Monday 1 Jul 2024 | Actualizado a 17:55 PM

Colombia y Brasil confirmaron su momento

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 25 de junio de 2024 / 21:38

Los organizadores se frotan las manos: apenas cumplida la primera fecha de la Copa América, el juego de momento no deslumbra, pero el negocio va de maravillas.

Este lunes Colombia-Paraguay vendieron 67.059 boletos (la colonia colombiana en EE.UU. es inmensa y esta selección cafetera despierta las máximas expectativas).

Y una hora después, Brasil-Costa Rica tuvieron 67.158 pagantes. Las taquillas son apenas una entrada del colosal movimiento económico que genera la Copa. El parqueo en los estadios es otro, fantástico, va de 40 a 100 dólares según la cercanía con el escenario; las comidas son otro, en Estados Unidos el público acostumbra ir a comer al evento deportivo.

El mercadeo de camisetas, bufandas, gorros, etc., un rubro más. La publicidad en las pantallas y el movimiento colateral que genera en hotelería, restaurantes, empresas de movilidad como UBER, en las compañías de aviación.

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Y, por supuesto, lo grueso: la venta de los derechos televisivos. La Conmebol informó oficialmente el lunes el alcance global de la competición: los partidos van a 192 países, o sea al mundo entero. La ONU tiene 193 miembros. Alguna islita habrá quedado descolgada, el resto, todo. Se está cumpliendo lo previsto: la Copa América en Estados Unidos es un monumental fenómeno de ingresos.

Es altamente probable que genere unos 2.000 millones de dólares en conjunto. Pero la selección que se va en primera fase se llevará míseros 2 millones. Por esto no será sencillo devolver el torneo a Sudamérica. En cualquiera de nuestros países no se recaudaría ni el 10% de estas cifras. Nuestras mismas asociaciones pedirán que se juegue allá.

Los números que no son tan elevados son los de goles: 15 en los primeros 8 partidos: no llegan a 2 de promedio, 1,88. En ese contexto, tal vez los partidos más bonitos de la primera fecha sean Uruguay 3 – Panamá 1, por el persistente ataque de Uruguay, por los progresos de Panamá, y Colombia 2 – Paraguay 1.

Este último, un duelo áspero, vibrante, de alta tensión, en el que Colombia confirmó la presunción de que hará un excelente torneo, incluso llegar bien arriba. La tarea de Néstor Lorenzo allí es redentora, tomó una selección vencida, atribulada, sin figuras, y la convirtió en una eficiente maquinaria que hilvana 21 partidos invicto, con 16 triunfos y 5 empates. Lo insólito es que Colombia, que juega al ras, ganara haciendo dos goles de cabeza… ¡a Paraguay…!  

A diferencia de otras selecciones anteriores, esta Colombia no promete, cumple. Sabe a qué juega, se despliega en campo contrario, tiene variantes de gol. Y está funcionando sin 9, porque da la ventaja de jugar con Borré, que ni es referencia de área ni es goleador.

Tampoco muy influyente en el juego. Pero ¿quién puede contradecir al técnico Lorenzo…? Ha puesto feliz a un país. Le ha dado un estilo de juego a Colombia y, sobre todo, una mentalidad ganadora. La selección que batió un récord de ineficacia en la Eliminatoria con 7 partidos sin gol ahora tiene gatillo fácil, convierte seguido.

Ha encontrado un once fijo, potenció a todos los jugadores, recuperó a James Rodríguez, gestor de los dos goles con exquisitos centros. James, sin dudas, es el mejor centrador del mundo. Por encima de Messi, de Alexander Arnold, de Modric, de Kroos… Se lo ve exultante a James ahora. Lo increíble: no lo tenía nadie a Lorenzo, es un descubrimiento tan notable como el de Machu Picchu.

No obstante su derrota, vimos un nuevo Paraguay. Volvió a verse aguerrido como antes, pero con variantes y tres o cuatro elementos ofensivos que, si Garnero los junta, pueden hacer ruido: Julio Enciso, habilísimo y talentoso, Micky Almirón -ambos actuando en Inglaterra-, Ramón Sosa, de quien se rumorea pasará a Europa en 20 millones de euros, y el ya conocido Ángel Romero. Cuatro que saben mucho. Está en el técnico atreverse a ponerlos.

Y luego Brasil, este Brasil desteñido, una rémora de aquellos Brasiles de tiempos pretéritos, donde había cinco o seis monstruos. Empató 0 a 0 con una Costa Rica que puso una línea de cinco pegada a su arquero, otra de cuatro al borde el área y uno más corriendo a los volantes rivales. Como contaba el Chiqui Úbeda un 10 de Huracán, cuando le preguntaban por un técnico argentino ya fallecido: “Antes del partido hablaba con los periodistas y les decía: ‘Vamos a salir a buscar el partido’. Después, cuando estábamos en el túnel para entrar al campo nos paraba y cambiaba el discurso: ‘Muchachos, ocho atrás y dos defendiendo’…”

Esa fue la forma de Gustavo Alfaro, pero le dio resultado: le arrancó un empate a Brasil. Que pujó y pujó, dominó los 98 minutos, pero no tuvo claridad. “Hoy se estrena Brasil en la Copa en busca de una nueva identidad”, tituló el lunes Folha de São Paulo. Al menos ahí no la encontró. Fue el mismo equipo mediocre de la Eliminatoria, en la que marcha sexto con 7 puntos sobre 18 disputados y sin grandes figuras. Vinicius se fue reemplazado después de fracasar por completo ante el marcador Jeyland Mitchell. “Una actuación digna de un Balón de Hojalata: cero finalizaciones, ningún regate completado y 18 balones perdidos”, escribió el diario Sport, de Barcelona. Fue reemplazado a los 70 minutos.

“Brasil tuvo un debut frustrante”, tituló Tostão en su columna de la Folha. “Le faltó calidad para construir maniobras de ataque desde el mediocampo”, agregó el excrack. El flamante entrenador Dorival se quejó del juego defensivo de los Ticos.

“Dorival Junior, con un equipo repleto de estrellas que juegan en las mejores ligas del mundo, criticando el juego de Costa Rica, que salió ayer con un once repleto de chavales sin ninguna experiencia internacional. No le pudieron hacer un gol a un portero que juega en la tercera categoría del fútbol español y resulta que el problema fue el planteamiento defensivo de Alfaro. Llevan sólo 2 victorias en 9 partidos y 5 encuentros no amistosos consecutivos sin ganar y ahora el problema va a ser el sistema defensivo de Costa Rica. Váyase usted a esparragar y devuelva a Brasil a donde merece, que ya va siendo hora”. Esparragar: echar a una persona de un lugar, su actitud me crispó y lo mandé a esparragar.

El tema es que Colombia navega a toda vela y no es descabellado pensar que clasifique como primero. Si ello ocurre, Brasil podría ser segundo y se encontraría con Uruguay en la fase siguiente. Un Uruguay que es una tromba física y voraz en ataque. Se cumplió la primera fecha de la Copa, no es para descorchar champán, tampoco decepcionante.

Chile y Paraguay, como Perú y Bolivia

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 30 de junio de 2024 / 21:39

“No hay titulares y suplentes”, mienten los directores técnicos, para congraciarse con la tropa. Los hay. Por algo unos juegan de entrada y otros quedan de reservas.

Por eso los médicos y kinesiólogos hacen imposibles para tratar de poner en condiciones a la figura del equipo, el crack que en dos jugadas decide el partido o el líder que orienta a la manada.

Esto vale, sobre todo, para Argentina, que llega con el cartel de campeón y posee un buen equipo titular, pero no le sobran figuras. Paredes no es Mac Allister, Pezzella no es Cuti Romero, Lo Celso no es Messi y así en cada puesto. Con los once titulares, en una buena tarde y con un plan acertado, Argentina puede avanzar e incluso repetir el título. El carácter lo tiene. Pero el latiguillo de que “puede armar dos selecciones” es una simple exageración.

* Fenómeno. Con sustitutos, porque casi tenía ganado el grupo y prefirió dar descanso a los habituales, sin Messi, igual Argentina convocó a 64.972 espectadores en Miami. Lleva 216.642 entradas vendidas en tres partidos. Juegue donde juegue, es la selección más convocante del mundo. Y con diferencia.

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* Sin gustar. Pero no satisfizo su actuación. Le ganó a Perú 2-0 porque este Perú no presenta oposición. Jugó de movida Alejandro Garnacho, la gran figura joven del Manchester United. Mal. O no está para esta selección o habrá que esperarlo mucho. No desequilibra, choca permanentemente. Sus jugadas no prosperan. Debe levantar mucho. Exequiel Palacios es un baluarte en el Bayer Leverkusen que fue el suceso de la temporada en Europa. No le da para ser titular en la Albiceleste. Pasa con varios. La camiseta nacional pesa el doble.

* Inquietante. Pese a que venía de empatar con Chile y perder con Canadá, Perú tenía todavía la posibilidad de clasificar a cuartos de final con ganar por la mínima. Pero jugó sin querer jugar, como haciendo tiempo. Desde el minuto uno demoraban en exceso sus jugadores para hacer un saque de arco, un tiro libre, un lateral. Insólito. No atacó nunca. Apenas un tiro al arco desde lejos en todo el partido. Perú y Bolivia parecen hermanados en este asunto de la pelota. No producen jugadores porque no se trabaja en formación de nuevos talentos. Reina la informalidad.

* Palo. “Hacía mucho no veía a una selección tan pobre. Pero pobre de verdad. Falta de actitud, o quizá sí, la tienen, pero torpes con el balón. Con miedos, dudas y temores. Chocaban con los argentinos y rebotaban. Les hacían transiciones rápidas y corrían como loquitos. Sin una marca eficaz. Con un caprichoso Paolo Guerrero, que le hace daño al país con su terquedad de seguir jugando. Ya cumpliste tu ciclo. No es tu chacra, Paolo. Es el equipo que representa al país, no está a tu merced, por más que hayas hecho faenas fabulosas en antaño…”, Textual del editorial del deportivo Todo Sport, de Lima, a cargo de su director Fernando Jiménez.

* Vinotinto. Venezuela tiene peores condiciones de país que todos sus vecinos sudamericanos, pero evoluciona en fútbol porque hay búsqueda, reclutamiento y formación de jóvenes. Está trabajando con una lista de 350 jugadores con edad de Sub-17 y Sub-20 formados fuera del país. Hijos de inmigrantes. Son las camadas que vendrán en tres o cuatro años. Lo mismo acontece con Ecuador, comenzó a escalar en el continente, a conseguir triunfos y ya ha participado en cuatro Mundiales porque alumbra jugadores. Buenos, muy buenos. Mejoró el biotipo, la técnica y, sobre todo, la mentalidad. No hay secretos en esto.

* Albirroja. La última intervención de Paraguay en un Mundial fue en 2010. Luego de aquello devino una debacle futbolística total. En selecciones y clubes. Ahora le han surgido algunos delanteros importantes como Julio Enciso, Micky Almirón, Ramón Sosa, no obstante, sigue pagando los años de no haber descubierto figuras. También se va de esta Copa por perder los dos primeros partidos, cuando la Albirroja fue siempre animadora. Nótese que los equipos que más rápido se van de la Copa son todos campeones y de la Conmebol antes que de la Concacaf.

* Inquietante. La actualidad de Chile, futbolísticamente hablando. Se va de la Copa América eliminado en primera fase sin ganar y sin marcar un gol. No clasificó a los Mundiales 2018 y 2022, va octavo en la Eliminatoria para 2026. No asistió a los últimos cuatro Mundiales Sub-20 y tampoco participa del fútbol en los Juegos Olímpicos desde el año 2000. Las inéditas conquistas de la Copa América en 2015 y 2016 elevaron el nivel de autoestima del hincha chileno, pero aumentaron el grado de exigencia y eso genera crisis. Ahora, el país pide triunfos y la selección (mucho menos los clubes), no están en condiciones de corresponder. Se le fue extinguiendo la Generación Dorada y no han salido nuevos valores. Ricardo Gareca es un excelente entrenador, pero esto es fútbol, no futbolín, se juega con humanos, no con muñequitos.

* Memoria. La prensa chilena habla de “escándalos arbitrales” que lo sacaron de la Copa, sobre todo ante Canadá, y se une en identificar al árbitro colombiano Wilmar Roldán como el villano del 0 a 0 que costó la eliminación. “Que no dirija nunca más a Chile”, declaró el presidente de la federación chilena, Pablo Milad. Los medios reclaman lo mismo. En la final de la Copa América 2015 que ganó Chile, jugada en Santiago, al minuto 33 Messi fue a recibir un balón y Gary Medel, desde atrás, le pegó un patadón terrible en el pecho al 10. De “patada histórica” fue calificada. Era para dos noches de calabozo. No fue expulsado Medel, apenas recibió una amarilla que más sabía a condecoración que a castigo. El árbitro era Wilmar Roldán. El partido terminó 0 a 0 y en penales Chile levantó la Copa. Fue un fallo absolutamente decisivo en la definición del título. Con errores, Roldán es el mejor árbitro de Sudamérica con varias vueltas de ventaja sobre el segundo.

* Juicio. “La Roja llegaba a Estados Unidos con el riesgoso optimismo que dan los amistosos y no supo calibrar esa realidad”, dice el magnífico colega chileno Danilo Díaz. Y amplía: “Muchos creían que la llegada de Gareca provocaba un milagro. El fútbol, sabio como siempre, nos recuerda que, sin jugadores de nivel, las expectativas tienen que ser moderadas”.

 * Pregunta. Entre hoy y el miércoles se vuelven a casa, derrotadas, las selecciones de Chile, Perú, Bolivia, Paraguay… ¿Volverán al frente de las delegaciones los presidentes de sus asociaciones…? ¿Serán los primeros en bajar del avión…?

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Esta Colombia no promete, cumple

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 29 de junio de 2024 / 21:42

Cuarenta y tres grados a la sombra el viernes por la tarde en Arizona. Allí, Colombia goleó a Costa Rica 3 a 0. “Pero el estadio es climatizado, si no aquí no se podría jugar -dice Tito Puccetti, relator estrella de RCN y Win Sports, de Colombia-. Dentro del recinto hay 22 grados, agradable, afuera es un horno”, completa.

Quizás por eso la concurrencia no pasó de 27.386 espectadores, casi todos vestidos de amarillo. Arizona no será sede del Mundial en 2026, aunque es posible que la FIFA exija aire acondicionado en todos los escenarios que lo ameriten. En eso, Catar fue pionero.

* La Costa Rica que había defendido a sangre y fuego las murallas de su fortaleza contra Brasil se vio desbordada por esta Colombia que muestra una mentalidad completamente diferente a todas las Colombias anteriores que este cronista vio: más competitiva, más convencida, más fuerte de la cabeza, más decidida a ganar o, en último caso, a no perder, sin miedo escénico, más guerrera, lo que se nota en las divididas, en los roces.

No hay un funcionamiento revolucionario ni sistemas novedosos indescifrables para el rival. Es un equipo diríamos sencillo, que pasa la mayor parte del tiempo en campo rival porque quiere ganar todos los partidos. Los exjugadores de selección se enojarán, como ocurre siempre, pero hay un temple que antes no se veía. ¿Qué en los tiempos del 5 a 0 había más riqueza individual…? Es posible, sí, nombres más rutilantes: Valderrama, Asprilla, Freddy Rincón, el Tren Valencia. ¿Qué en otras épocas se jugó mejor…? También, cuando los Maturana Boys. Pero esta es una roca mentalmente y aquellas otras versiones no. Esta no promete, cumple.

* Dominio y contundencia. Aunque es necesario hacer el reparo del rival, este fue, quizás, el partido más redondo de toda la era Lorenzo. Que tiene números fantásticos: 22 partidos invicto, con 17 victorias y 5 empates. No busquemos intrincadas elucubraciones tácticas, Colombia es un equipo que intenta jugar bien, por abajo, lejos de su arco, dominando. Es, por espíritu solidario y virtudes individuales, una expresión eficiente ante todo, con dos volantes clave, que son Ríos y Lerma, en realidad dos asistentes de todos, los de arriba, los de abajo, los laterales.

*¿Qué es Lorenzo…? Lo que se advierte: un individuo simple para vestir, para responder en las ruedas de prensa, para comunicarse con los jugadores y para exponer su estilo. Tiene las ideas clarísimas y ve brillantemente el fútbol. Se nota en sus frases, cortas, cada palabra en su sitio, cada juicio con mesura. “Tratamos de manejar cada partido desde el control, desde la posición, desde el funcionamiento”, dice. Es lo que se ve en la cancha. “No vamos paso a paso, vamos pelota a pelota”.

* Modestia. Le preguntaron si trabajaba mucho en pelotas quietas dado que 11 de los 43 goles marcados en su era llegaron por esa vía. No lo enfatizó: “Trabajamos, sí, pero no podría decir cuánto, qué porcentaje, sí nos quedamos a ensayar después de los entrenamientos”. Y se quitó importancia: “Pasa que también tenemos a James, que es uno de los mejores centradores del mundo”.

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* Resurgimiento. Justamente, una de las más atinadas decisiones de Néstor Lorenzo fue creer en James cuando pocos confiaban (se autoincluye este cronista). Y, sobre, todo, no asignarle funciones específicas en el campo, dejarlo libre, boyante, para que sea el comodín, el punto de descarga para el extremo, los interiores, los volantes de contención.

Sin lugar ni tarea fijos, simplemente recibir, triangular y lanzar. Sin que tenga que correr a nadie, para que utilice toda su gasolina en crear. No es “uno de los mejores” sino el mejor centrador del mundo, por encima de Messi, de Alexander Arnold, de Modric, de Kroos. Cada centro suyo es medio gol. Él no levanta el envío al área para ver si alguien acierta, lo manda intencionado, teledirigido, doblando hacia afuera para que el cabeceador se encuentre con el balón ya orientado y casi de frente.

Eso, desde la izquierda. Desde la derecha va combado contra el arco para que un simple roce o desvío lo mande adentro, como en el gol de Lerma a Paraguay. Hacerle dos goles de cabeza a Paraguay es como venderle juguetes a la China. Se los hizo por él.

* Once fijos. Esta es una de esas selecciones que se recordarán de memoria: Vargas, Muñoz, Dávinson, Lucumí y Mojica; Ríos y Lerma; Arias, James, Luis Díaz y… Ahí está el punto. El 9, el gran dolor de cabeza colombiano de los últimos años, el puesto que por ineficacia costó un Mundial. Borré se sacó sólo del once titular la tarde frente a Paraguay. Inexistente, invisible, ni en el área ni afuera, ni gol ni juego. ¿Y entonces qué…? Entonces, Córdoba. Ante Costa Rica y ante los que vengan. Se ganó la camiseta. Sabe bastante con la bola, mete la carrocería y no lo mueven, ataca los espacios, se muestra, porque quien marca el pase es el delantero, no el lanzador. Le hicieron el penal, marcó un gol, fabricó otro clarísimo con centro atrás, pero Lucho Díaz amagó, amagó, amagó… Todavía está amagando. Es balsámica la aparición de John Córdoba para Colombia, era el único puesto flaco, donde no había un indiscutible.

* Prudencia. Puso un freno, Lorenzo: “Todavía nos falta para pelear de igual a igual con los grandes”. Por eso, más allá de la clasificación asegurada, sería importante para Colombia poner toda la carne en el asador contra Brasil. Para defender el primer lugar y evitar más adelante a Uruguay, y para probarse a sí mismos que pueden contra un peso pesado. En algún momento perderá, es natural. Pero aquella prédica del técnico al asumir de que “hay que mentalizar para ganar”, prendió. Esta Colombia no tiene miedo de ganar. Y está para conseguir cosas importantes.

* Despegue. El de Brasil, al ganar 4 a 1 a Paraguay, que ya quedó eliminado. Es un resultado engañoso. Fue más parejo que lo que indica el marcador. Ahora Brasil deberá vencer a Colombia para tratar de ganar el grupo y esquivar en cuartos de final a Uruguay, la bestia negra del torneo.

* Provocativo. La figura brasileña fue Vinicius, autor de dos goles y de varias jugadas audaces, hábiles y también provocativas. Pareciera que, además de pasar al rival, quisiera gozarlo. Esto generó algunos tumultos. Los jugadores guaraníes se picaron con razón. Aún tiene 23 años Vinicius (cumple 24 el 12 de julio); a esa edad, Neymar tenía 67 partidos de selección, con 46 goles y 25 asistencias. Vinicius lleva 5 goles y 4 asistencias en 27 juegos. El tiempo dirá cuántos títulos gana Brasil con Vinicius.

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Cuando pierde la selección, pierde el país

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 29 de junio de 2024 / 00:40

Amigos, familiares, compañeros, público en general le preguntan al periodista: ¿Qué tal está la Copa América…? Buena, linda, aún no alcanza para tildarla de apasionante.

Con sorpresas: los dos triunfos seguidos de Venezuela, la victoria de Panamá sobre Estados Unidos, el empate de Costa Rica ante Brasil. Faltarían más goles, pero empiezan a llegar.

Aún con el calor que agobia a buena parte del territorio norteamericano (Canadá 1 – Perú 0 se disputó con 39 grados) y con campos de juego no muy aptos, se juega a fondo, hay intensidad, ida y vuelta y tensión, como los choques Colombia-Paraguay, Chile-Argentina y algunos con increíble ardor como Ecuador-Venezuela, Brasil-Costa Rica y EE.UU.-Panamá. Nos animamos a pronosticar que mejorará en los tramos finales.

* Uruguay, ese ogro. Nadie lo quiere enfrentar y es el principal candidato al título. Ya había terminado el 2023 de la mejor manera, venciendo con autoridad a Brasil y Argentina (a esta, de visita).

Este año luce aún mejor. Es un equipo joven, con un estado físico fantástico, con el carácter y el compromiso por la camiseta que son norma en la Celeste. Y con el Manual de Bielsa. Esto es, vértigo, ataque tras ataque, rápida recuperación, jugar mucho por las puntas. Los diez jugadores de campo que golearon a Bolivia 5 a 0 tienen un promedio de 25,6 años.

Perfecto para el desgaste físico que pide el técnico rosarino. Y, a pesar de la juventud, todos tienen años de Primera y de selección. O sea, frescura y veteranía al mismo tiempo. Los uruguayos tienen selección, mínimo, para dos Mundiales. Está claro por qué Bielsa no cuenta con Godín, Cavani, Coates, Vecino y tiene a Luis Suárez de suplente. Necesita atletas para 95, 98 minutos.

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* Reflexión. La dejó Bielsa en rueda de prensa después del Uruguay-Bolivia: «Cuando un equipo crea muchas opciones de gol y convierte un porcentaje alto de ellas, eso deja un saldo positivo. Uruguay, la mayoría de las veces que llegó a la altura del último tercio del arco rival, logró cambiar la velocidad de las jugadas y convertir las posesiones en situaciones profundas, de calidad y con peligro”, inició Bielsa. Lo que el Bambino Veira llamaba “cambio de ritmo” e insistía tanto en ello: “sin cambio de ritmo no hay sorpresa, y sin sorpresa no hay gol”.

* El dolor de Bolivia. Saber de antemano que vas a perder. Y perdés. Duro. Y nadie hace nada. No se dan cuenta que cuando pierde la selección, pierde el país. Una pena. A la tarde en el diario, en los pasillos, en la cafetería, la pregunta era la misma: “¿Cuántos nos mete Uruguay, hoy…?”. Y tras la puntual goleada, los memes, crueles: “Bolivia juega de rojo para que no sepan que son ellos”. Y por la noche, los comentaristas hablan de “la subida de los laterales”, del “recambio generacional”, “la línea de cuatro o de cinco”… Fruslerías. El problema es de fondo: de dirigencia, de informalidad, de falta de visión, de contratar técnicos baratos, de la inexistencia de un plan nacional de formación juvenil, de no tener un centro de entrenamiento modelo como todas las selecciones del mundo. “Hay que dejar de ser pesimistas, tenemos lo nuestro, hay talento futbolero, no seremos la selección campeona del mundo porque tenemos nuestra realidad y dificultades, pero sé que se puede y hay que creer en los bolivianos”. Lo dijo Fernando Costa, presidente de la Federación Boliviana, antes de subir al avión para Estados Unidos. “Hay que creer en el talento boliviano”, concluyó. ¿Cómo ser optimistas, ingeniero…?

* Subidón. En una sola jornada, el promedio de goles se elevó de 1,83 a 2,14 gracias a los 8 tantos en una sola jornada, Estados Unidos 1 – Panamá 2 y Uruguay 5 – Bolivia 0. La Copa empezó a calentar motores.

* Récord. Ya puede decirse que esta edición 2024 fijará una nueva marca de asistencia de público para la Copa América. La anterior era la de 2016, también escenificada en EE.UU., en la que se vendieron 1.504.635 boletos (a una media de 47.019 por partido). La actual, en los primeros 14 juegos arroja 713.492 (50.964 por juego). Y faltan 18 cotejos. Además, resta lo más sustancioso: la tercera fecha completa y la fase eliminatoria. Podría superar el millón setecientos mil pagantes y alcanzar los 300 millones de dólares sólo en taquillas, apenas uno de una decena de rubros de negocios. En la ronda final todos los partidos se jugarán en estadios para 65.000 a 80.000 personas.

* Horno. En la feroz (e injusta) campaña de desprestigio sufrida por el Mundial de Catar, la famosa revista Der Spiegel, la más importante de Europa, le dedicó su portad con un título catástrofe: “PAÍS HORNO”. No era tan así. Al menos entre noviembre y diciembre. Se trataba de un calor intenso, pero tolerable, y por la noche la brisa del mar traía un fresquito que obligaba a ponerse un abrigo. Y los estadios estaban climatizados. En el campo la temperatura era ideal para los futbolistas, entre 21 y 22°. En Estados Unidos, en junio y julio, cuando se disputará el Mundial 2026, el calor golpea duro. “Hace muchas semanas que en Miami estamos con 40 grados, y la humedad es insoportable. No se puede estar sin aire acondicionado”, dice Johani Ponce, periodista venezolana. “Barranquilla es una nevera al lado de esto”, agrega Tito Puccetti, narrador y comentarista estelar de RCN y Win Sports, de Colombia, hablando de Arizona, donde Colombia enfrentó a Costa Rica. “Es como estar en un asadero de pollos, pero ser el pollo”, ironiza Ricardo Henao, su comentarista. ¿Habrá refrigeración en el Mundial 2026…? Huuuuuummmm… Estuvimos en el de 1994 y nos cocinamos en Chicago, en Los Ángeles…

* El Gordo y el Flaco. El país más finito de América derrotó al más grueso. Y con solvencia. Panamá, 4,5 millones de habitantes, un hijo putativo de los Estados Unidos (335 millones), le dio vuelta el bote al equipo de la rayas y las estrellas. Perdía 1 a 0, atacó con furia todo el partido y terminó ganándole sobre el final. Con buen fútbol. Hace justo 30 años, Panamá estaba en el puesto 140 del Ránking Mundial. Hoy es el 43. Algo bueno pasa allí.

* El señor Naciones Unidas. Estados Unidos ganaba con gol de un fantástico delantero: Folarin Balogun, que parece un embajador de la ONU. Es nacido EE.UU., se crió desde los dos años en Inglaterra, tiene padres nigerianos y desarrolla su carrera en Francia. Posee triple nacionalidad y jugó en las selecciones juveniles inglesas, pero decidió defender la camiseta blanca. Tremenda potencia, 22 años, ambicioso para el arco. Ponerle el ojo.

(29/06/2024)

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Hagan goles, caballeros

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 28 de junio de 2024 / 00:23

Las colonias de residentes latinoamericanos en Estados Unidos agradecen tener la Copa América allí. Es un contacto maravilloso con su país, con sus raíces. Acude gente que en muchos casos ni es futbolera, pero que hace un viaje a la patria a través de la camiseta.

Y se reúnen en familia. Un señor boliviano que trabaja en Naciones Unidas compartió vuelo con nosotros y nos comentó: “Tengo cuatro hijos y varios nietos en Estados Unidos, ya arreglamos hace dos meses juntarnos todos en Orlando para el partido Bolivia-Panamá del 1° de julio”. No les molesta hacer un gasto importante una vez que su selección los visita.

Se embanderan con sus colores, sonríen, se ven felices. El resultado es accesorio, igual van. Son los mejores clientes de la Conmebol y de los organizadores norteamericanos. Los que llenan los estadios y consumen generosamente.

“Decepción nacional”, “Estamos en el hoyo”, “Negro panorama”, son los encabezados de los diarios mexicanos y resaltan que es la primera derrota de su selección ante Venezuela en la historia (0-1).

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El carácter intacto

La afición de México recontraabarrotó el SOFI Stadium de Inglewood, en Los Ángeles. Una mole gigantesca que oficialmente tiene un aforo para 70.000 espectadores, pero en el que se vendieron 72.773 boletos. Un penal de Salomón Rondón le dio el triunfo y la clasificación a la Vinotinto. Hace 49 años, en la Copa América de 1975, Venezuela caía 11 a 0 ante una Argentina “B”. O “C”, sin jugadores de Boca, River, Independiente, San Lorenzo… El tiempo no les ha pasado en vano, crecieron.

Venezuela ha clasificado con antelación a la fase siguiente y puede darse el lujo de poner suplentes en la última fecha, pero seguramente no lo hará pues en caso de perder el primer lugar debería jugar con Argentina y todos prefieren esquivar a los campeones.

No obstante, México se debatió con grandeza y merecía llevarse algo. Los últimos quince minutos fueron de un dramatismo asfixiante. México atacando por aire, mar y tierra, Venezuela defendiendo con el alma. Hasta un penal tapó su magnífico arquero Romo. En la última fecha chocan México y Ecuador, un duelo imperdible.

Los cuatro goles del Ecuador 3 – Jamaica 1 fueron bienvenidos para mejorar aunque fuera levemente el raquítico promedio de gol que se registra hasta ahora: era de 1,70 y pasó a 1,83, pero la Copa sigue con menos de dos goles por partido. Algunos lo adjudican al calor extremo que azota algunas ciudades, a los criticados campos de juego, pero en 2016 también se jugó en la misma fecha en Estados Unidos y hubo muchas más conversiones, la media fue de 2,84. O sea, un gol más en cada juego. Mucho.

En aquel torneo de 2016, el chileno Claudio Bravo, por entonces en el FC Barcelona, fue declarado el mejor arquero de la Copa América Centenario. Ocho años después, ya con 41 y dos meses de edad, volvió a la titularidad de la Roja y mostró un nivel sorprendente. Es sin duda el mejor guardameta de la historia de Chile. Evidenció dos cosas: la evolución notable del puesto de arquero y la extensión de la carrera de los futbolistas. Aún cuando los arqueros perduran más porque deben trajinar menos. Pero también los reflejos se van. Bravo luce impecable y sigue en el Betis español.

Ecuador cambió el chip frente a Jamaica, salió con una notable decisión de triunfo, aunque no fue tan sencillo como indica el resultado. Y la fatalidad que tuvo ante Venezuela en el minuto 18 esta vez se revirtió completamente en fortuna. Primero porque Hincapié (sigue en alto nivel) quiso mandar un centro desde la izquierda, la bola rozó el botín del jamaiquino Palmer y se coló en un ángulo alto del golero Waite. Luego, porque un cabezazo de Félix Torres en el área adversaria pegó en codo del lateral Gregory Leigh. No hubo intención alguna de tocarla con la mano, pero el VAR y el juez entendieron que sí era falta y se sancionó penal. Importantísimo que lo haya ejecutado Kendry Páez, y que fuera gol, para darle confianza y galones al joven de 17 años, quien, como ya dijimos, tiene enormes facultades técnicas, pero al que hay que ayudar en este comienzo de carrera en la más difícil de todas las funciones del fútbol: crear juego.

Fue un partido de ida y vuelta, con alta intensidad, en el que se percibió una diferencia de calidad a favor de Ecuador. Hubo 24.074 aficionados en las tribunas, casi todos ecuatorianos. Que podrían colmar un estadio, pero el sorteo destinó a Ecuador en la costa oeste, donde no está su colonia más grande. En Nueva York podría completar un estadio solo: en todo el estado viven 300.000 inmigrantes del Ecuador.

Lo más lindo de la tarde llegó final, en el minuto 91: el gol de Alan Minda. Por lo electrizante de la maniobra y por el corolario de la misma. Pugnaba Jamaica por el empate, hubo un despeje en el área tricolor y nació una contra mortífera. Minda corrió 60 metros con la pelota sin perder el dominio ni que se le adelante; aún perseguido, siempre mantuvo el control de la acción, y al llegar al área definió con gran seguridad al segundo palo. Un gol que dice mucho del autor y lo eleva a la categoría de jugador de selección, variante interesante para titular o primer cambio. Nadie hace ese gol sin ser bueno. Ya había mostrado las uñas en el debut ante Guatemala, en marzo. Y llega a la red.

¿Qué es Jamaica…? Un equipo físicamente espectacular, aunque sólo físicamente. Técnicamente les da con lo justo y poseen baja comprensión del juego. De los 16 que enfrentaron a Ecuador, hay doce ingleses -juegan ahí por la nacionalidad de sus padres-, un estadounidense y tres jamaiquinos puros. El hecho de que ocho de sus jugadores habituales actúen en Inglaterra no se nota, no hacen diferencia. Sí hay tres que, se advierte, son de otra categoría: Mikhail Antonio, goleador del West Ham, De Córdova-Reid, armador del Fulham y Ethan Pinnock, excelente zaguero del Brentford. Son dirigidos por un islandés, Heimir Hallgrímsson, quien no se levanta del banco en todo el partido para dar una indicación. Ni pestañea, nada lo altera.

Hallgrímsson combina su trabajo de técnico con el de odontólogo. Alcanzó la fama por tres sucesos: siendo DT de Islandia eliminó a Inglaterra de la Eurocopa 2016 al vencerlo 2 a 1; clasificó a Islandia por primera vez a un Mundial en Rusia 2018 y finalmente igualó con Argentina 1 a 1 en ese mismo torneo. Tres hitos. Los pacientes lo esperan impacientes en Reikiavik, pero ya mismo vuelve, Jamaica es el primer eliminado de la Copa.

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Opinión

El carácter intacto

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 26 de junio de 2024 / 21:03

Benjamín Méndez Vasconcellos, licenciado en Finanzas e Historia, 22 años, nacido en Nueva Jersey de familia ecuatoriana, fue este martes una de las personas más felices del mundo:  cumplió su sueño de ver en vivo a su ídolo Lionel Messi en su propia ciudad.

Pagó 450 dólares por una entrada al Metlife Stadium, compró la camiseta albiceleste con el número 10 y fue uno de los 81.106 espectadores que presenciaron el Argentina 1 – Chile 0. Desde los 6 años sigue a Messi. No hizo goles, Leo, pero Benja estaba exultante como el día de su graduación. Es lo que despierta Leo.

A la misma hora que el cotejo entre los trasandinos, cruzando la ciudad, jugaban los Mets y los Yankees, el clásico del beisbol neoyorquino con estadio a reventar: vendieron 42.824 boletos. “Messi los dobló. Él solo llena los estadios”, dice Rafael Crisóstomo, peruano con cuarenta años en Iuesei. Con lo que generó este tradicional choque, casi se solventa la participación de todos los equipos.

Es la mayor concurrencia en los 48 partidos que se llevan disputados conjuntamente entre la Copa América y la Eurocopa. Como contrafigura, en el duelo Canadá 1 – Perú 0 en Kansas City, tres horas antes, los pagantes fueron 15.625.

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Si mañana Messi jugara en Pakistán, Finlandia o Australia, también metería 80.000 personas. Y con entradas a precios exorbitantes. Son otros tiempos, es cierto, pero esto no se vivió nunca ni con Maradona ni con Pelé. En el país del béisbol, Messi está convirtiendo al soccer en fútbol. La AFA, la Conmebol y la FIFA desearían que Messi tuviera diez años más para seguir explotando su fenomenal magnetismo. Pusieron a Argentina en los estadios más grandes justamente para que los llene. Y los dos que lleva la Copa con entradas agotadas fueron los dos del campeón del mundo.

“Chile no es el clásico de Argentina, el clásico nuestro es con Brasil”, pregona fuerte Oscar Ruggeri en ESPN. No obstante, se ha convertido últimamente en un partido picante, esperado, donde uno preveé que se sacarán chispas. Y así fue. Primero porque a Argentina todos le hacen una fuerza adicional por ser el campeón, segundo por la historia entre ambos. La Albiceleste y la Roja se enfrentaron en 30 ocasiones por Copa América, con 22 triunfos argentinos y 8 empates. Chile nunca ganó. Pero los Chi-Chi-Chi le arrebataron dos finales por penales (2015 y 2016)  después de empatar las dos veces 0 a 0.

Y el atractivo lo aportó la aspereza, el rigor y la tensión con que se jugó. La atmósfera que adquirió el juego le confirió una belleza morbosa. Se jugó al límite, con gran despliegue físico. Argentina fue más, lo dicen la observación, las llegadas netas al arco rival y las estadísticas: 62% de posesión a 38%, 22 remates al arco frente a 3 de Chile, 11 córners a 0, situaciones de gol 8 a 2. Más el gol victorioso. Cifras demoledoras.  

No obstante, le costó a Argentina. Recién en el minuto 88 llegó a la red. Las aproximaciones al arco chileno fueron forzadas. La razón hay que buscarla en su mediocampo. Rodrigo De Paul, jugador clave, deja el alma en la cancha, como siempre, sin embargo no está claro; Mac Allister, el reloj que da siempre la hora exacta, ha bajado su nivel después de una temporada brillante en el Liverpool, aunque ante Chile esbozó una levantada. Y Enzo Fernández definitivamente está bajo, errático, desaparecido, sin peso en la creación de juego del equipo. Eso lo sufre el ataque, que no recibe balones con claridad. El arco, la defensa, Messi y los goleadores siguen en nivel óptimo y con eso le alcanza a Argentina para ganar partidos, como a Canadá o a Chile. Para aspirar al título deben volver a rendir a pleno los tres del medio.

Lo que sí mantiene el cuadro de Scaloni es el carácter. Esto sigue intacto. Muestran un temple fantástico, sobre todo algunos elementos como Cuti Romero, quizás el mejor zaguero del momento internacionalmente. “Es excelente. Tiene la mentalidad de un campeón del mundo. Tengo que trasladar lo que hay en él a algunos de los demás…”, señaló Ange Postecoglou, el técnico australiano del Tottenham. “A mí no me gustaría jugar contra Cuti. Y a la mayoría de los chicos no les gusta entrenar contra él. Es un verdadero competidor. Yo amo eso de él. Ya sea un entrenamiento o un partido, lo que ves es lo que obtienes con Romero», cerró. Alto elogio. Como Cuti, Dibu Martínez, Tagliafico, Nico González, Lisandro Martínez, el mismo De Paul, tienen una agresividad excepcional para presionar, pelear cada pelota y llevársela. Antes brillaban los del medio y no estaban finos los goleadores, ahora es al revés. Por eso los partidos le salen ajustados. Pero ganó el grupo y sigue en carrera. ¿Está para campeón…? Debería levantar el mediocampo, justo la zona donde menos variantes tiene. Pero es un equipo que va siempre de menos a más. Pasó en Catar. Insistimos, lo más notable es el carácter fantástico de estos gladiadores y la serena inteligencia de su técnico, Lionel Scaloni.

Ricardo Gareca mejoró a Chile, se nota aún perdiendo. Tiene otra actitud la Roja y va a pelear duro en los dos tercios que quedan de Eliminatoria. El DT mostró personalidad al dejar afuera a Arturo Vidal y Gary Medel, los capangas de la Generación Dorada. En el cotejo ante Argentina se pasó la mitad del tiempo gritando a cada uno de sus jugadores “apretá, apretá…”. Quería sudor y pierna templada. Los jugadores le respondieron. Va a ser otra cosa Chile con el Flaco.

En Kansas City, con 38/39 grados a la sombra, Perú cayó ante Canadá y ya marcó los pasajes de regreso. No fue menos, pero una irresponsabilidad de su zaguero Miguel Araujo lo dejó con diez hombres y esa es demasiada ventaja. Después de haber rechazado una bola, Araujo siguió con la pierna y metió un planchazo. Ahí se vio que Perú no podría aguantarlo. Le da con lo justo para empatar. Y Canadá lo aprovechó ganándole 1-0. Ya Perú llegó a la Copa sin Yotún y Renato Tapia, sus dos elementos de más jerarquía. Fossati lo paró defensivamente bien, pero adelante tiene carencias enormes. “Ya estamos muertos, eliminados. No queda otra que reestructurar la selección. Apostemos por un equipo fresco y nuevo. Más oportunidades a Zanelatto, Grimaldo, el gringo Sonne, quizá ellos nos hagan salir de este pozo doloroso en el que estamos”, escribe, Fernando Jiménez, director de Todo Sport, de Lima. “Pero qué les va a interesar a nuestros dirigentes, si determinan que en los equipos jueguen seis extranjeros y sumando también los nacionalizados. Cómo van a aparecer valores si nuestras divisiones menores no tienen oportunidad de mostrarse. No podemos tener tantos viejos en nuestra selección”, concluyó. Lapidario.

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