Columnistas

Wednesday 15 Jan 2025 | Actualizado a 18:55 PM

Pepe Mujica, el indiscutible

Julio Peñaloza Bretel

/ 14 de diciembre de 2024 / 01:08

A 54 años de haber sido rodeado por la Policía en el bar La Vía de Montevideo junto a sus compañeros del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, portando una Colt 45, José Alberto Mujica Cordano, luego de sus turbulentos años de guerrilla y privación de libertad (1972-1985), ha podido demostrar que, en un país, que luego de superar la dictadura de los 70, existían posibilidades de hacer lo que el periodista Mauricio Rabuffetti ha definido como una revolución tranquila.

Uruguay es un país del que se dice hoy posee una democracia aburrida, que el día de las elecciones presidenciales no reviste un carácter especial, porque ciudadanos y ciudadanas han aprendido a asumir los cambios de gobierno con la liviandad que se asume el paso del otoño hacia el invierno o de la primavera hacia el verano, y esto se nota más cuando el Frente Amplio debe dejar el poder para el regreso de la derecha o, lo contrario, como acaba de suceder con el triunfo de Yamandú Orsi, el nuevo final de la derecha para el retorno de la izquierda al poder, de la que el Pepe Mujica es guía y símbolo, piedra y camino, como dice la zamba de Atahualpa Yupanqui.

Sin proponérselo, sin buscar reconocimiento, medallas o algún bronce en alguna plaza principal, el Pepe es hoy el faro que no solo nos guía hacia la reconciliación con el sentido profundo de la cotidianidad simple y austera, sino que se ha erigido en el salvador de las voces disidentes que, desde la izquierda, y sin lugar para la traición, reniegan y rechazan frontalmente prorroguismos y obsesivas prácticas estalinistas.

Mientras los medios de comunicación del establishment bailan al ritmo que imponen millonarios fascistoides puestos de moda por las redes sociales y que saltan a la política para preservar sus inmensos patrimonios, y en lo posible acrecentarlos, producto de la despiada explotación a la que conduce la acumulación capitalista, desde su casa rural de Rincón del Cerro, el presidente más internacional de la historia de su país, el “terrorista” que cambió los fierros por el poder de la palabra, la emprende contra Maduro, Evo Morales, Daniel Ortega y contra Cristina: “La vieja Kirchner está al frente del peronismo jodiendo, en lugar de dejar a las nuevas generaciones; ¡cómo le cuesta largar el pastel!”.

Mujica critica a diestra y siniestra, al capitalismo y a su peor dispositivo, el consumismo, y a los que se consideran de su mismo riñón ideológico, con la honestidad intelectual y la rectitud que lo ha caracterizado como servidor público, y no hay quién salga a contradecirlo o siquiera a contestarle tímidamente. Lo ha demostrarlo hace un par de semanas con los líderes políticos aquí citados, y todos los aludidos optaron por refugiarse en la prudencia del silencio, simple y sencillamente porque no hay manera de rebatir a este líder empoderado no por el dinero y la fama, sino por la descomunal autoridad moral que le ha dado su paso por la vida pública como senador, ministro y Presidente de la República Oriental del Uruguay.

El Pepe no lo sabe, pero su palabra está salvando a todos y todas quienes en los últimos tiempos fueron tachados de traidores y vendidos al imperialismo norteamericano, por la sencilla y transparente pretensión de reclamar democracia interna y renovación partidaria para la construcción de un proceso político que hoy día en Bolivia ha quedado abollado desde la cabeza hasta los pies debido a una feroz campaña de erosión al interior del partido más grande con el que cuenta hoy el país desde principios de este siglo XXI. “Lo de Evo Morales en Bolivia es inconcebible”, ha dicho Mujica y Evo Morales, chitón, no le quedó otra que mirar para otro lado. Y lo de Daniel Ortega, que originalmente fue concebido para combatir la dictadura de Somoza en Nicaragua, es “monstruoso”, ha afirmado el Pepe, sin que desde Managua haya salido una sola palabra de respuesta.

Con apenas 3,4 millones de habitantes, Uruguay es el ejemplo atípico por virtud de nuestro continente en el que un presidente ha sido capaz de imponer el discurso de que las drogas no son un asunto policiaco, sino de salud pública, y en ese marco, los uruguayos pueden comprar marihuana respaldados por la ley. En ese trayecto de vida, sin hijos, pero con una compañera de lucha y lecho como Lucía Topolansky, también senadora por el Frente Amplio, Mujica acaba de vencer un cáncer y en mayo de 2025 cumpliría 90 años. Saber de él, y escuchar su palabra lúcida, percatándonos de asuntos que se caen de obvios, pero que con sus reflexiones alcanzan categoría de irrefutables, nos ayuda a no perder la esperanza y la vocación de lucha, ésa con la que se camina hasta la tumba cuando las convicciones colectivas logran superar las tentaciones surgidas de la vanidad individualista.

Mujica ha sentido que está cerca de marcharse de este mundo. Los que sabemos quién es y sabemos cuán orientadora es su palabra, estamos seguros de las palabras labradas en piedra y son precisamente esas palabras las que nos ofrecen la certeza de que el Pepe no se irá nunca. Es parte de nuestro patrimonio humano inspirado en eso de que es mejor tener gobernantes que privilegian y saben repartir para abajo.

*Julio Peñaloza Bretel es periodista

Comparte y opina:

La estabilidad exige pacto público-privado

/ 15 de enero de 2025 / 06:05

Las empresas son duramente golpeadas por una crisis casi ineludible. La demanda interna se desacelera, y con ella, las ventas privadas. La inflación tiene como origen la elevación de los costos de importación —a causa de la escasez de dólares— dado que las empresas trasladan este incremento a los consumidores. Otras empresas se han visto obligadas a resignar menores ganancias o incluso sufrir pérdidas. La cadena logística para el aprovisionamiento de bienes y suministros se ha vuelto toda una vía crucis. La escasez de combustibles amenaza con la continuidad normal de los ciclos productivos. Los costos de los materiales de construcción están por las nubes. Algunas empresas ya se sienten al borde de la quiebra, otras optaron por reducir sus costos de manera extrema, se endeudaron o cambiaron de rubro, para no cerrar.

Pero, las realidades empresariales no son todas iguales. Mientras una gran mayoría afronta los embates de los desajustes macroeconómicos con valentía, un reducido grupo de empresarios, principalmente exportadores, hoy viven lo que podría considerarse un periodo de mini bonanza. Se benefician ampliamente de las subvenciones estatales, de la suba del dólar paralelo que ha elevado sus ingresos contables en un 90% y de las recientes deducciones impositivas concedidas por el gobierno.

El gobierno, por su parte, denuncia una guerra especulativa motivada por un trasfondo político que buscaría sabotear su gestión. El año comienza con más desconfianza y fricciones entre ambos sectores. Lo cierto es que el gobierno ha perdido su capacidad de estabilizar la economía por cuenta propia y ha cedido este rol tan importante al mercado.

Desafortunadamente, el mercado no funciona eficientemente. Hoy, las leyes de oferta y demanda invitan a especular, porque los incentivos individuales no están alineados con los colectivos. Hay incentivos al acaparamiento y desvío de bienes, lo que genera desabastecimiento y escasez de alimentos y dólares.

Ello no quiere decir que todas las empresas sean especuladoras. Por el contrario, son pocas empresas, pero con un poder económico asombroso. Estos empresarios deben ser conscientes que sus acciones están dañando a sus similares. Además, está claro que más inflación afectará tarde o temprano a la competitividad del país, porque si la producción nacional se encarece será más difícil luego exportar. Una inflación más alta detonará también incrementos salariales cada vez más altos, afectando a sus propios flujos de cajas.

Pero no todo está perdido, hay señales de entendimiento. Los representantes privados han mostrado ser mucho más pragmáticos —y no dejarse llevar por ideologías— porque han asistido a las convocatorias del gobierno a pesar de las críticas de sus afiliados. También se debe ponderar la voluntad del poder ejecutivo a reunirse, aunque más que un deseo aparente, parece ser un recurso de extrema necesidad, que lo ha llevado a ceder parte de la definición de la política económica y con quienes prácticamente ha coadministrado el país en los últimos meses.

En 2024, hubo varios intentos de diálogo y coordinación entre ambos estamentos, pero el problema es que estos acuerdos han sido poco efectivos en la práctica porque no se han dado cumplimento a los compromisos asumidos. El sector privado acordó importar de forma directa combustible, pero por el momento son pocas las empresas que tramitan su autorización, aunque la cifra va en aumento. También se dotó de una ventanilla única para facilitar las exportaciones y se prometió agilizar la devolución de los CEDEIM, a las cuales no se han acogido. También se ha liberado del pago del IVA y GA para la instalación de plantas de biodiésel, pero sin repercusión ninguna. El sector público también ha fallado. Se comprometió a gestionar nuevos financiamientos externos, que aún no lo ha hecho. También aseguró elaborar un nuevo proyecto de ley de hidrocarburos que todavía se desconoce. El gabinete de turismo no avanzó en 2024 y el lanzamiento del plan de turismo para el bicentenario se hizo esperar hasta el 12 de enero. Si bien se escogió una fecha conmemorativa, como es el Día Nacional del Turismo, ¿acaso no había la urgencia de hacerlo más antes?

Para superar esta difícil coyuntura, es fundamental que se reestablezcan las relaciones entre ambos sectores. Las empresas privadas tienen que contribuir a la estabilidad de precios en lugar de alentar la especulación. Aquí un listado de roles fundamentales a desempeñar por los privados: 1) eficiencia productiva; 2) contribución al Estado; 3) sustitución de importaciones; 4) responsabilidad social; 5) respeto al medio ambiente; 6) industrialización; y 7) innovación tecnológica. El gobierno por su parte debe dejar de enfrentarse con el sector privado y escuchar más las necesidades que afrontan. Del restablecimiento de las relaciones entre el sector público y privado dependerá la estabilidad económica de 2025.

Omar Rilver Velasco es habitante del Kollasuyo, Yatiri económico y promotor del Vivir Bien.

Comparte y opina:

San Pedro, los techos y los puchos

/ 15 de enero de 2025 / 06:03

Decían antes que un escritor verdadero no era tal si no pasaba una temporada en la cárcel. Dicen ahora que la prisión es un buen sitio para escribir. El tarijeño Ramiro Antelo León cayó en “cana” sin querer queriendo, tiempo que le sirvió, entre otras cosas, para escribir el mejor libro sobre una cárcel boliviana que he leído nunca. Es “La balada de San Pedro” (editorial “Los socios del naufragio”, Oruro). Es una crónica que te cogetea; es un diario asfixiante de esa ciudad sin horizontes ni crepúsculos.

Los paceños/paceñas no miramos la cárcel del barrio de San Pedro. Pasamos por delante de esta “Babilonia de adobe y acero”. Nos sentamos a comer los maravillosos helados “Splendid” de la esquina de la plaza. Pero apenas fijamos la mirada en los muros. A lo sumo vemos las colas que se forman los jueves y domingos, días de visita. Hacemos como si San Pedro no existiese. Es un sentimiento de culpa/temor. Es nuestro lado oscuro.

Ramiro Antelo León nos mira desde adentro. Nos coloca delante de la ciudad prohibida, rodeada de una muralla de adobes invisibles. Es San Pedro y el vaivén del candado amarillo de la puerta de salida. Ramiro es un “preso nuevo”. A medida que la narración salvaje avanza, dejará de serlo. Pasea por las secciones/barrios: Guanay, Cancha, Muralla, Grúa, Posta, Pinos, Álamos, San Martín, Palmar, Primero de Mayo, “Chonchocorito”. Y el lector, con él.

“La balada de San Pedro” es un gran viaje por la geografía cautiva, por la teología carcelaria, por los barrios y clases sociales de la mazmorra. “No hay preso que no lea la Biblia; los maleantes son unos beatos de primera”. Ramiro confiesa -ante la multiplicación de callejones sin salida- que no llegará a conocer toda esa geografía a pesar de los años. Confiesa que los presos sienten estar en un zoológico cuando las visitas traen plátanos y cigarrillos. “Las visitas se esperan tanto y se soportan tan poco”. Confiesa que las peleas a muerte llegan en la noche en “población” cuando llueve y nadie mira.

Subimos a los tejados, acudimos a los llamados de lista, soportamos audiencias judiciales infinitas, fumamos pucho tras pucho, “globito” tras “globito” para mirar de frente a los cielos. “La luz y el humo son servicios básicos en San Pedro”. Sentimos el olor a preso impregnado en ropa que no tiene color. Vemos como el tiempo se detiene, como el pasado y el futuro se desordenan. Como las tardes se hacen lentas. Caminamos los patios/conventillos, como viejas calles de Damasco. “En San Pedro se camina mucho”. Nos cocinamos arroz tras arroz. Nos dormimos vestidos gracias a un “lorito” (pastilla de Lorazepam). “Dormir es la única forma de libertad”, escribe Ramiro. “Por eso al preso no se lo molesta cuando duerme”. Nos sentimos solos pues la soledad es la verdadera cárcel. Festejamos las fiestas. Y los días sin nombre ni número “donde el tiempo no debe ser contado porque se estira molesto”.

“La balada de San Pedro” es una gran crónica de personajes en la ciudad de los adobes, en “la máquina de moler alegría”. El viejo preso que vende pan y nadie conoce su voz. Los policías, quince para 1.500 presos. Los “treintones” (condenados a 30 años sin derecho a indulto). Tomás Colque, el único jovial entre ellos. Los “estufas” (presos por estafa, los que no gozan de respeto y son humillados). Don Robertito, uno de ellos. Es el que vende artículos financieros a profesores universitarios.

Los “Milosevich” (condenados por narcotráfico, por la ley 1008). Los maleantes comunes, condenados a ser “taxis” (mensajeros por calles y techos) dentro de este hogar de muros altos. Los “violines” o “violetas”, los condenados por violación (y su fatal destino de palizas y muerte).

Los curas (el negro panameño, entre ellos). Y las monjas de visita. “El domingo en la tarde es aterrador”. Los “Payasitos”, una pareja de hermanos que trabajaban en un elenco de teatro costumbrista. “El Siles”, el Jaime Rivera, el “Chino” Suárez, el “Lobo”, preso insondable, el “Fantasma”. El fugado “Conde” Baltasar. El “Nabo” y el “Muleta”, dos franceses en “Chonchorito”, los dos “Milosevich”. El “Muleta” retrata alaridos silenciosos que un “pintor famoso y exquisito de la ciudad de La Paz” compraba a un precio irrisorio. Prohibido cantar nombres.

La emotiva salida de Sandro (que reparte todo pues trae mala suerte sacar algo de San Pedro) y la muerte fatal del querido Robertito Luis en la Grulla a manos de un “violeta hijo de puta” tocan el corazón. El “preso nuevo” está a punto de salir tras largos años. Mejor salgamos con él de este libro preso entre techos y puchos para mirar el horizonte y el crespúsculo otra vez.

Ricardo Bajo H. publicaba artículos de Ramiro León Antelo en Fondo Negro.

Comparte y opina:

Coalición preelectoral

/ 15 de enero de 2025 / 06:00

La lista es larga. Allí aparecen viejos conocidos, algunos aliados de antes y otros enemigos políticos de antes. En la fotografía se muestran Amparo Ballivián, Efraín Suárez (en otras palabras, Luis Fernando Camacho), el expresidente Jorge Quiroga (2001-2002), Samuel Doria Medina, el también expresidente Carlos Mesa (2003-2005) y Vicente Cuéllar.

Acaban de juntarse otra vez para incorporar en sus filas a Ballivián y Cuéllar, en un intento por conformar un bloque opositor capaz de frenar —como dicen— al Movimiento Al Socialismo (MAS), partido que no logra recomponerse de su grave división interna a raíz de disputas políticas.

¿Quiénes son los que buscan constituirse en una alternativa al MAS?

Ballivián apareció hace meses en la arena política como precandidata presidencial. Su pasado está ligado a Quiroga y Hugo Banzer, de Acción Democrática Nacionalista (ADN), en cuyo gobierno fue la jefa de la Aduana Nacional y viceministra. Se trata de la única mujer con intenciones de ser candidata presidencial y la última en ser llamada.

Cuéllar, que cobró notoriedad política en la coordinación del extinto Comité Interinstitucional por el Censo de Santa Cruz que propició un paro fallido de 36 días en 2022, también fue incluido a última hora. Rector de la Universidad Gabriel René Moreno de Santa Cruz, acaba de romper su palabra: Nada “con los políticos tradicionales que ya perdieron la confianza del pueblo”.

Precisamente, al fundar su agrupación Cambio25, su primera alianza fue con Juan del Granado, del izquierdista Movimiento Sin Miedo (MSM), dos veces alcalde de La Paz, otrora diputado nacional, en 2014 candidato presidencial y reconocido abogado cuyo oficio permitió la histórica sentencia contra el dictador Luis García Meza.

A pesar de haber denostado a “políticos tradicionales”, Cuéllar se unió a ellos, en una franca contradicción con su discurso político inaugural.

Allí se encuentra Quiroga, subsecretario de Inversión Público en el gobierno de Jaime Paz Zamora, del Acuerdo Patriótico, entre ADN y el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR). De cuando el MIR “cruzó ríos de sangre” al aliarse con el partido del dictador Banzer (1071-1978) que persiguió a la dirigencia mirista.

Quiroga, pieza clave en el derrocamiento de Evo Morales en 2019, fue presidente por sucesión (dimitió Banzer por enfermedad) entre 2001 y 2002. Fue candidato presidencial en 2005 y 2014.

Ministro de Planificación en el gobierno de Paz Zamora, Doria Medina debe ser uno de los políticos que más porfió por la Presidencia. Sin éxito alguno, fue candidato en 2005, 2009 y 2014, y en 2020 fue candidato a la Vicepresidencia junto a la entonces presidenta Jeanine Áñez. Ambos abandonaron la carrera electoral y sepultaron las alianzas Juntos y Soberanía y Libertad (Sol.Bo), y los partidos Unidad Nacional (UN) y Demócratas.

Mesa fue también presidente por sucesión luego de que Gonzalo Sánchez de Lozada renunciara el 17 de octubre de 2003. Candidato presidencial en 2019 y 2020, estará realizado con la conformación de ese bloque de oposición; es que hizo saber que no será candidato si es que logra ese propósito.

Finalmente, acusado por el golpe de 2019, Camacho aparece como una opción remota. Cumple detención preventiva en Chonchocoro.

En el mismo lado está Manfred Reyes Villa, que, sabiendo de su fuerza, desahució alianzas con ese bloque y se encuentra en plena carrera electoral.

Sin él, hay una coalición preelectoral. ¿Será sostenible? Quizás la ventaja que le otorga el MAS, con un Luis Arce en duda y un Evo Morales inhabilitado, es su esperanza. Sin embargo, un acuerdo frágil no es carta de garantía electoral.

Rubén Atahuichi es periodista.

Comparte y opina:

Devenir del MAS

Yuri Torrez

/ 13 de enero de 2025 / 06:00

Cada inicio de año, los astrólogos desfilan por los zócalos televisivos agarrados de sus bolas de cristal y predicen lo que va suceder en el campo político durante la gestión. Este año electoral con mayor razón. Esa manía contagió a algunos analistas políticos que proyectan el fin de la política. El propósito del presente artículo no es recorrer por este sendero astrológico, más bien, en base a lo sucedido en el juego político de los últimos años, diseñar escenarios prospectivos con relación al decurso del Movimiento Al Socialismo (MAS) y por su efecto de gravitación al propio espectro político boliviano.

Las (in)tensas disputas al interior del MAS de hace un par de años produjo un profundo resquebrajamiento en el tejido interno de esta estructura partidaria; algún momento se pensaba en la posibilidad de reconciliación de los actores en disputa, pero a estas alturas después que rebasaron algunos límites es algo improbable la unidad en el MAS. Ante esta constatación, lo que queda es saber, en definitiva, con cuál de los actores internos en disputa se queda la sigla.

 A diferencia de un par de años atrás, poseer la sigla no es garantía ipsu facto de victoria electoral, ya que la disputa interna en el MAS perforó no solamente la imagen de los actores involucrados en la querella, sino que la imagen del propio partido quedó lastimada seriamente. Si a eso se añade la crisis económica, se perfila un escenario complicado para el MAS –independientemente del candidato— en el afán de reeditar un triunfo en los comicios presidenciales.

Una cuestión vinculada a este tópico está articulada a saber si el actual partido gubernamental va a superar al liderazgo carismático que representaba la figura de Evo Morales. Una cuestión que trasluce detrás de estas disputas internas es la crisis de liderazgo del expresidente que en su momento fue un factor de cohesión partidaria; hoy es todo lo contrario ya que se convirtió en un factor explicativo para la desintegración interna del MAS.

 Al mismo tiempo, los sectores opositores internos al sector evista tampoco construyeron un liderazgo lo suficiente fuerte para hacer frente a esa fuerza simbólica que representó en su momento el liderazgo carismático de Morales. La táctica del sector arcista se redujo inexorablemente a demoler la imagen del exmandatario al punto que existe una orden de aprehensión en contra de Morales; pero tampoco –más allá de la discursividad— los arcistas generaron una corriente de renovación auténtica al interior del MAS.

Estas bregas internas generaron, a la vez, la pérdida de un “horizonte de visibilidad” (dixit Zavaleta) en el partido gobernante. O sea: estas disputas internas no tuvieron una naturaleza ideológica, sino son meras luchas instrumentales por el poder. Así, por ejemplo, el debate por la reconducción del proceso de cambio o el fortalecimiento del Estado Plurinacional estuvieron ausentes en estas refriegas en el partido oficialista que denotan la pérdida de la capacidad estratégica de los actores en disputa. 

Otra de las aristas de estos desencuentros en el MAS apunta a su naturaleza constitutiva como movimiento político: ser partido o movimiento social. Quizás, la disputa por la sigla devela en el fondo esta cuestión, que era una imbricación que se convierte en una tensión y muestra la verdadera esencia del MAS.

Este 2025 se perfila como un año muy difícil para el MAS y existe la posibilidad de no retener el gobierno. Más allá de los cálculos electorales pesimistas, hay el temor cierto que el proyecto emancipador representado en el MAS se diluya.

Yuri F. Tórrez es sociólogo.

Comparte y opina:

Cuál democracia

Julieta Paredes Carvajal

/ 12 de enero de 2025 / 06:01

La recuperación de la memoria y la energía de nuestra identidad es un camino largo, que une los senderos que nuestros pueblos transitaron y que hoy nos presentan el desafío de la actualidad donde nos encontramos. La invasión colonial destruyó nuestra organización política, social, cultural económica, destruyó la vida y las concepciones de la vida, que en estos territorios construimos con sus virtudes y defectos.

Muy al contrario de lo que piensa -desde su ignorancia- la gente racista, no se trata de volver al pasado, se trata de recuperar la memoria, para construir con sabiduría el futuro, eso es algo muy distinto.

Es histórico este momento del proceso de cambios revolucionarios del pueblo boliviano, la crisis en que nos encontramos nos proporciona una oportunidad valiosa para poder profundizar nuestro camino de afirmación vital, en medio de un mundo donde se diluyeron los significados históricos, los sentidos personales y el contenido propositivo de las palabras: vivir bien, revolución, justicia, libertad, amor, democracia.

Voy a referirme a esa última palabra, democracia y las prácticas de la democracia; no voy a meterme ni en la etimología ni en el origen. Voy a partir temporalmente del sentido que le dimos a esta palabra, en lo que llamábamos “recuperación de las libertades democráticas” en las luchas contra las dictaduras. Hoy sé que el ideal que nos movía estaba muy lejos de lo que en verdad logramos recuperar, pues las libertades democráticas consistían -en nuestro imaginario- la participación total en todas las decisiones que definen el destino de nuestros territorios. Consistían también en la participación organizada del pueblo, la conciencia y responsabilidad al momento de elegir y votar, de asumir el control social y popular y la necesidad de la discusión de los objetivos históricos de nuestras luchas en base a un proceso de formación política.

Hoy nos enfrentamos a la crisis de la democracia burguesa, que ya evidenció la esencia manipuladora de su origen burgués y la función dictatorial y excluyente de sus prácticas reales. Nosotras como mujeres tenemos la otra mirada que a nuestros hermanos se les escapa, por eso decimos que es el momento de acudir a la memoria, dar un salto cualitativo de esa concentración de poder en la figura presidencial, que representa el individualismo político implantado en la revolución francesa. Necesitamos salir de las figuras presidenciales que concentran las decisiones, necesitamos construir con memoria y propuestas nuevas lo que llamamos la democracia comunitaria, donde la figura presidencial no concentre las decisiones, donde las decisiones se concentren en la representación del pueblo organizado mandar obedeciendo

Necesitamos potenciar el pacto de unidad y ampliar un anillo de participación de otras organizaciones vivas. El presidencialismo de la democracia burguesa le funciona a los burgueses, pero a los pueblos no. Las organizaciones sociales deben dejar de ser llunkus y prebendales. Responsabilidad ética, tareas de la cuales la mitad cae en manos de las mujeres. ¡Viva la marcha por la vida!

Es feminista comunitaria

Temas Relacionados

Comparte y opina: