Aprender de los pueblos
La enseñanza de la última movilización política de las organizaciones y del Instrumento es para separarme de los slogans tóxicos: “enfrentamiento de los dos bandos evistas contra arcistas”, que posesionaron con fuerte sentido ideológico desde los medios, como una verdad, pero fetichizada.
El actor que es el sujeto político hegemónico de la política en este siglo tiene identidad étnica, territorial, sindical, que trasciende a la democracia liberal representativa, tiene la virtud de agendar la temática política como agenda que engloba la totalidad de la política, a los múltiples actores y con ello el conflicto.
Se constituyen en sujeto político enfrentándose al republicanismo colonial y sus élites señoriales aburguesados, exigían el reconocimiento de derechos que rompían el orden estatal vigente, esos derechos son sus códigos de vida como pueblos, por ello no se podían inscribir en el catálogo de respuestas o concesiones gubernamentales, sino en una nueva temporalidad donde el derecho conquistado se ejerce, pero en condición de autoridad estatal.
Previo a la Asamblea de Nacionalidades convocada por la CSUTCB en octubre del 92 conmemorando los 500 años de resistencia a la invasión española; a la marcha de Tierra y Territorio, Coca y Soberanía (1994); a la Guerra del Agua (2000); del Gas (2003); a la movilización aymara y la conformación del Cuartel Indígena de Qalachaca (2001), los campesinos y sectores populares periféricos en la versión liberal colonial eran vistos como usuarios electorales, con estos hechos históricos como movimientos que emergen de la autoconciencia explican la importancia de este tiempo y del sujeto histórico.
La marcha de la CONALCAM-COB (2008) que fue la más grande es la historia política, su importancia radica en la capacidad de representar temporalmente el sentimiento de la plurinacionalidad constituyente, este hecho es fundante, porque derrota a la resistencia racial y de clase, de las múltiples derechas políticas, cívicas, religiosas, mediáticas. Inscribe una nueva ruta, pero no logra superar la conflictividad propia del republicanismo colonial y capitalista.
Dos movilizaciones con implicancia estatal: la primera post crisis del 2019, la movilización de agosto del 2020 de obreros, campesinos, sectores populares, pusieron fecha de retiro al gobierno de facto, recuperaron la democracia con la movilización y con el voto el gobierno. La segunda, la movilización política, sindical, de los pueblos originarios, de sectores populares que partió el 17 de septiembre de Caracollo hacia La Paz.
Mediáticamente, con intencionalidad política a la movilización se le impone marca, pero como adjetivo: “el bando evista”, al desplazamiento de funcionarios públicos catalogan como “el bando arcista.”
Titular: “Empieza la marcha evista” seguido de otro titular “Sectores arcistas esperan en Vila Vila a la marcha evista.” Titulares que etiquetaron el conflicto.
Titular: “Pacto de Unidad y COB arcista convocan a concentración en Ventilla para impedir ingreso de evistas”, la alcaldesa Copa, el dirigente de la COR de El Alto en una clara demostración de colonialismo actúan como corregidores y propietarios, amenazan con no dejar pasar la marcha y ordenan que salgan sus súbditos a impedir el ingreso.
El pronóstico mediático era el enfrentamiento, no se dio, pese a que los titulares mediáticos, las y los corregidores de ocasión incentivaban el desenlace de violencia.
Como decía el Che: “en la revolución lo extraordinario se vuelve cotidiano”, lo extraordinario ha sido la construcción y constitución del sujeto histórico que tiene cohesión unitaria, organización, memoria e identidad politizada, es lo cotidiano que aflora en tiempos de crisis.
Durante el desplazamiento no hubo enfrentamiento entre los marchistas que representan la plurinacionalidad y los habitantes aymaras de los municipios y comunidades, en El Alto el pueblo aymara y quechua no los enfrentó, por el contrario, los recibió y acompañó. Estos hechos describen la importancia del sentido comunitario entre pueblos, se ven y se sienten como hermanos.
La violencia es externa al movimiento y a los pueblos, generada por civiles, encapuchados con características parapoliciales, sin más argumento que el odio racial.
Las crisis son tiempos donde la memoria, la experiencia y el horizonte prevalecerá en el actor colectivo histórico, espero lo necesario, con ello es suficiente para seguir avanzando.
César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda.