética original heredada. Las artes expresivas, como hijas de la memoria, son dinámicas y deben renovarse constantemente, pero nunca perder su identidad.

En los nuevos tiempos, la renovación creativa de ciertos elementos, como las máscaras de la diablada, ha permitido una evolución que, si bien es inevitable, debe encontrar un límite para no caer en la exageración. Esta realidad, lejos de negar la innovación, nos recuerda que todo exceso puede diluir, el talento y la imaginación de quienes concibieron estas creaciones.

Los antiguos griegos afirmaban que las musas inspiradoras de las artes eran hijas de Mnemosyne, la diosa de la memoria. Y esto quedó demostrado en el Carnaval con la presencia vibrante de diversas manifestaciones culturales en el país, cada una con sus propias expresiones singulares.

Sin duda, todas las actividades culturales y recreativas de estos días han demostrado la capacidad creativa que conlleva la sociedad boliviana, gracias a la misteriosa facultad de la imaginación.

*Es arquitecta.

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Nostalgia de las derechas: el Estado

César Navarro Miranda

/ 13 de marzo de 2025 / 06:00

Este año celebraremos 42 años de democracia; hubiesen sido 43, no se toma en cuenta el año del gobierno de facto presidido por Añez.

La pregunta es por qué la derecha, con mayor experiencia y ascendencia partidaria de cerca de un siglo y medio, no puede reorganizarse partidariamente como proyecto político estatal desde la crisis de octubre de 2003. Desde las elecciones nacionales de 2005, las diferentes derechas solo lograron conformar frentes electorales similares a clubes de amigos, que duran lo que dura la campaña electoral y no logran trascender más allá del resultado electoral.

El origen de las derechas partidarias fue en ser en el engranaje del Estado oligárquico colonial, la derrota militar, la perdida territorial, y la crisis que derivó de la invasión militar y oligárquica anglo-chilena a las costas bolivianas —Guerra del Pacífico— implicó desplazar a los militares del poder político; la oligarquía minera de la plata asume la dirección del gobierno y para ello fundó dos partidos, Conservador y Liberal, e institucionalizó el sistema político con una democracia censitaria, racial y patriarcal. Almaraz denominó a este periodo la instauración de la Segunda República; el primero gobernó desde 1880 hasta la Revolución Federal de 1899 y el segundo, las dos primeras décadas del siglo; se dividió y se fundó el Partido Republicano, fue la disputa entre la oligarquía minera del estaño. Estos tres partidos gobernaron ininterrumpidamente por 55 años hasta su derrota militar y la pérdida territorial en la Guerra del Chaco.

Las derechas retomaron el control estatal en el momento que el MNR proscribe del nacionalismo el sentido revolucionario; ése es el tiempo que el nacionalismo adquiere la dimensión ideológica de derecha; civiles y militares enarbolan esta bandera, y las dictaduras militares de Barrientos y Banzer que instalaron el fascismo lo hicieron en nombre el nacionalismo.

La dictadura parió su partido, Acción Democrática Nacionalista (ADN); el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) fue el núcleo civil partidario que posibilitó la dictadura. Ambos partidos y líderes —Banzer y Paz Estenssoro— se reconvirtieron en demócratas en los albores de la democracia, se constituyeron en los pilares del sistema político, gobernaron alternando durante 20 años en la era neoliberal. Los otros partidos, MIR, NFR, UCS, Condepa, MBL y FRI, eran el complemento que necesitaban para mantener el control político estatal.

Las derechas partidarias fueron Estado, su forma de vida política giraba en función del poder político y económico, y los beneficios que les otorgaba, personal, familiar y grupalmente.

Las derechas partidarias tenían las instituciones y la condición estatal para la reproducción ampliada del poder, pero, contrariamente, su militancia no trascendía más allá de los funcionarios públicos.

El control estatal les daba el monopolio en el poder, pero no eran mayoría democrática; todas las derechas eran minorías electorales. La suma de sus parlamentarios les daba el privilegio para autoelegirse en alternancia en el gobierno, lo que popularmente se llama “pasanaku”.

Cuando fueron derrotados democrática, electoral y moralmente en 2005, perdieron su fuente de poder: el Estado, ese fue el inicio de su crisis indefinida.

Se atrincheraron en las gobernaciones y en los municipios capital. Cada autoridad, gobernador o alcalde, anuncia con ch’alla la fundación de su partido, proclama ser la nueva opción electoral y presidencial, pero se limita a ser solo anécdota democrática. Luego se diluyen.

Esta elección no será la excepción; los presidenciables fueron autoridades desde el siglo pasado y son candidatos permanentes en cada elección. Todos a la vez, y por separado, sin ruborizarse se presentan, a pesar de las canas y la calvicie, como la renovación; tienen el eslogan apropiado para el momento, hasta ahora no pusieron el pie en el embrague para hacer un cambio y una autocrítica necesaria.

Esas derechas fueron lo que fue el viejo Estado republicano y colonial; las nuevas derechas que emergen son de extrema, tienen un razonamiento periférico, se miran en el espejo de Milei, Bolsonaro o Trump; tienen el mismo libreto de las viejas y eternas derechas, se consideran euro-americano-céntricos y miran con superioridad y desprecio lo plurinacional popular. Es su retrato histórico, por ello no pueden ser opción estatal; su aspiración en esta elección es llegar a la segunda vuelta. Será el tiempo para mezclarse a nombre de la unidad y utilizar todo el poder mediático, religioso y empresarial que disponen para volver a apropiarse del Estado.

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¿Una revolución pacífica?

Drina Ergueta

/ 13 de marzo de 2025 / 06:00

En 1789 corrió sangre y rodaron cabezas, literalmente. Ocurrió en Francia y esa revolución cambió el mundo por su gran influencia. Fue una trasformación profunda de un régimen monárquico a uno liberal que proclamaba libertad, igualdad y fraternidad entre los hombres. Sí, “entre los hombres”, porque las mujeres quedaron excluidas y ellas, que también encabezaron esa transformación, fueron traicionadas por los varones revolucionarios de la época. Desde entonces, las mujeres llevan a cabo un proceso de lucha permanente con logros trascendentales en lo que, se dice, es una revolución pacífica que tiene ya 300 años ¿Pero, es realmente pacífica?

La Revolución Francesa es el punto culminante del triunfo de la razón sobre la fe, es hija de la Modernidad y de la Ilustración, es cuando se comienza a hablar de “derechos del hombre” como universales. La ciudadanía, que implica reconocimiento con posibilidad de voto y elección, fue algo obtenido por las mujeres más de 200 años después y esto es un logro del feminismo. Si las mujeres votan hoy es porque las feministas se empeñaron en ello.

No hay que olvidar este paulatino goteo de conquistas revolucionarias feministas, como el derecho (que hoy está tan normalizado en gran parte del mundo) al acceso a la educación para las mujeres. Saber leer, acceder a una carrera y poder ejercerla e incluso enseñar es una conquista feminista fundamental.

El feminismo ha logrado que las mujeres tengan derecho al patrimonio, a ser propietarias, a que puedan abrir una cuenta bancaria sin supervisión de sus padres o maridos. Hoy parece absurdo que haya sido prohibido, pues sí, lo fue hasta hace pocas décadas. Lo mismo que el derecho a trabajar en campos negados tradicionalmente a las mujeres; ésa es una conquista que paulatinamente se va logrando y resta lograr un pago en iguales condiciones que los varones.

El matrimonio o el convento no son ya las únicas opciones para las mujeres, gracias a estos logros, y para las casadas se ha obtenido el ansiado derecho al divorcio, a no estar atada a un hombre a quien no se quiere y que, además, maltrata.

Se ha logrado tener derechos sexuales, la libre elección, conocer el propio cuerpo y disfrutar del sexo sin ataduras. La despenalización del aborto es una tarea pendiente, así como la cosificación y comercio del cuerpo de las mujeres.

Hoy, las violencias machistas están penadas legalmente gracias a las feministas. En Bolivia, la Ley 348 señala que se garantiza para las mujeres “el derecho a no sufrir violencia física, sexual y/o psicológica tanto en la familia como en la sociedad” y establece 17 tipos de violencia: física, feminicidio, psicológica, mediática, simbólica, sexual, económica, laboral, contra la dignidad, en el ejercicio de representación política, etc. Parte de ellas con sanción penal.

Ningún hombre ha pasado por todo esto, salvo en conjunto los hombres y mujeres de los pueblos indígenas y negros con sus particularidades. Se ha construido un sistema por y para los hombres, por eso se habla de patriarcado, y ese sistema se va horadando y poniendo en crisis. Los hombres ven que pierden sus privilegios y hay consecuencias también para las mujeres.

Se habla de una revolución pacífica porque en estos 300 años las mujeres no tomaron las armas contra los hombres. Pero no es pacífica, no lo es, ya que la pérdida de privilegios genera reacciones terribles y solo corre la sangre de las mujeres. Siguen siendo muy altos los datos de violencia machista (140 casos diarios denunciados) y de los feminicidios (84 en 2024). Siguen matando a las mujeres y, generalmente, es porque ellas quisieron dejar o dejaron a sus parejas; sin embargo, lo positivo es que hay una ley que sanciona y en el 89% de estos casos los culpables han sido identificados, detenidos con sentencia o de manera preventiva a espera de juicio.

Hoy hay hombres que van presos 30 años por matar a su mujer, por violar a alguien; pueden tener serios problemas por golpear a una mujer, por acosarla, por abusar de menores de edad. Cada vez hay mayor sanción social contra el ejercicio de las violencias machistas. En serio, ¿vale la pena meterse en esos problemas y arruinarse la vida? 

En 1789 debía haberse resuelto esta situación, tanto dolor y sangre se habría evitado ¿Tanto les cuesta aplicar eso de la igualdad de derechos, obligaciones y responsabilidades? No se pide más.

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¿Por qué sucumbió el MAS?

Rubén Atahuichi

Por Rubén Atahuichi

/ 12 de marzo de 2025 / 06:00

A poco más de cinco meses de las elecciones generales, los análisis de algunos medios de información y de analistas políticos resultaron desahuciados: las disputas internas en el Movimiento Al Socialismo (MAS) no eran una tramoya ni una estrategia electoral, sino muy serias; por eso sucumbió.

Tan serias son, que, desde septiembre de 2022, cuando su otrora líder histórico, Evo Morales, denunció un “plan negro”, la crisis partidaria no pudo ser conciliada y poco a poco terminó partiendo al partido hasta de forma más miserable.

¿Fue en 2022 que comenzó el desastre de ese partido? El presidente Luis Arce, promovido por Morales mientras estaba asilado en México, dijo que el diferendo comenzó “temprano”, en 2021.  El problema que tienes conmigo es porque “no acepté ser un títere tuyo”, espetó el mandatario en su catarsis de septiembre de 2024.

He ahí uno de los factores de la separación del MAS: es sabido que Morales nunca aceptó no ser el presidente y quiso marcar línea al gobierno de su otrora elogiado ministro de Economía, hasta pretender imponer nombres en el gabinete.

A colación, un segundo factor está vinculado al liderazgo de Morales en el MAS. Debido a su interés personal en el gobierno de Arce, la dirección partidaria perdió el respaldo de las organizaciones sociales. El Pacto de Unidad que lo apoyó en los casi 14 años de gobierno, terminó haciendo lo mismo con Arce. Sin embargo, ante el quiebre, Morales promovió organizaciones paralelas y con eso se consumó la división en los movimientos sociales allegados al MAS.

Un tercero lo recuerda Martín Sivak, el periodista de cabecera de Morales. Dice que su reciente libro sobre Morales, Vértigos de lo inesperado, “(…) es un ensayo sobre el ejercicio del poder, el relato de una megalomanía, de la obsesión por aferrarse a la jefatura del Estado y por recuperar en las presidenciales de 2025 todo lo que creía que le habían arrebatado”.

Que, en su asilo en México, entre el 12 de noviembre y 11 de diciembre de 2019, ya pensaba en la campaña electoral de 2025.

Y entre sus allegados, se sabe que su afán era que Arce sea solo presidente “transitorio”, pero supo que aquel comenzó a pensar en 2025.

Como cuarto factor, la disputa política de las facciones evista y arcista del MAS desembocó en 2023 en la Asamblea Legislativa. La elección de las directivas camarales fue un conflicto evidente; luego, la agenda, y, finalmente, la disputa por la aprobación de leyes, entre ellas créditos, que acentuaron la crisis interna partidaria.

Sin embargo, el factor gravitante fue la situación electoral de Morales. Con base en la Sentencia 1010/2023 y el Auto 083/2024 ECA, del Tribunal Constitucional, el arcismo considera que Morales está impedido de buscar una nueva candidatura, mientras que el evismo sostiene que aquel está constitucionalmente habilitado.

Además, otra sentencia, 0776/2024-S4, despojó a Morales la jefatura del MAS y reconoció la del arcista Grover García. Así, Morales se quedó sin sigla, aunque prometió buscar una alquilada.

El caso derivó en el extremo de la separación definitiva: Morales instruyó a su militancia a renunciar al MAS y a arriar las banderas. En contrapartida, se alió con el Frente Para la Victoria (FPV), del que será su candidato.

Consumada la división, arrecia otra batalla masista: la validación de la postulación de Morales por parte del Tribunal Electoral. Mientras, Arce, con sigla, aún no decide su candidatura.

¿Este quiebre del MAS fue también ocasionado por el declive del proceso de cambio? La respuesta sirve para otro análisis de factores.

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Mujeres del bosque

Ruth Delgado

/ 12 de marzo de 2025 / 00:04

En la Amazonía y la Chiquitanía, mujeres y hombres sostienen economías familiares, conservan los bosques y refuerzan la identidad de sus comunidades. Sin embargo, el aporte de muchas mujeres en la recolección, transformación y comercialización de productos del bosque ha sido menos visibilizado. Abrir más oportunidades para su participación fortalece las cadenas de valor y la conservación.

Más allá de su rol en la producción, su liderazgo impulsa modelos sostenibles que equilibran economía y conservación. ¿Cómo sus historias reflejan el impacto de fortalecer su trabajo en el futuro de los bosques?

En Riberalta, Mayerlin Hurtado lidera la certificación de la castaña amazónica bajo estándares de comercio justo. Gracias a su gestión, más familias acceden a mejores precios y pueden seguir viviendo del bosque sin degradarlo. Desde San Ceferino, Yuliana Chamo, con solo 20 años, se ha convertido en referencia en la recolección de almendra chiquitana, demostrando que la juventud también es clave en la sostenibilidad.

En la comunidad de Ipias, María Antonia Castedo logró que el pesoé, un fruto antes desaprovechado, ahora sea fuente de ingresos. Su liderazgo en la transformación del aceite de pesoé fortaleció la economía local y dio valor a un recurso del bosque seco chiquitano.

Estos ejemplos muestran que, cuando las mujeres acceden a oportunidades y espacios de decisión, los beneficios se multiplican. Cada vez más iniciativas buscan fortalecer su acceso a mercados, mejorar tecnologías y generar condiciones para que sus productos sean valorados en entornos urbanos. La conexión con nuevos actores dentro de las cadenas de valor ha ampliado opciones de comercialización.

A pesar de los avances, persisten retos. Muchas mujeres enfrentan dificultades para consolidar sus emprendimientos. Aunque crece la demanda por productos del bosque con valor agregado, es necesario fortalecer los circuitos de comercialización y sensibilizar a los consumidores urbanos.

También es clave abrir más espacios de decisión. Algunas han logrado participar en asociaciones productivas y redes de comercio justo, pero muchas siguen fuera de negociaciones clave sobre el manejo de los recursos naturales. Potenciar su rol en la gobernanza del bosque es una tarea pendiente y una oportunidad para consolidar un modelo de desarrollo sostenible.

Las cadenas de valor basadas en la naturaleza han demostrado ser una alternativa real para generar ingresos conservando el ecosistema. Las mujeres ya son fundamentales en este proceso, pero fortalecer su liderazgo sigue siendo clave para garantizar que estos modelos sean viables a largo plazo. El desafío ahora es escalar lo que ha funcionado. Ampliar su acceso a capacitación y recursos, garantizar que sus productos encuentren mercados que los valoren y consolidar alianzas que refuercen su rol en la economía local. Como ciudadanos, podemos contribuir eligiendo productos del bosque que promuevan la sostenibilidad, exigiendo mercados más justos y valorando el trabajo de quienes mantienen el equilibrio entre desarrollo y conservación.

Las historias de Mayerlin, Yuliana y María Antonia son solo una muestra de lo que las mujeres del bosque están logrando. Visibilizar su trabajo es el primer paso para construir un futuro donde su liderazgo sea reconocido y fortalecido como una vía para consolidar economías sostenibles y comunidades más resilientes.

Ruth Delgado es gerente de proyectos de Cadenas de Valor
y Producción Sostenible de la Fundación Amigos de la Naturaleza.

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