Nacional

Sunday 30 Jun 2024 | Actualizado a 07:20 AM

Ciberestafadores contactaban más de 1.000 víctimas al día en cuatro países

En apariencia, Legend Global era una firma para “estudios de mercado, realización de encuestas de opinión pública”, según la documentación “legal” secuestrada.

Los implicados en la red de ciberestafas, presentados por la Policía. Foto: APG

/ 1 de junio de 2024 / 04:14

Más de un millar de víctimas al día. Diez personas al mando de la empresa fachada. La red de ciberestafas descubierta el miércoles en Santa Cruz aplicaba préstamos, cobros y extorsiones que incluso recurrían a amenazas de muerte, en cuatro países.

El comandante general de Policía, Álvaro Álvarez, explicó el “modus operandi” de esta organización que operó primero en Colombia, pasó por Perú y desde diciembre se asentó en la capital cruceña, en el barrio de Equipetrol, en el segundo anillo, bajo una empresa fachada: Legend Global.

Fue el mayor operativo contra una banda de estas características en el país. De las instalaciones intervenidas se aprehendió a más de un centenar de personas, la mayoría trabajadores, generalmente universitarios con conocimientos en informática. Del total, quedaron 10, quienes son parte del esqueleto de esta compañía hilvanada perfectamente para la estafa y la extorsión mediante aplicaciones, redes sociales, telefonía y más.

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“Estas 117 personas obedecían a una estructura organizacional de un grupo debidamente estructurado, que permitía no solamente captar a las personas, sino generar un proceso de capacitación y además esos empleados desarrollaban actividades día a día a través de imposiciones de matrices que esta organización criminal les asignaba”, explicó Álvarez.

En apariencia, Legend Global era una firma para “estudios de mercado, realización de encuestas de opinión pública”, según la documentación “legal” secuestrada. Contaba con su Número de Identificación Tribuntaria (NIT), pero en todo su tiempo de vida no realizó siquiera un sondeo.

Los empleados recibían una capacitación. Usaban cuatro aplicaciones para ofrecer préstamos. Los interesados accedían a una cláusula que, al ser aceptada, permitía acceder a todos los datos de sus teléfonos celulares: imágenes, contactos, cuentas de banco… Los préstamos tenían un interés altísimo, de 30 a 40%. Eso sí, cuando se otorgaba el dinero prestado a la víctima, el monto ya tenía el descuento del interés.

Cuando no se cumplía con los pagos, comenzaba la maquinaria de la extorsión. No bastaba con bloquear el número de la empresa fachada o deshacerse del número de teléfono, porque los ciberextorsionadores asediaban a los contactos de los prestatarios, sobre todo familiares y amigos. Más aún, cuando el deudor cumplía con su obligación, se le asignaba automáticamente otro monto y volvía a entrar al “círculo vicioso” de los intereses.

Los primeros mensajes de texto o llamadas telefónicas tenían tono amigable y si la víctima no cedía, comenzaban las agresiones y las amenazas inclusive de muerte. Para demostrar ello, Álvarez reveló un audio de un supuesto funcionario colombiano perteneciente a esta red: «Es plata o es plomo, te estoy diciendo de pecho y de frente. Tome una buena decisión”.

“Esto generaba una psicosis en la persona que se veía obligada a pagar de cualquier forma. Les reitero, ahí están los registros que se han mostrado de las llamadas telefónicas y de que cada persona tenía aproximadamente 10 deudores para cobrar cada día. Lo que implica aproximadamente una cantidad de 1.080 personas que eran contactadas todos los días en el exterior de ese lugar”, señaló el comandante policial.

Este “call center” realizaba los contactos a víctimas de Chile, Ecuador, México y Perú. Pero también había deudores bolivianos a esta organización criminal, los cuales eran presionados desde oficinas en Ecuador. Las pesquisas continúan y hasta ahora hay 10 imputados por los delitos de enriquecimiento ilícito de particulares con afectación al Estado y favorecimiento al enriquecimiento ilícito. Hoy será su audiencia cautelar.

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La trama según Zúñiga

Se graduó en 1990 y ocupó el puesto 48 entre 65 oficiales de su ‘promo’

/ 30 de junio de 2024 / 07:07

Paradojas. “No pierdan su tiempo golpeando los cuarteles en busca de kalimanes; ya no hay kalimanes, no pierdan su tiempo”. La amenaza corresponde a Juan José Zúñiga Macías. Data de hace siete meses, del 16 de noviembre de 2023, cuando en el aniversario del Ejército el comandante emitió un discurso furibundo, recordando a Williams Kaliman, excomandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, prófugo, acusado de haber provocado el derrocamiento del presidente Evo Morales, el 10 de noviembre de 2019.

Ahora, el militar potosino de 55 años es apuntado por el Gobierno de haber dirigido un “intento fallido de golpe de Estado”, cuando con un grupo de efectivos, armadas y con carros blindados y tanquetas, irrumpió en la plaza Murillo para, según Zúñiga, “tomar” la Casa Grande del Pueblo. Al final, todo quedó en un mero plan y el excomandante está tras las rejas, con detención preventiva en el penal de El Abra, en Cochabamba.

Sin duda, Zúñiga ha mostrado una personalidad que no respeta reglas, tanto por su deliberación sobre asuntos políticos en un programa televisivo como su insubordinación ante su capitán general, el presidente Luis Arce, contra quien libró un duelo el miércoles, en las puertas del Palacio Quemado: bastón de mando contra grados militares, cada uno señaló los símbolos que les delegan poder.

¿Quién es Zúñiga? Nació en Potosí, se graduó como oficial del Ejército en 1990 y, de acuerdo con datos brindados por políticos en esta semana, fue ascendido a comandante general en 2022, ratificado en enero reciente, sin ser el mejor alumno, ya que hace tres décadas ocupó el puesto 48 entre un total de 65 oficiales. Más todavía, en 2013 estuvo implicado en un caso de desvío de fondos públicos por Bs 2,7 millones, cuando dirigía un regimiento de infantería.

El general Juan José Zúñiga compartía partidos de baloncesto con el presidente Luis Arce.
El general Juan José Zúñiga compartía partidos de baloncesto con el presidente Luis Arce.

Tenía la confianza de Arce, con quien era común verlo en partidos de básquet, un deporte que apasiona al mandatario. Sin embargo, el miércoles llegó a las cinco faltas personales para su expulsión en el ámbito público, haciendo un paralelismo con las reglas del baloncesto. Más todavía, implicó a su capitán general en el asalto a la plaza Murillo, al momento de su aprehensión en puertas del Estado Mayor de la zona de Miraflores.

Fue su primera versión de lo ocurrido esa tensa jornada. “El día domingo, en el colegio La Salle, me reuní con el Presidente y me dijo que ‘la situación está muy jodida y que va a ser crítica, entonces, es necesario preparar algo para levantar mi popularidad’. Le pregunto: ¿Sacamos los blindados? Y me dice ‘sacá’. Entonces el domingo en la noche los blindados comienzan a bajar, del regimiento de Achacachi”. Luego fue trasladado a celdas de la Policia, donde a las 20.00 brindó una “entrevista policial” que lleva su rúbrica y la del investigador. Es su segunda versión.

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“Mi persona estaba a la cabeza juntamente al general… Marcelo Zegarra (comandante de la Fuerza Aérea), vicealmirante Juan Arnés…, comandante de la Armada Boliviana; del servicio pasivo, Gral. Tomás Peña y Lillo; Gral. José Ágreda y Cnl. Charly Calderón” (sic), comienza la transcripción en el documento al que accedió LA RAZÓN.

Sobre la planificación del asalto militar, remarca que el miércoles “nos reunimos los tres comandantes de las tres fuerzas, ya que el comandante general de la Fuerza Aérea y el comandante general de la Armada Boliviana, en una primera instancia fueron quienes llegaron a mi oficina manifestando que había que hacer algo a la situación política que estaba viviendo el país, cuando menciono esta institución política me refiero a la liberación de todos los presos políticos, principalmente militares y civiles” (sic).

“Es así que quien fue el ideólogo fue el Lic. Aníbal Aguilar, quien realizaba presentaciones y análisis en mi oficina desde el mes de mayo, me decía que yo debía realizar un levantamiento donde debíamos salir a la plaza Murillo para tomar el poder y llamar a elecciones. Estas organizaciones las realicé con el comandante general de la Fuerza Aérea. El comandante general de la Armada Boliviana y Gral. Juan Mario Pausen, Inspector General del Ejército, también estaba el actual Comandante General del Ejército, Gral. de Brigada José Wilson Sánchez. Cnl. Julio Omar Buitrago Sempértegui, jefe de Inteligencia del Ejército. Cnl. Céspedes, jefe de logística del Ejército” (sic), continúa el acta.

Atribuye la movilización de tanquetas a la amenaza de bloqueos del transporte pesado, programados para el jueves. “Salieron el día 26 de junio en la mañana con el objetivo de controlar la situación de conflictos en el país”, remarca, y posteriormente vuelve a involucrar a Arce. “El domingo 23 de junio a las 9 am. de manera personal tengo su autorización del Presidente y en la noche, de manera personal, di parte al ministro Edmundo Novillo, ya que estaban saliendo los blindados” (sic), cierra.

Es la historia de los hechos según Zúñiga. Parte de las investigaciones que tienen un trecho largo.  

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El miércoles que las tanquetas volvieron a la plaza Murillo

No se había visto tanquetas militares en la plaza Murillo desde la crisis de 2019.

/ 30 de junio de 2024 / 06:50

Casi cinco años pasaron. El ruido de las tanquetas volvió a la plaza Murillo el miércoles. Las botas de los militares marcaron el paso de la toma liderada por un comandante que se hacía llamar “general del pueblo y líder planetario”: Juan José Zúñiga Macías.

El 12 de noviembre de 2019, en la proclamación de Jeanine Áñez como presidenta transitoria en una polémica sesión que le valió dos años después el encarcelamiento, los carros blindados de las Fuerzas Armadas coparon el epicentro político del poder. Se quedaron un buen tiempo para garantizar que ese mandato camine.

El miércoles 26 de junio de 2024, aproximadamente a las 14.30, el color camuflado marcó la tendencia en el epicentro político del poder. Las tanquetas y los soldados del Ejército, de la Policía Militar (PM), irrumpieron y se atornillaron en las cuatro esquinas de la plaza y salió a flote un personaje: el general Zúñiga.

GÉNESIS.

Pero el comandante que jugaba básquet con el presidente Luis Arce, que paradójicamente, en el aniversario del Ejército del año pasado, había lanzado una advertencia a cualquier aventurero con afanes “golpistas”, quiso anotar un cesto de tres puntos con su insubordinación, que fue bautizada por el Gobiermo como un “intento fallido de golpe de Estado”.

Las pesquisas iniciales señalan que todo se planificó desde mayo, pero los equipos de Inteligencia oficiales ni olfatearon lo que supuestamente tramaban Zúñiga y un grupo de militares, efectivos del servicio pasivo y civiles. Sin embargo, el apellido del general corrió de boca en boca desde el lunes pasado, cuando se dejó llevar por la emoción verbal en el programa televisivo No Mentirás.

Un día antes, el expresidente y jefe nacional del Movimiento Al Socialismo (MAS), Evo Morales, le lanzó un dardo más desde que fue nombrado jefe del Ejército en 2022: lo acusó de tener un plan para atentar contra su integridad. Así, el uniformado potosino no se guardó nada contra el exmandatario e incluso le advirtió con detenerlo si candidatea en 2025, porque para él “está inhabilitado”.

ABRAZOS.

Así, quebró uno de los preceptos que dirigen a quienes asumen la vida militar: no deliberar sobre asuntos políticos. La ola de críticas fue inmediata y se abrió una presión al Gobierno para su alejamiento. El martes, en medio de reuniones con alcaldes y gobernadores, Arce definió su destitución, y lo hizo convocar a la Casa Grande del Pueblo, donde llegó de civil, mimetizado entre la gente.

La notificación personal fue encomendada a los ministros de la Presidencia, María Nela Prada, y de Defensa, Edmundo Novillo. Según los relatos posteriores de estas autoridades, Zúñiga asumió su error, que se excedió en sus palabras. Y aceptó la determinación de sus superiores. Un encuentro que terminó en “abrazos fraternales” y la ratificación de lealtad.

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Pero la moneda giró de cara desde la medianoche, porque antes ya se había filtrado a medios que el comandante había sido anoticiado con su salida del cargo. Fue así que Zúñiga fue contactado por Erbol, red a la que señaló que continuaba como máximo representante del Ejército. Más aún, el miércoles en la mañana cumplió su agenda como si nada hubiera pasado, con rostro alegre en fotos y videos que circulaban.

Desde las 09.00, Novillo comenzó a dudar de los “abrazos fraternales”. Personal de confianza le reveló que un grupo militar armado se movilizaba desde Challapata, en Oruro, en seis camionetas. Tomó su teléfono y llamó al general y le demandó explicaciones. “Voy a averiguar y le devuelvo la llamada”, fue la respuesta. La promesa nunca se cumplió.

Las siguientes noticias fueron más preocupantes. Tropas y camiones blindados, tanquetas se movilizaban desde unidades de Viacha, Achacachi. El Presidente fue alertado al mediodía, cuando se encontraba en un acto de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), en El Alto. Y por ello apuró su retorno a La Paz.

CELULARES.

Mientras que el desacato para responder a las llamadas de los superiores se extendió. Ya no solo Zúñiga no atendía a su teléfono celular, sino que los otros dos comandantes de la Armada y la Fuerza Áerea, léase los generales Juan Arnez y Marcelo Zegarra, respectivamente. No importaba la fuente, no atendían a Novillo, ni al comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, Víctor Vigabriel, ni al mismo Arce, su capitán general.

Estaba en puertas el tradicional gabinete de los miércoles en la Casa Grande, que en vez de estar destinado a la planificación se dedicó a definir cómo hacer frente a lo que acontecía en las calles cercanas. Es que a las 14.30, aproximadamente, Zúñiga había vuelto a la plaza Murillo, pero ya no lo hizo vestido de vivil como una jornada antes, sino con traje de campaña, de guerra, en una tanqueta en la cual pasaba la mayoría del tiempo hablando por celular.

GRADOS.

Fueron tres horas tensas, de incertidumbre en el país. Bolivia se convirtió en tendencia en las redes sociales, con las etiqueta “Zúñiga”, “Golpe”, “Bolivia”. En medio, una tanqueta intentó tumbar la puerta del Palacio Quemado. Y el comandante anunció su intención de “tomar” la Casa Grande”, de formar un gabinete, de liberar a “presos políticos”; se insubordinó a Arce, quien le mostró su bastón de mando, a lo que el militar respondió señalándole los grados cosidos en sus hombros.

Parecía que era una encerrona sin salida para el Gobierno. Afuera, ciudadanos comenzaban a parapetarse en los alrededores de la plaza. En el país, en la región, en el mundo, se condenaba lo sucedido y se reivindicaba la democracia. La gente se volcaba a los surtidores de gasolina, supermercados y mercados, bancos y cajeros automáticos para aprovisionarse de gasolina, de alimentos y de sus ahorros. Hasta que la posesión de un nuevo Alto Mando Militar dejó en curva a Zúñiga, le quitó poder de mando. Así, a las 17.27, abandonó el lugar. A las 19.05, fue aprehendido en el Estado Mayor de Miraflores. Hoy está en la cárcel de El Abra en Cochabamba y comenzó una cacería de sus cómplices. La novela abierta por las tanquetas y militares en la plaza aún no termina.

Los 10 momentos clave del miércoles 26 de junio

  1. 09.00. La primera alerta El ministro de Defensa, Edmundo Novillo, se entera del movimiento sospechoso de personal armado. Pide explicaciones a Juan José Zúñiga y desde entonces el general ya no responde, al igual que los otros comandantes de las dos fuerzas. Tanquetas se movilizan desde Viacha y Achacachi.
  2. 11.30. Arce se entera El presidente Luis Arce es informado del “movimiento irregular” militar, cuando estaba en un acto de los campesinos en El Alto. Confirma que los tres comandantes castrenses no responden a sus teléfonos. El expresidente Evo Morales habla de un “acuartelamiento” en regimientos. 
  3. 14.30. Toma de la plaza La plaza Murillo es asaltada por militares, carros blindados y tanquetas, bajo el liderazgo del comandante Juan José Zúñiga. En las redes sociales, el presidente Luis Arce denuncia una “movilización irregular” de tropas. Lo mismo hace la canciller Celinda Sosa a la comunidad internacional. 
  4. 15.50. Golpes al Palacio Una tanqueta intenta tumbar la puerta del Palacio Quemado para que el general Juan José Zúñiga ingrese, esto luego de que el militar fue increpado por el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, para que salga de su vehículo blindado. Se logra despejar la entrada al Palacio. 
  5. 15.55. El duelo Juan José Zúñiga ingresa al Palacio Quemado, pero es abordado en la puerta por el presidente Luis Arce, quien le exige que repliegue a sus tropas. “Me va a hacer caso”, le pregunta el mandatario al uniformado, quien le responde con un “No”. Luego, el general deja de lado su intención. 
  6. 16.05. Golpe mediático El comandante del Ejército, Juan José Zúñiga, se dirige a los medios y anuncia que hay molestia en las Fuerzas Armadas, por la deslealtad imperante. Dice que cambiará a ministros y que “por el momento” respeta la investidura del presidente Luis Arce. Luego, indica que liberará a “presos políticos”. 
  7. 16.00. Enfrentamientos Los militares que rodean la plaza Murillo gasifican a los ciudadanos que llegan a las inmediaciones del lugar en rechazo a lo que acontece y reivindicando la democracia. De acuerdo con el Gobierno, hubo más de una decena de heridos, inclusive por balines, quienes requirieron de cirugías. 
  8. 17.10. Cambio de mando El presidente Luis Arce nombra un nuevo Alto Mando Militar en la Casa Grande del Pueblo, para el Ejército, la Armada y la Fuerza Naval. El recién posesionado comandante del Ejército, José Sánchez, ordena el repliegue de todas las tropas que se encuentran en la plaza Murillo. 
  9. 17.27. La fuga Tras haber sido reemplazado como comandante del Ejército, Juan José Zúñiga pierde poder de mando y abandona la plaza Murillo en su tanqueta, acompañado de los efectivos y los carros blindados que lo acompañaron. Se dirige a su oficina del Estado Mayor en la zona de Miraflores. 
  10. 19.02. La aprehensión La Policía, junto al viceministro de Régimen Interior y Policía, Jhonny Aguilera, aprehenden al general Juan José Zúñiga en puertas del Estado Mayor de la zona de Miraflores de La Paz. El uniformado implica al presidente Luis Arce, afirma que él le ordenó sacar las tanquetas ese día.

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Del Castillo dice que se ordenó traer al grupo de élite Satinadores

El ministro indica que Zúñiga ya tenía nombres para un posible gabinete.

Al promediar las 14.30 del miércoles 26, efectivos del Ejército tomaron la plaza Murillo.

Por Miguel Gómez

/ 30 de junio de 2024 / 06:42

El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, se ha convertido desde el miércoles en el portavoz de los hallazgos de las piezas del rompecabezas para explicar las razones y lo sucedido en el asalto militar a la plaza Murillo por parte de efectivos del Ejército, al mando del ahora excomandante Juan José Zúñiga, detenido en la cárcel de El Abra en Cochabamba.

Ayer, mientras vigilaba el operativo para el traslado de Zúñiga y los excomandantes Juan Arnez, de la Armada, y Edison Irahola, de la Brigada Mecanizada del Ejército, de las celdas de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) a la penitenciaría de Chonchocoro, lanzó más resultados de las investigaciones que realizan la Fiscalía y la Policía.

Por ejemplo, habló del descubrimiento de un radiograma que devela la orden para que un avión Hércules aterrice en Tarija para el transporte a La Paz de miembros del grupo de élite Satinadores, el día del zafarrancho. “Estos elementos son investigados, hay mucha información, hay muchas personas que están involucradas, otras han cumplido instrucciones, pero otras han sido parte de la comisión de este ilícito y toda la información se irá dando a conocer al pueblo”, indicó a los medios.

También se refirió a lo denunciado un día antes por el viceministro de Régimen Interior y Policía, Jhonny Aguilera, de que cinco oficiales de las Fuerzas Especiales F10 de la entidad castrense llegaron de Cochabamba a bordo de la aeronave EB-001 con fusiles de francotiradores, horas antes de la insubordinación de Zúñiga.

Del Castillo, ayer en la FELCC para el traslado de Zúñiga.
Del Castillo, ayer en la FELCC para el traslado de Zúñiga.

INSTRUCCIÓN. El miércoles, el entonces jefe del Ejército y efectivos irrumpieron en la plaza Murillo, en lo que el Gobierno definió como “intento fallido de golpe de Estado”, e intentaron “tomar” la Casa Grande del Pueblo. Incluso, el general se insubordinó ante el presidente Luis Arce. “Me va a hacer caso”, le preguntó el mandatario en el ingreso al Paladio de Gobierno. “No”, respondió con un dejo desafiante el militar.

También puede leer: Otros 14 implicados en el caso Zúñiga afrontarán una audiencia cautelar a las 22.00

“Le dieron instrucción a todos los francotiradores de trasladarse hacia la ciudad de La Paz. ¿Cómo vino la orden? Hay un documento escrito y firmado. ¿Quién fue el comandante que instruyó traer francotiradores a la ciudad de La Paz? Hay bastante información”, remarcó la autoridad gubernamental.

Explicó que estos “francotiradores” ya brindaron sus declaraciones ante el Ministerio Público y la Policía, y lo hicieron en calidad de testigos, especialmente sobre el avión que los transportó a la sede de gobierno, que debía hacer “dos movimientos” para traer más personal desde territorio cochabambino.

Recalcó que se apunta a revelar de dónde provino la instrucción. “Las órdenes en el Ejercito se dan de forma escrita y hay mucha gente que se acuarteló para atentar a la vida e integridad del pueblo boliviano. Hay gente que se insubordinó al señor Zuñiga, quien ya ha dado una serie de instrucciones en contra de la integridad del pueblo. Felizmente muchos se insubordinaron a Zuñiga, el día 26, no le hicieron caso. Todos estos elementos vamos a darlos a conocer en siguientes días”.

Eso no fue todo, inclusive Del Castillo mencionó que hay pistas de que Zúñiga tenía pensado conformar un gabinete. “También tenemos bastante información, como que ya tenemos algunos nombres de posibles personas que habrían sido parte del posible gabinete” del general, complementó el ministro de Gobierno, quien dijo que hay más nombres en la carpeta de sospechosos, de quienes se espera que se presenten de manera voluntaria ante los fiscales.

Precisamente Zúñiga, el miércoles en la plaza Murillo, en un contacto con los medios, habló de un pronto cambio de ministros y que respetaba “por el momento” la investidura de Arce. Otra de las declaraciones polémicas que lanzó se refirió a que se liberaría a los “presos políticos” de la crisis de 2019, entre ellos al gobernador cruceño Luis Fernando Camacho y la expresidenta transitoria Jeanine Áñez, encarcelados por las investigaciones de los casos Golpe de Estado I y II.  

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Asalto a la plaza Murillo: Zúñiga ya está en la cárcel: Se sabrá la verdad histórica

El excomandante fue llevado de Chonchocoro a El Abra, por seguridad.

El general Juan José Zúñiga, durante su registro en la penitenciaría de El Abra, en Cochabamba.

Por Miguel Gómez

/ 30 de junio de 2024 / 06:15

“Algún momento se sabrá la verdad histórica… Hay gente inocente…” Las frases son de Juan José Zúñiga Macías, el polémico general que lideró el asalto de la plaza Murillo del miércoles. Ayer fue remitido a la cárcel de Chonchocoro y luego a la de El Abra.

Al igual que el excomandante del Ejército, el Juzgado Quinto Anticorrupción determinó la detención preventiva por seis meses de Juan Arnez, exjefe de la Armada, y Edison Irahola, excomandante de la Brigada Mecanizada del Ejército. Los tres, imputados por los delitos de terrorismo y alzamiento armado contra la seguridad y la soberanía del Estado.

Tras la decisión judicial del viernes, la expectativa estaba centrada en el traslado a Chonchocoro de los tres militares, mientras se realizaba una nueva audiencia cautelar contra otros 14 implicados. El operativo movilizó ayer decenas de policías, una caravana de vehículos y el resguardo alrededor de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de La Paz.

Las órdenes provenían del ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, y el comandante general de la Policía Boliviana, Álvaro Álvarez, quienes pasaban revista a todo lo planificado. Hasta que a las 13.15, Zúñiga salió de las celdas policiales. Una marea de periodistas, micrófonos, cámaras… lo esperaba; Arnez e Irahola pasaron como fantasmas, sin llamar la atención, sin emitir declaraciones.

El exjefe del Ejército rompió la regla, como lo hizo el miércoles en la plaza Murillo. Sonriente, con una chamarra azul, sin miedo escénico. “Algún momento se sabrá la verdad histórica… Hay gente inocente”. Fue repartiendo frases tras sus pasos. “Con mucha fortaleza para afrontar las vicisitudes de la vida”, fue lo último que dijo cuando ingresó al motorizado que lo transportaría hasta Chonchocoro.

INSTRUCCIONES. “Hay muchas personas que están involucradas, otras han cumplido instrucciones, pero otras han sido parte de la comisión de este ilícito y toda la información se irá dando a conocer al pueblo”, afirmó Del Castillo, quien ante la consulta sobre el pedido de los abogados defensores para aplicar primero la justicia militar, no dio lugar a segundas interpretaciones. “No vivimos en época de dictaduras, si cometemos un tipo penal vamos a ser investigados por la justicia penal”.

También puede leer: Por razones de seguridad trasladan al general Zúñiga al penal de El Abra

El miércoles, Zúñiga y efectivos del Ejército irrumpieron en la plaza Murillo, en lo que el Gobierno definió como “intento fallido de golpe de Estado”, e intentaron “tomar” la Casa Grande del Pueblo. Incluso, el general se insubordinó ante el presidente Luis Arce. “Me va a hacer caso”, le preguntó el mandatario en el ingreso al Paladio de Gobierno. “No”, respondió con un dejo desafiante el militar.

Zúñiga terminó aprehendido esa noche, tras parapetarse en el Estado Mayor de la zona de Miraflores. Ante los medios, dijo que solo obedeció una orden de Arce para movilizar las tanquetas, aunque posteriormente, en una “entrevista policial” que lleva su rúbrica, admitió que se organizó un “levantamiento” para “tomar el poder y llamar a elecciones”.

Cerca de las 15.00, las camionetas policiales llegaron a Viacha, a Chonchocoro. Allí, fue revisado por el personal médico, junto a los otros excomandantes. También fueron registrados por el personal penitenciario, informó a los medios el director de Régimen Penitenciario, Juan Carlos Limpias.

Posteriormente, fueron llevados a un área de aislamiento, para precautelar su seguridad e integridad física. El Consejo Penitenciario, dirigido por el gobernador del penal, debía definir en cuál de los tres bloques permanecerían los tres militares, por seis meses.

Pero sorpresivamente, Zúñiga fue transportado más tarde al penal de El Abra, en Cochabamba, porque, según Limpias, los internos de Chonchocoro lo declararon “persona no grata” y, por su seguridad, ante la posibilidad de incidentes de violencia, se tomó la determinación de su traslado.

Un grupo de los aprehendidos.
Un grupo de los aprehendidos.

Otros cuatro implicados son enviados a prisión

Otra audiencia cautelar en el proceso por el asalto militar del miércoles a la plaza Murillo acabó ayer con la determinación judicial de la detención preventiva de cuatro sindicados en la cárcel de Chonchocoro, mientras que los otros 10 se beneficiaron con arresto domiciliario. Todos fueron imputados por los delitos de terrorismo y alzamiento armado contra la seguridad y la soberanía del Estado.

Quienes irán a prisión son el general Franz Ordóñez, exjefe del Departamento Tercero de Operaciones del Ejército; Marcelo Gutiérrez, segundo excomandante de la Policía Militar; Raúl Barbery, excomandante de la Policía Militar; y Juan Mario Paulsen, exinspector general del Ejército.

En total, hay 21 detenidos por el proceso abierto por el Ministerio Público y la Procuraduría General del Estado. El principal acusado, Juan José Zúñiga, excomandante del Ejército, fue remitido a la penitenciaría de El Abra, en Cochabamba, mientras que los excomandantes Juan Arnez, de la Armada, y Edison Irahola, de la Brigada Mecanizada del Ejército, desde ayer se encuentra en la prisión de máxima seguridad de Chonchocoro, en la localidad de Viacha, en el departamento de La Paz.

El miércoles, Zúñiga lideró a efectivos militares, armados y en tanquetas, para el asalto al epicentro político del poder. El general incluso se insubordinó al presidente Luis Arce y anunció que había la intención de una “toma” de la Casa Grande del Pueblo y el nombramiento de un nuevo gabinete de ministros.  

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Zuñiga al partir al penal de Chonchocoro: Algún momento se sabrá la verdad histórica, hay gente inocente

El viernes, el Juzgado Quinto Anticorrupción definió que Zúñiga; Juan Arnez, excomandante de la Armada, y Edison Irahola, excomandante de la Brigada Mecanizada del Ejército, sean remitidos a la penitenciaría de Viacha por seis meses.

Juan José Zúñiga, al ser trasladado al penal de Chonchocoro. Foto: APG

/ 29 de junio de 2024 / 13:37

Sonriente, con una chamarra azul, despreocupado… Así salió este sábado de las celdas policiales el general Juan José Zúñiga con destino a la cárcel de máxima seguridad de Chonchocoro, junto a otros dos excomandantes por el asalto militar a la plaza Murillo del miércoles, lo que el Gobierno llamó un “intento fallido de Golpe de Estado”.

“Con mucha fortaleza para afrontar las vicisitudes de la vida”, dijo a los medios de prensa que se apostaron en la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de La Paz; donde se llevó a cabo un gran operativo para el traslado del sindicado. Y después lanzó: «Algún momento se sabrá la verdad histórica, hay gente inocente».

Lea más: En curso la audiencia cautelar contra otros 14 aprehendidos del caso Zúñiga

El viernes, el Juzgado Quinto Anticorrupción definió que Zúñiga; Juan Arnez, excomandante de la Armada; y Edison Irahola, excomandante de la Brigada Mecanizada del Ejército, sean remitidos a la penitenciaría de Viacha por seis meses; mientras duran las investigaciones. Son acusados por terrorismo y alzamiento armado contra la seguridad y la soberanía del Estado.

Zúñiga

El miércoles, Zúñiga y efectivos del Ejército tomaron la plaza Murillo, en lo que el Gobierno definió como “intento fallido de golpe de Estado”, e intentaron “tomar” el Palacio Quemado y la Casa Grande del Pueblo. Inclusive, el general se insubordinó ante el presidente Arce. “Me va a hacer caso”, le preguntó el mandatario. “No”, le respondió, desafiante, el general.

Zúñiga quedó aprehendido esa noche, cuando estaba en el Estado Mayor de la zona de Miraflores. Ante los medios, dijo que solo obedeció una orden de Arce para movilizar las tanquetas que llegaron al epicentro político del poder, aunque posteriormente, en una “entrevista policial”, admitió que se organizó un “levantamiento” para “tomar el poder y llamar a elecciones”.

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